Chapter Capítulo 41 [+18]
ADVERTENCIAS: El contenido de este capitulo tiene categoría +18 y toca temas relacionados a la masturbación, por lo que si eres susceptible a este tipo de contenido, te recomiendo solo leer la mitad del capitulo. En caso de continuar, se ruega discreción y abstenerse de comentarios groseros, pues se recuerda que esto es simplemente una historia ficticia.
Decir que lo sucedido en Gringotts era un shock era quedarse corto. Lily, a pesar de que ya había aceptado su realidad, no podía concebir como era posible que Dumbledore le hubiera hecho eso, y tampoco podía entender como había terminado siendo heredera de Slytherin y de los Peverell, familia que según Theo se remontaba a la época medieval, sangre puras extintos por línea masculina y que eran, para muchos historiadores, los hermanos de las reliquias de la muerte.
Lily pasó una larga y tortuosa semana en cama, debido a que cuando desbloquearon su magia ancestral, sufrió de fuertes temperaturas, cuerpo cortado y algunas pesadillas. Su tía Petunia nunca había estado tan preocupada y Dudley no se despego de su cama esos días.
Theo, por otro lado, se encargo junto a Ragnok de conseguir un abogado que fuera creando un caso contra Dumbledore por todo lo sucedido para cuando fuera el momento indicado de soltarlo. También le consiguió a Lily unos buenos libros para instruirla en su nueva tarea de comportarse como la heredera que era.
Ragnok, mientras tanto, se encargaba, con permiso de Lily, de invertir la fortuna de la chica para multiplicarla cuantas veces fuera posible, obteniendo claro, un buen pago.
Ambos Slytherin habían discutido mucho sobre el si decirle o no a Sirius y Remus sobre lo que habían descubierto de Dumbledore. Theo insistía en que ella les contara, pues así Sirius Black podía ejercer su tutela como padrino y quitar a Albus Dumbledore como guardián mágico de Lily. Ella, por otra parte, no quería arriesgarse a que ambos fueran fieles ovejas de Dumbledore y le contaran lo que descubrieron.
Si bien era verdad que Sirius Black estaba furioso con Albus Dumbledore por haberlo dejado pudrirse en Azkaban, Lily no iba a arriesgarse. No sabía donde estaban las lealtades de Sirius y Remus y aunque ambos ya le agradaban mucho, aún no les tenía tanta confianza.
Así, entre muchas preocupaciones, llegó el 1 de septiembre y ambos Slytherin se despidieron de Petunia y Dudley, quienes se quedaban protegidos en su casa por runas antiguas llenas de protecciones.
—Es bueno ver que estas bien, Hermione.—dijo Lily en cuanto los tres se sentaron en un compartimiento.
—A mi también me alegra verlos, pero, por Dios, Lily, ¿Qué te ha pasado?—pregunto Hermione preocupada.
La joven pelirroja hizo una mueca. Si bien Lily se había convertido en una preciosa joven de catorce años con un cuerpo envidiable, tenía una semana que su magia ancestral había sido desbloqueada, por lo que estaba bastante más pálida de lo normal y se notaba algo débil.
Theo se encargó de poner al corriente a Hermione sobre el tema, quien expresó su incredulidad y manifestó su furia al respecto. Así mismo, Hermione les informó que tenía una teoría sobre los horrocruxes.
—Creo que son siete.—informó Hermione con seriedad.
—Jesús, María y José.—masculló Lily.
—¿Esos quienes son?—pregunto Theo.
—¿Porqué crees eso?—pregunto Lily, ignorando la pregunta de su amigo.
—Quien-Ustedes-Saben parece haberle dado un significado a todo y según sabemos fue uno de los mejores estudiantes que ha tenido Hogwarts. El 7 es el número más poderoso dentro de la magia según la Aritmancia.
—Tiene sentido.—aceptó Theo.
—Los amo, pero en serio no quiero hablar de eso ahora. Ya suficiente me duele la cabeza.—aseguró Lily y ambos asintieron.
—Bien, cambiemos de tema, —dijo Hermione— ¿Qué piensan de Malfoy y Zabini?
—Tampoco quiero ese tema.—murmuró Lily
—¿Hablas de lo sucedido en los Mundiales?—cuestionó Theo y ella asintió.— Bueno, ambas familias son oscuras, lo han sido desde hace años y, especialmente la familia Malfoy, ha servido al Señor Tenebroso desde sus inicios. Prácticamente por ellos logró levantarse tan alto. Pero, si hablamos como tal de Draco y Blaise...la verdad es que no sabría que decirte.
—¿Porqué?—Hermione y Lily lo miraron confundidas.
—Como sabrán y podrán haber notado en los mundiales, Draco tiene una magia tan poderosa como nunca antes se ha visto.—ambas asintieron con seriedad.— Eso ha hecho que incluso su padre le tema, que, en lo personal, creo que es bueno ya que Lucius es un maldito, sin embargo, Draco es...bueno...inexacto, por decirlo de alguna forma. Nunca se sabe que piensa o que pretende hacer. El único que lo conoce a la perfección es Blaise y el siempre lo apoyará en todo. Son un 2x1. Pero, por los años que llevo conociéndolo, puedo asegurar que si estuviera de parte de lo que su padre y los otros mortífagos hicieron, el mismo se hubiera burlado del tema y te habría atacado sin importar nada.
Nadie dijo nada, pero ambas analizaban las palabras de Theo. Hermione estaba preocupada, pues veía el interés de Malfoy en Lily y no quería que le hiciera daño, pero tampoco estaba segura de que fuera malo. Lily...bueno, ella no quería ni pensar en que Draco fuera malo.
El resto del viaje, Lily prefirió hablar de los Horrocruxes. Habían confirmado que el encantamiento protector gracias al sacrificio de su madre, si era tal y como Lily predijo. Dumbledore lo colocó el mismo día de la muerte de su madre. En cuanto al Horrocrux que posiblemente residía en ella, muy probablemente fue un error por parte de Voldemort.
Al cabo de un rato, los tres se cambiaron por tiempos y Hermione se despidió de ellos rápidamente, alegando que iba a hablar con Percy.
—Está tan perdida por el imbécil de Ron Weasley que se le ha olvidado que Percy Weasley se graduó el año pasado.—se burló Theo en cuanto la chica se fue.
—¿De veras tenía que gustarle ese idiota?—suspiró Lily.
Ambos chicos tomaron sus cosas e ingresaron al vagón de Slytherin, donde todos los alumnos saludaban con una reverencia a Lily. En el camino se encontró con Cassius y Daphne, que estaban platicando amenamente. Más adelante, en el centro del vagón, estaba Draco Malfoy con su corte: Blaise Zabini, Vincent Crabbe y Gregory Goyle. Como un añadido más, Pansy estaba entre Draco y Blaise, leyendo una revista.
—Hola de nuevo, mi reina.—saludó Draco, levantándose y besando el dorso de su mano.
—Reina.—Blaise se reverencio al igual que Crabbe, Goyle y Pansy.—¿Mi leona no viene contigo?
—Al parecer este año ha decidido que las comadrejas son lindas.—comentó Theo, como quien no quiere la cosa. La sonrisa de Blaise se borró, remplazándola por una expresión de seriedad.
—No vayan hablando de ello.—ordenó Lily con el ceño fruncido. Theo alzo las manos, asintiendo. Los demás solo asintieron en silencio.
—¿Mi reina, quieres sentarte?—ofreció Draco.
—No, gracias.—dijo Lily.
Continuo caminando sin esperar a Theo y cuando abrió la puerta de un compartimiento vacío, sintió como la metían dentro y cerraban la puerta bruscamente, bajando la cortina. Se giró de inmediato, viendo como Draco estaba recargado en la puerta con los brazos cruzados mirándola de arriba abajo.
—Mmm...esa falda te queda muy bien, querida.—dijo Draco viendo la corta falda escolar que llevaba.
—Malfoy, no estoy de humor.—dijo Lily, dejando sus cosas y dándole la espalda. No sabía como comportarse con el sabiendo lo que Hermione les contó.
—¿Te he comentado alguna vez que soy muy bueno en legeremancia?—cuestionó Draco
—¿Qué...?
Las palabras de Lily murieron en sus labios pues sintió como Draco derribaba sus barreras mentales con una facilidad extraordinaria. El recuerdo de su conversación de hace unos momentos con Hermione y Theo, así como unas pocas escenas de ella enferma en cama hasta llegar a un recuerdo que ella definitivamente no quería que viera.
El recuerdo de ella, en la ducha, deseando tocarse.
Aunque prefería mil veces que viera el recuerdo donde hacía el intento de masturbarse a que hubiera alcanzado a ver el recuerdo de su visita a Gringotts.
—¡Draco!—grito enfadada, sacándolo de su mente.— ¡No vuelvas a hacer eso jamás! ¡No me gusta que invadas mi privacidad!
—Y a mi no me gusta que intentes tocar lo que es mío.—replicó Draco acercándose peligrosamente.
—No se de que hablas...—susurró Lily chocando contra la ventana externa del vagón. Alzó su mirada, Draco le sacaba poco más de una cabeza.
—¿Te sientes necesitada, querida?—susurró Draco contra su oído.
Las grandes y fuertes manos de Draco la tomaron por la cintura, alzándola y recargándola contra el marco de la ventana. Las manos se deslizaron de su cintura hasta sus piernas, colándose debajo de la falda y acariciándola por encima de sus bragas.
Se olvidó de todo. Olvidó las palabras de Hermione, olvidó lo molesta que estaba porque invadió su mente y sobre todo, olvido que el chico que la tocaba era posiblemente la persona más peligrosa del tren.
Pero a Lily le importaba un carajo todo en ese momento, ella solo quería que siguiera tocándola.
Los labios de Draco se apoderaron de los suyos en un húmedo y apasionado beso. Las piernas de Lily se enroscaron en la cintura de Draco, mientras que este la sostenía con su mano izquierda por el trasero y con la derecha se internaba dentro de las bragas de la chica.
—¡Draco!—gimió Lily en cuanto el chico comenzó a acariciar su clítoris.
—...Lily...—susurró Draco enterrando el rostro en su cuello y comenzando a besarlo.
Las piernas de la chica temblaron. Con su mano derecha intentaba agarrarse de la repisa que sostenía su baúl, mientras que con la derecha acariciaba el cabello platinado del chico. Este había dejado de sujetarla del trasero para comenzar a abrir la camisa de la chica y descubrir un bonito sostén negro. Ella, mientras tanto, intentaba sostener el agarre de sus piernas en la cintura del chico mientras este la masturbaba.
—No necesitas tocarte, querida.— susurró contra su oído con la voz ronca. Ella gimió al sentir como la masturbaba y a la vez restregaba su dura erección contra ella.—Yo voy a complacerte siempre, no necesitas hacerlo.
—¡Draco!...—gimió Lily un poco más alto, al sentir como introducía un dedo en su conducto vaginal y con el pulgar continuaba acariciando su clítoris.
—No te tenses, querida, todo esta bien. —aseguró moviendo su dedo con lentitud.
La incomodidad y leve dolor que sentía Lily desaparecieron al cabo de unos segundos y pronto se encontró suspirando encantada por la sensación. Los labios de Draco recorrían su cuello hasta el nacimiento de sus senos, dejando pequeños chupetones.
—¡Oh, Merlín!—gimió de pronto al sentir como aumentaba el movimiento de su mano.
—Déjame cortejarte...—pidió Draco con la voz ronca.
—¡Sí, sí, sí!
Sintió un fuerte nudo en su vientre y todos sus músculos se tensaron, se abrazó con fuerza a Draco y soltó un fuerte gemido en cuanto el orgasmo se libero.
Durante unos segundos, ambos se quedaron quietos, sudados y agitados. Draco sujeto con ambas manos a la chica, pues sus piernas temblaban cual gelatina. Lily tenía la cabeza recargada contra el pecho de Draco.
Draco sacó su varita y con un simple movimiento limpió sus cuerpos y sus ropas. Colocó a Lily sobre el asiento y esta suspiro aliviada, abrochando lentamente su camisa e intentando alisar su revoltoso cabello sujetado por sus horquillas.
—¿Estas bien, mi reina?—pregunto Draco acunando su rostro entre sus manos. Lily lo miro sonrojada.
En ese momento, el tren se detuvo y se escucho el sonido de pasos avanzar. Lily abrió los ojos asustada.
—Puse un hechizo silenciador, nadie nos escucho.—dijo Draco, comprendiendo su miedo. Esta suspiro.—Ahora, vámonos. —Tomó el baúl de Lily.— y solo para que sepas, no sigo los ideales de un mestizo que quiere acabar con mi pelirroja, querida. No debes preocuparte.
Ella no respondió, simplemente sonrió sonrojada y se levantó aún con las piernas temblorosas, saliendo del compartimiento acompañada de Draco.
—Sujétate de mi brazo, te deje muy débil.
—Oh, cállate.
Mientras emprendían camino al castillo bajo una torrencial tormenta, sentada en el mismo carruaje que su corte y la de Draco, Lily consideró que no se había sentido así de tranquila en mucho tiempo.