Chapter Capítulo 103
El día ha transcurrido rápidamente y en este momento me encuentro en mi oficina charlando con Mariana. A pesar de que nuestra relación ha mejorado no somos amigas y mucho menos hermanas, simplemente nos soportamos.
La noto distraída y durante el día no ha dejado de tener ascos. Sinceramente, espero que no sea lo que me imagino.
—¿Estas de acuerdo con las nuevas almacenes?
Ella asiente—Me parece una excelente oportunidad y me gustaría dirigirlas yo.
—Pero serán en la sucursal de Londres.
—Lo sé y creo que un cambio de aire me sentaría muy bien.
—¿Esto es por Ariel?
—Ese no es tu asunto.Tú sabes que soy la mejor en mi trabajo y soy la persona adecuada para esa gerencia.
—Tienes razón
Fuimos interrumpidos cuando alguien golpea la puerta de mi oficina y al abrir me percaté de que se trata de Cielo. Ella trae un ramo de rosas color rosado con una tarjeta.
Mi hermosa Belinda, mi princesa sé que soy un torpe y no merezco que esos hermosos ojos color chocolate me vuelvan a mirar, pero te prometo que si me das una última oportunidad te haré la mujer más feliz del universo. Recuerda nunca decir nunca, te ama Fernando.
—Son hermosas.
—¡Deshazte de esas rosas Cielo!
—Recuerda lo que hablamos —Dice Mariana antes de irse y rodear los ojos al ver a mi amiga
—No tolero a tu hermanita.
Reí fuerte —Ni ella a ti
—No soporta que Ariel que este conmigo porque me considera inferior. Cada día lo amo más, ya no es la sombra del patán que solía ser, estoy muy feliz amiga.
—Me alegro mucho por ti. Sé cuanto amas a Ariel, pero ve con cuidado no sé si el olvido del todo a Mariana.
—Él me dice que si lo hizo y me lo demuestra. De hecho estamos a punto de mudarnos juntos, estoy superemocionada.
—Buenas noches —Fuimos interrumpidas cuando Diego entro a la oficina
—Buenas noches, Cielo me enseñaba las rosas que le compro Ariel. —Le dije mientas escondí la tarjeta en mi bolsillo
—Están bonitas —Él une sus labios a los míos en un beso efusivo y puedo observar la mirada de confusión de Cielo
Ella simplemente se aleja cerrando la puerta detrás de él
—¡Estás muy efusivo!
—¡Estoy con ganas! —Me dice mientras lleva sus manos a mi jean e intenta desabrocharlo
—¡Diego estamos en la oficina, mi amor! —alego mientras acomodó mi cinturón.
Él finalmente aceptó dejar de tocarme y recogí mis cosas para salir de la oficina. Me percaté de que Ariel y Fernando se acercan, pero no me dio tiempo para nada porque Diego unió sus labios a los míos en un beso efusivo con toda la intención de que su primo nos vea.
—¡Suéltala idiota! —Debí colocarme en medio para que él no lo golpee
—¡Fernando por favor!
—No te enteraste primo. Belinda y yo volvimos y está vez es para siempre.
—¡No puede estar hablando en serio!
—¡Así es Fernando!
—¡Ya escuchaste a mi mujer! —Ríe Diego mientras toma mi cintura
—Si te está amenazando con algo dímelo.
—Estoy con Diego porque quiero y por favor no te metas en mi vida. —Es todo lo que digo antes de alejarme.
Me dirigí con Diego rumbo hacía su carro y su chófer comenzó a conducir, me sorprendí cuando me di cuenta de que no estamos llendo rumbo hacia mi casa y tampoco la tuya.
—¿Vamos a un hotel?.
Él niega con la cabeza
—Iremos a nuestro nuevo nidito de amor —Me dice mientras toma mi cintura y deja besos en mi cuello.
—No entiendo
—Compre un departamento para nosotros. No quiero que sigas viviendo con tu tío y puedes traer al niño contigo sí quieres, pero esta noche no porque quiero acción.
—Ya entiendo, quieres que sea tu amante y mantenerme oculta de tu familia.
—Por supuesto que no, Belinda.
—Por supuesto que sí. Yo viviré en un departamento lejos de mis amigos y familia; y tú en tu casa con tu familia y vendrás a verme para quitarte las ganas.
—Solamente necesito tiempo.
Reí —Es la típica frase que le dices a la amante. Las cosas no funcionan así conmigo, yo no soy la amante de nadie.
—Tú eres mía, mi mujer, Belinda.
—Entonces trátame como tal. No soy más tu secretaria, soy hija de Edward Galván, te recuerdo.
—Está bien viviremos en mi casa ¿Estás feliz?.
—Es lo menos que puedes hacer
Él me sienta en su regazo y une sus labios a los míos en un beso efusivo el cual le correspondo con la misma intensidad.
—Compórtate como mi mujer.
—Lo haré está noche en la cama —Le susurra en el oído mientras deje varios besos en su cuello y hombro.
Me dediqué a succionar el pómulo de su oreja mientras él deslizó sus manos hacia mi trasero apretándolo.
—Creo que no estás de ánimo —La digo mientras llevo mi mano a su entrepierna
—Si tengo ganas, pero no sé que mierda me pasa.
—Seguramente estuviste con otra y se te quitaron las ganas. —Finjo tristeza mientras me reincorporó en el asiento
—Por supuesto que no, chiquita.
—No encuentro otra explicación es eso o ya no te gustó como antes.
—No sé que tenga que hacer, pero esta noche te demostraré lo mucho que te deseo.
Cuando llegamos a la casa de él me percaté de la mirada de Aníbal y la señora Leticia.
—¡Mierda Diego! ¡Qué te dije de hacer locuras! ¡Cómo te atreviste a secuestrarla!
Él ríe fuerte —Belinda no está secuestrada
—Estoy acá porque quiero, Don Aníbal.
Diego toma mi cintura —Belinda y yo estamos juntos y viviremos como lo que somos, marido y mujer.
—Estas lejos de ser la mujer que deseo para mi nieto, pero por alguna razón él te quiere y yo lo apoyo.
—Hablemos en privado Diego —Le pide su padre
—No tengo nada que hablar, papá. Belinda vivirá con nosotros y también el niño.
Negué con la cabeza —No es necesario hablaré con Fernando para que él cuide a Aarón en las noches.
Él ríe enfadado —¡Por supuesto que no! ¡Solamente quiero que hables con ese tipo lo necesario y en mi presencia! ¡El niño vivirá con nosotros y sus futuros hermanitos!. —Él lleva sus manos a mi estómago.
No quiero a Aarón cerca de Diego, pero es cierto que él me conoce a la perfección y nunca creerá que mi hijo dejo de importarme de la noche a la mañana.
No había pensado en como afectaría a Aarón mi venganza. Fui una idiota, pero ahora es muy tarde para echarme para atrás.
—¡Diego Piénsalo muy bien, tú no toleras a los niños!
—Tendré que hacerlo después de todo es el hijo de mi mujer.
—No quiero problemas con Edward ni con tu primo
—¡Qué haces acá! —Carla me lanza una mirada asesina en cuanto baja de las escaleras
Me percaté de que Megan corrió hacía mi y me abrazo de las piernas.
—¡Belly y tu bebé!
—Se fue al cielo princesa —Deje un beso en su mejilla
—Hermosa, Belly y Aarón vivirán con nosotros.
—¡Sí!
—¡Ella te denunció, Diego!
—¡Mi mujer vivirá conmigo y no está en discusión Carla! —Es todo lo que le dice