Chapter Capítulo 18
Capitulo 18
Violeta salió de la oficina, sintiendo como si hubiera esquivado una bala.
Cuando regresó al salón de clases Valentina se acercó stollosamente y le preguntó, “Te castigo la bruja?”
Ella asintio. “Nada grave, solo tuve que escribir una carta de disculpa.
Valentina asintió con la cabeza, “Bueno, menos mal. Pero olo, si te echan, ya no voy a tener una compañera de pupitre tan dulce y suavecita como tu. No tienes idea de cuántos te envidian.”
Al final de la clase de estudio, cuando sono el timbre, resultó que era su turno para limpiar y como el otro encargado había faltado por enfermedad, Violeta estaba sola limplando y borrando el pizarrón,
No había mucha tarea ese día, Asi que, subida en un banquilo con un cubo, pasaba el trapo húmedo por el pizarrón sin darse cuenta de que, en el umbral de la puerta, apareció una ligura silenciosa, con los brazos cruzados y apoyado en el marco, observando con una mirada firme a la chica que se esforzaba limpiando.
“Ahem.” Carraspeó un joven musculoso, como si fuera un rudo vaquero, llevando su mano semi cerrada a la boca.
Violeta lo miró sorprendida, “¿Qué haces aquí?”
Adrián era alto y aunque Violeta se estirara desde su banquito con el trapo en la mano, apenas lograba encontrarse con la mirada del joven.
“¿Hoy te toca a ti?” preguntó el, tomando el pano de sus manos. Se arremango mostrando su
piel bronceada y sus fuertes antebrazos dejaban ver las venas que se entrecruzaban hasta llegar a sus dedos largos y bien formados, que eran un espectáculo al lavar el trapo en el cubo.
Después de escurrir y doblar el trapo, con un simple estirar de su brazo, alcanzaba los rincones que Violeta no podia limpiar.
Ella asintió, con una mirada llena de emociones complejas, fijándose en su perfil, “Si, pensé que, ¿no estabas enojado conmigo?”
Adrián, al pasar el paño por el pizarrón, se detuvo un momento, luego terminó de limpiarlo por completo.
Incluso tomó la escoba y le ayudó a barrer toda la sala, después a trapear.
Hizo todas las tareas que correspondían a Violeta.
La luz del atardecer se filtraba por la ventana y su sombra se alargaba sobre el suelo; Violeta seguía su figura con la mirada. Verlo otra vez, realmente parecía un sueño.
En su vida anterior, aunque Adrián fuera el presidente de una empresa de internet, siempre cocinaba para ella, sin importar cuán exigente fuera, nunca se impacientaba y siempre le daba lo mejor del mundo.
Maurino le regalaba joyas a Lucrecia, pero Adrián nunca dejaba de lado a Violeta, siempre asegurándose de que sus regalos fueran aún más valiosos.
No entendía por qué había dejado a un chico tan maravilloso para ir tras un hombre que ni siquiera la amaba.
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Capitulo 18
“Oye, Adrián,” dijo Violeta bajando del banco, cuando de repente vio a la maestra acercarse. Sin pensarlo dos veces, tiró del chico y lo escondió detrás de la puerta. “Shhh, no hagas ruido, ahi viene la profe.”
Inés miró hacia el salón, “¿Hoy estás de guardia tú sola?”
Violeta, parada en la entrada, asintió, “Si, profesora.
Inés la observó con una expresión extraña pero no dijo nada más. Luego señaló hacia el exterior, “No olvides trapear afuera también y recuerda la carta de disculpa de ochocientas palabras.”
Violeta respondió, “Si, profesora Inés.”
Una vez que la maestra se habia ido, finalmente pudo respirar aliviada.
Adrián preguntó: “¿Qué carta de disculpa?”