Esposa

¿El cos 

El caos 

Sablendo que tarde o temprano alguien vendría a buscar una explicación, termine pör irme de la residencia de Arthur, de cualquier forma, no tenía ningún motivo por el cual quedanme, yo tenía mi propio departamento, así que desde ahí, vi el mundo arder. 

El video había terminado en programas nacionales de chismorreo, YouTube y también noticieros serios, de esos que transmitian entre las diez y once de la noche. Por supuesto no todo el mundo le daba la importancia que a mí me hubiese gustado, algunos únicamente se burlaban de mi o incluso de Taylor, pero al final de cuentas había conseguido que la verdad sobre mi matrimonio fuese revelada. 

Nadie sabia como diablos se había filtrado aquel video, pero no era de sorprenderse que tal vez alguna amante de Arthur lo hiciera para vengarse de mí o incluso de Taylor, no tenía pruebas, pero tampoco dudas. 

Después de otra semana, finalmente comencé a recibir correos y llamadas de la oficina de mi padre. Los correos, en un principio era de su secretario personal, quien me advertía que debia acudir a ver a mi padre lo más pronto posible, aunque por supuesto ignore su “sugerencia” porque aunque fuese mi padre a él no le debia ningún explicación y si él deseaba hablar conmigo, sermonearme o incluso querer castigarme por mi osadía, primero debia al menos “fingir” ser un padre responsable y venir a verme, aunque le costara encontrarme. 

Nunca respondí ningún correo y por supuesto, ninguna llamada, pretendí seguir con mi vida normal, aunque no era del todo sencillo, puesto que todo el mundo quería 

saber si ese video 

era real y no un montaje para desprestigiarme a mí a Taylor, a mi 

padre y por supuesto Arthur. 

A mí me hubiese gustado dejar el tema por las buenas, porque a veces sentía que me 

abrumaba demasiado, era como estar en la orilla de una playa y ver como un tsunami 

se aproximaba hacia mí y, por supuesto yo no podía moverme, debia enfrentar ya fuese con valentía o con cobardía, el fuego que prácticamente y de alguna forma 

extraña yo misma había encendido. 

Y la flama de ese fuego finalmente me alcanzo cierto día en que debia inaugurar una sección de mi marca en una tienda de modas bastante reconocida, este asunto lo 

había planeado sin saber que finalmente podría hacer esa entrevista, era un evento 

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que no podía cancelar ni posponer y por supuesto en el cual, desgraciadamente, debla asistir, ya que no disponía de un asistente proplo y a estas alturas temía que cualquiera que contratara, en realidad buscara el trabajo únicamente para sacar ventaja de mí, 

Llegar, no fue para nada fácil, puesto que tuve que tomar un taxi de aplicación, ya no 

podia ocupar el chofer de Arthur, porque él tenía más o menos idea de la ubicación de mi departamento, aunque en realidad nunca le mostré cuál era el edificio, siempre se estacionaba dos calles a la vuelta, en un estacionamiento subterráneo, desde ahí no podía ver con exactitud que camino tomaba o en que edificio entraba, así que tenía la confianza de que al menos Arthur tardaría en encontrarme, eso crei. 

Al llegar al centro comercial, había muchos reporteros esperándome, seguidoras y fans de mi marca, así que llegar a mi destino fue bastante caótico, tuve que ser auxiliada por 

la seguridad del centro comercial porque yo no había necesitado seguridad personal, al menos no antes de este desastre. 

En mi camino escuché todo tipo de preguntas, algunas bastante directas sobre mi relación con Arthur Sallow y otras muy estúpidas que me causaron bastante risa, pero me limite a quedarme callada como lo había estado haciendo desde mis propias redes, de esa forma aseguraba que tendría mucha más audiencia la colaboración que la tienda había firmado conmigo. 

El evento transcurrió sin ningún incidente a pesar del número de personas que se encontraba en el lugar, llegue a pensar que la inauguración sería todo un éxito, pero al cortar el listón rojo, después de dar un pequeño discurso, una figura se hizo presente, alguien a quien no esperaba ver, al menos esa semana, después de todo, había logrado esconderme de él lo suficiente para prepararme mentalmente, pero no crei que lo haría en un lugar público. 

Había llegado a pensar que el propio Arthur querría deslindarse de mi, mentir y fingir que ni siquiera éramos conocidos e incluso convencería a mi padre para decir que yo no era su hija, pensé que esa sería seria su solución para este caos, dejarme como la estúpida mentirosa, pero en vez de eso Arthur eligió confirmar con su presencia que yo era su esposa. 

El muy insolente, hizo una entrada triunfal abriéndose paso entre los reporteros que, enseguida, posicionaron los lentes de sus cámaras sobre él. A penas podía creer lo 

El caos 

que estaba pasando frente a mi, tanto que no pude moverme los siguientes 

segundos, solo me dedique a observarlo, ver su movimientos. 

El muy sínico sabia lo que hacía, era muy bueno para actuar, ya que no tardo un segundo para aplaudir la inauguración de la sección de mi marca en aquella tienda como si en realidad estuviera celebrando conmigo aquel importante logro para mí, por supuesto yo intui que ese aplauso indicaba más bien otro tipo de mensaje, quizás lo que había logrado públicamente y no precisamente la fundación de mi marca, sino el exponer nuestro matrimonio y ciertos detalles del cómo habíamos terminado juntos. Su aplaudo era una advertencia, quizás un aviso de lo que me esperaba una vez que él consiguiera que nos quedáramos solos, cosa que para nada del mundo queria que ocurriese, pero tampoco quería armar un escándalo, eso era exponerme demasiado a la luz pública. 

Entregue las tijeras que tenía en las manos a una asistente de la tienda, podía ser que odiara a Arthur con todo mi corazón, pero no como para tener un arma en mis manos para defenderme, pero unos segundos más tarde, me arrepentí de ello, porque Arthur no se quedó entre la gente, sino que avanzo hasta mí, me dedico una sonrisa, la cual para mí fue bastante forzada, puso una mano sobre mi espalda y me dio un beso en la mejilla, gesto que los reporteros no perdieron el tiempo para fotografía y grabar, luego se acercó a mi oído y susurro: 

-¡Felicidades, has logrado mi atención, ahora atente las consecuencias! 

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