Chapter Capítulo 71
Acabo de regresar a mi casa, estoy muy enfadada porque me informaron que Fernando se llevó a Aarón sin siquiera esperar a que yo llegue.
Me siento muy mal al ver que mi pequeño se encuentra en medio de nuestras discusiones. No quisiera estar en esta situación.
Tome un vaso con agua para intentar calmarme. Soy consciente de que si me enojó, me frustró o me siento triste todas las emociones afectarán al bebé.
Margarita se ve más furiosa que yo, ella siente empatía por mi debido a que también es madre.
—Sé que tienes miles de broncas, pero de verdad necesito un trabajo.
—Si ya hable con Wendy de eso y existe una vacante en la peluquería.
—¿Cuándo empiezo?.
Reí fuerte —Ella viene en la tarde y hablamos largo y tendido. En cuanto a Mateo yo lo puedo cuidar en las tardes o vemos como nos organizamos porque también quiero trabajar. Ayer, deje varios currículums, pero me miraban de mala manera las recepcionistas cuándo iba a las empresas.
—Ya sabes como son, esas perras.
Reí fuerte —En el trabajo no puedes hablar así por favor no me hagas quedar mal ni a Wendy.
—Lo intentaré, pero no prometo nada.
—Me preparas un té por favor.
—Solamente porque estoy de buen humor.
Mientras ella se dirigió a la cocina yo me acerqué a la puerta porque están tocando el timbre. Al abrir la puerta me percaté de que una señora mayor se encuentra en el lugar.
Su vestimenta formal, su maquillaje impecable y su peinado me permiten deducir que es una mujer con dinero.
—Buenos días, señora ¿Qué se le ofrece?.
Ella ríe mientras me mira de arriba a abajo despectivamente.
—No entiendo por qué causas tanto revuelo, eres bastante ordinaria. Mariana es mil veces más bella que tú.
—¿Quién es usted?.
—Soy Leticia de Valencia.
—La Abuela de Diego y Fernando ¿y que la trae por mi casa?.Ya me imagino viene a insultarme, lamentó informarle que La señora Olga y Mariana tienen reservado el día ¿Le parece una cita el viernes? —Reí irónica
—Además de cínica, altanera. Te advierto que si perjudicas a mi nieto con tus mentiras te destruiré, niña, te aplastaré.
—El único mentiroso y cobarde es su nieto y después del infierno que me hizo vivir no le temo a nada ni nadie señora. Vaya con sus amenazas a otra parte….
No logró terminar la frase porque ella estrecha su mano en mi mejilla.
Lleve mi mano a la mejilla la cual arde y contuve mis ganas de golpearla porque se trata de una mujer mayor.
—¡Así se debe tratar a las zorras como tú!.¡No obtendrás un peso de mi familia!.
—Me golpea y me insulta veo que Diego aprendió muy bien sus enseñanzas. Educó a un cobarde.
—¡No me faltes el respeto! ¡No tienes una idea con quien tratas!. —Puedo ver la furia en su mirada cuando toma su bastón con fuerza y me intenta pegar en el abdomen, pero yo soy más rápido e interpongo mi brazo en el cual lo impacta.
No permitiré que está señora me pegue en el estómago y lastime a mi bebé.
—¡Está demente! — Le grito.
—Tienes una abuela, un tío y un hijo pequeño a los cuales no duraré en destruir si sigues con esta locura.
—Aarón es hijo de su nieto, Fernando. Por supuesto se debe ser un cobarde y un golpeador para tener su cariño y él no es como Diego, por lo tanto, lo ignora.
Sé perfectamente que ella considera a Fer un hombre débil sin carácter mientras tiene a Diego en un pedestal. A pesar de que nunca había visto a la mujer en persona si he escuchado historias de ella.
—¡Quedas advertida!.
—Si se atreve a tocar a mi familia todo el mundo se enterara de que Diego Valencia es un violador y Fernando Valencia un padre irresponsable, su apellido quedará por los suelos. Eso será hermoso para su reputación. —Es todo lo que digo antes de cerrar la puerta en su cara.
Margarita se dedicó a colocar hielo en mi herida, creo que me quedará un moretón muy feo. Definitivamente, todos en esa familia están locos.
***
En este instante me encuentro llegando a la empresa de los Galván y los Valencia.
Pensarán que estoy yendo a la boca del Lobo y así es, pero no quiero demostrarles miedo a esos miserables.
Además, debo hablar con Cielo y tengo cita con el señor Edward en menos de diez minutos.
Mientras me camino entre los pasillos siento que la nostalgia me invade. A pesar de todo lo ocurrido sigo sintiendo un gran amor por esta compañía.
—¡Belinda! —Salí de mis pensamientos cuando escuche la voz de Cielo
Me acerqué a ella y la estreché entre mis brazos, seguido le di un gran beso en la mejilla.
—Te extrañé mucho, amiga y todas las veces que fui a buscarte tu abuela me dijo que no estabas.
—Ocurrieron muchas cosas, necesito hablar con María y contigo un día de estos.
—Claro, pero deberías irte porque si Mariana o la odiosa de Tamara te ven habrá muchos problemas. Esa se cree la gran cosa ahora que Fer es presidente y es su mano derecha.
—Me imaginó.
Como si la hubiéramos invocado la mujer se acercó a nosotros y ya no oculta su mirada asesina hacía mi.
—¡Tú qué haces aquí!.
—A ver tú linda cara no vine.
Ella ríe —Si vienes a rogarle a Fernando no está, pero tu amante si se encuentra. ¿Lo llamo?.
—No, gracias. Las sin dignidad son Mariana y tú, no yo.
—¡Lárgate de esta empresa, estúpida!.
—No alces la voz. —No dejo de reír al escuchar sus gritos y al percatarme de que el señor Edward se está acercando.
—¡Que es este escándalo!.
—Disculpa Edward lo que ocurre es que está mujer no puede estar acá. Pero no te preocupes porque enseguida llamaré a seguridad.
—Belinda está aquí porque yo la llame.
Estoy riendo por dentro al ver su rostro de mosquita muerta. Es muy difícil que ella muestre su verdadero rostro ante los demás.
—Lo siento no estaba informada.
—Yo no estaba enterado que debía informarte sobre mis actos, a pesar de ser el dueño de esta empresa.
—Por supuesto que no.
—¡Que sea la última vez que le gritas a Belinda!. ¡El ser la novia de mi hijo no te da derecho a tomarte atribuciones que no te corresponden!.
Ella simplemente asiente y agacha la mirada.
Él se centra en mí —Vamos a mi oficina ¿Deseas café o un té?.
—Un té estaría bien.
—Por favor encárgate Cielo
—Con mucho gusto señor.
Nos dirigimos hacia la oficina de Edward la cual ocupa en reducidas ocasiones porque él no suele encargarse de la empresa.
Me invito a sentarme y yo acepté sin dudarlo. Me senté en el sofá y él se sentó a mi lado.
Debo admitir que la manera en la cual me mira a los ojos y toma mis manos me está poniendo muy nerviosa.
Además, estoy muy desconcertada debido a su llamada, no me imagino que querrá hablar.
—Una disculpa Belinda, los empleados deben aprender a respetar.
Asentí con la cabeza—No se preocupe.
—Me preocupaste mucho durante estos meses.
—Lo sé y le pido disculpas porqué sé que había acordado en trabajar para usted, pero ocurrieron muchas cosas. Supongo que también cree que fui amante de Diego y hui con el cómo el resto de su familia.
—Te conozco a ti y lo conozco a él. Además, no suelo dejarme guiar por chismes, es otro el asunto por el cual te cite aquí.
—Lo escucho.
—Primero que nada quiero disculparme contigo en nombre mía y de toda mi familia por las humillaciones a las cuales fuiste sometida. Eso nunca debió ocurrir.
—Usted no es responsable de los actos de los demás.
—Si lo soy, Belinda. Pensé en citarte en un restaurante o un sitio bonito para charlar, pero decidí citarte en donde inició todo. En esta oficina, estás cuatro paredes.
—Disculpe pero no entiendo.
—Quiero contarte una historia por favor presta atención y no me interrumpas.
Asentí con la cabeza
—Hace más de veinticinco años terminé mi carrera en finanzas, pero aun así mi padre no estaba seguro de entregarme el manejo de las empresas que le costaron tanto trabajo.Entonces decidió ponerme a prueba me entrego una cantidad de dinero, si lo malgastaba no estaba listo y si lo multiplicaba sí.
Creo que voy entendiendo por donde va esté asunto.
—Decidí invertir con mis compañeros de la facultad Fernando y Aníbal Valencia, de esta manera comenzamos esté negocio. Ellos deseaban forjar un futuro para sus hijos quienes en ese tiempo eran unos bebés y también deseaban multiplicar la herencia de su padre quien había muerto hace poco tiempo y los había dejado repleto de deudas.
No tenía idea que el abuelo Alexei había quedado en la ruina.
—Por fortuna con mis proyectos y los de Fernando logramos salir a flote, pero desgraciadamente él murió en un accidente automovilístico.
—¿Qué ocurrió con su parte de la empresa?.
—Él se la dejo a su hijo, pero al ser un niño yo debía administrarlo.
—¿Usted?.
Él asiente con la cabeza —A mí también me pareció extraño que me dejará a mí y no a su hermano o madre como Albacea de su hijo. Cada mes le entregaba cierta cantidad a Olga y me encargué de multiplicar la herencia de Fernando, se la entregué cuando él cumplió la mayoría de edad hace unos años.
—Siempre creí él le había dejado la herencia a la señora Olga y ella era accionista.
Él niega con la cabeza —Olga si posee acciones, pero eso fue un regalo mío y solamente suman el 5%, mi hija Mariana el otro 5%, yo el 40%. El otro cincuenta está dividido 25% Fernando y 25% Aníbal o Diego que es lo mismo porque él suele representarlo.
—Por eso usted es mayoritario al menos que se unan Fernando y Aníbal.
—Exactamente, pero eso nunca ha ocurrido. Usualmente, Fernando está de acuerdo con mis proyectos.
—Supongo que al usted manejar las finanzas se acercó a la señora Olga y se enamoraron.
—Efectivamente, me sentí muy atraído por Olga, siempre fue una mujer bella y de carácter fuerte, aunque en ese momento me llamaba la atención su fragilidad y vulnerabilidad. También sentía deseos de proteger a Fernando como se lo prometí a su padre. Me decidí a casarme con ella y encargarme de ambos, sin embargo, poco tiempo después de la pedida de mano mi vida dio un giro de ochenta grados.
Presiento que está será la parte más interesante de la historia.
—A pesar de ser un hombre comprometido me enamoré de otra mujer. Intente evitarlo, pero me cautivó su belleza, su dulzura e inocencia, su forma de ser tan alegre y entusiasta, me sacaba una sonrisa hasta en el peor momento de mi vida. —Él lleva sus manos a mi cabello—Tienes todo de ella.
Negué con la cabeza entre lágrimas —¡No!
—Si yo y tu madre nos amábamos más que a nada.
—Si la amaba tanto porque se casó con la señora Olga y le destrozó la vida, nos destrozó la vida a los dos porque usted es….
—Si yo soy tu padre