Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )

Chapter Capítulo 15



Capítulo 15 

Justo cuando faltaban unos centimetros para tocarlo, Maurino la empujó repentinamente, “Lucrecia, controlate, no hagas cosas que te desvaloricen

Le dire al chofer que te lleve a casa.” 

Después de eso, Maurino la dejó plantada, su chaqueta de traje descansaba sobre la cama, abrió la ventana y sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo, se lo metió en la boca y con un encendedor de metal prendio fuego. 

El desden de Maurino la hizo sentir derrotada, Lucrecia lo observaba con melancolia, “Maurino, ya he llegado hasta aqui, ¿cómo es que aún no entiendes lo que quiero decir? 

Hago todo esto porque quiero. 

Además, soy tu prometida, ¿acaso no es lo que se espera que haga?” 

El hombre dio una calada a su cigarrillo, con la mirada fija en ella, sin un ápice de deseo en sus ojos, como si incluso si la mujer se desnudara completamente frente a él no sentiría la más mínima atracción, “Lucrecia hay cosas que podemos hacer, pero no ahora, no estoy de humor para esto. 

Vistete, si no quieres irte, le pediré a la servidumbre que te prepare una habitación de huéspedes.” 

“Maurino, ¿por qué diablos no me tocas?” Lucrecia lo vio dirigirse a su estudio sin mirar atrás. 

Cuando la puerta del estudio se cerró detrás de él, ella no pudo ocultar su dolor y las lágrimas comenzaron a humedecer sus ojos. 

Violeta no tuvo una noche tranquila, hablando en sueños con expresión dolorida: “No… no te acerques…” 

“¡Ah!” La chica se sentó de golpe, su frente estaba bañada en sudor frío y su cabello pegado a sust mejillas, respirando pesadamente, mirando la oscura habitación, el sonido del viento afuera como si presagiara lluvia, la habitación estaba un poco sofocante, pero ¡todo era solo un sueño! 

Se levantó apresuradamente para cerrar la ventana, habia estado teniendo la misma pesadilla durante dias, siendo torturada por un hombre hasta la muerte, luego enterrada en un vertedero sucio y maloliente, la sensación de asfixia era insoportable. 

Con la boca seca, fue a la cocina y bebió un gran vaso de agua. 

Pronto, el ritmo frenético de su corazón comenzó a desacelerarse. 

Miró la hora, apenas eran las tres y media de la madrugada. 

Tenia clases al día siguiente, asi que volvió a la cama y se quedó dormida con la luz encendida. 

Confundida, escuchó sonar la alarma a las cinco y media de la mañana, se sintió mareada mientras se dirigia al baño para lavarse, se demoró unos quince minutos antes de salir, se puso el uniforme nuevo y con su mochila corrió a la parada de autobús, por suerte llegó justo a tiempo, casi lo pierde. 

El autobús de la mañana no estaba muy lleno, Violeta solía sentarse cerca de la puerta trasera para poder mirar el paisaje por la ventana antes de bajar. En la siguiente parada, subió un grupo de 

Oras mayores de repente y Violeta se apresuró a ceder su asiento. 

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Capitulo 15 

En solo tres paradas, el autobús se llenó de gente. 

El conductor gritó: “¡Vamos, vamos, muévanse hacia adentro!” 

Violeta, de ple cerca de la puerta de atrás, fue empujada hacia un rincón, abrazando su mochila. En una curva brusca, no logró agarrarse al pasamanos y su cuerpo fue lanzado hacia atrás, pero no cayó al suelo, sino que se estrelló contra un pecho firme y ese aroma familiar. 

¡Adrián! 

Violeta contuvo la respiración, en ese instante, su corazón latía de manera irregular y acelerada. 

El chico de un metro ochenta de altura, vestia el uniforme negro de la escuela con la insignia en el pecho y las mangas arremangadas, llevaba una mochila sobre un hombro y su mano estaba apoyada en el pasamanos vertical, con una mirada firme y resuelta observaba el paisaje fuera del autobús.


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