Chapter Capítulo 10
Capítulo 10
Maurino llegó a eso de las siete de la noche.
Los platillos ya estaban siendo servidos uno tras otro.
Al oir los pasos fuera del restaurante, Violeta sintió un nerviosismo inesperado y apretó el dobladillo de su ropa con fuerza.
Al instante siguiente, la puerta del lugar se abrió.
Al encontrarse con la mirada profunda y aguda de Maurino, Violeta desvió la vista, sin entender bien su propio temor.
Lucrecia se adelantó hasta la entrada y tomó del brazo a Maurino, “¿Por qué llegas tan tarde? Violeta y yo te hemos estado esperando una eternidad.”
El aire acondicionado estaba encendido en el salón y Lucrecia, como una esposa ejemplar, le quitó el abrigo y lo colgó en el perchero cercano. La interacción entre ellos era la de una pareja amorosa con muchos años de convivencia.
Maurino llevaba una camisa negra con los dos primeros botones desabrochados, debajo de la cual se perfilaba un cuerpo musculoso y vigoroso. Su figura era envidiable: parecia delgado con ropa, pero tenia músculos definidos sin ella y cualquier prenda le quedaba perfecta, como si fuera un modelo de pasarela capaz de eclipsar a cualquier modelo internacional. Y ese rostro, no había mujer que no se sintiera atraida por él, además era el presidente del Grupo Paz.
Lucrecia se sentó en el centro y le pasó a Maurino un par de cubiertos, “Invité a Violeta sin consultarte. ¿no te molesta, verdad?”
La voz grave de Maurino resonó, “No. ¿Cómo te fue en el médico hoy?”
Lucrecia sonrió y respondió. “No te preocupes, el médico dijo que todo está bien. Estoy planeando prepararnos para tener un hijo, así que tú también tienes que acompañarme en esto, por eso no te voy a servir vino.”
Prepararse para tener un hijo.
De repente, Violeta derramo su bebida y se levantó rápidamente.
Lucrecia sacó rápidamente unas servilletas y comenzó a limpiar la ropa de Violeta, “Ay, mi cielo. ¿cómo pudiste ser tan descuidada? Ven, te llevare al baño para que te laves.”
Ella se apresuró a decir, “No, no hay necesidad, estoy bien, de todas maneras tengo que avar el uniforme mañana.”
Lucrecia mostró preocupación. “Si no te sientes cómoda, dilo. Tengo un conjunto de ropa de repuesto
en el coche.”
Violeta negó con la cabeza, “No te preocupes cuñada, no quiero molestar.”
Violeta evitó la ardiente y severa mirada de Maurino.
Cuando volvió a sentarse, continuó comiendo en silencio lo que Lucrecia le servia, “Come un poco más, si sobra, podemos llevarlo para la cena.”
Fue entonces cuando Maurino intervino, ¿Tienes suficiente para tus gastos?”
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Capitulo 10
Violeta bajó la vista y asintió, “Si, tengo suficiente.”
Tras decirlo, vio a Maurino sacar una cartera negra de su bolsillo y de ella extrajo una tarjeta, “Usa esta tarjeta para lo que quieras comprar y no comas restos de comida, sabes que tu estómago es delicado.”
Ella recordó que él no decía, que en el orfanato a menudo no alcanzaba a conseguir comida y tenía que pasar hambre, lo que le había causado problemas estomacales.
No podia comer cosas muy frías y si comía sobras del día anterior, su estómago le dolia. Una vez había comido una empanada que había quedado en la nevera desde la noche anterior. Durante la noche, sufrió vómitos y diarrea, su estómago sangró.
Fue Maurino quien la llevó de urgencia al hospital y cuidó de ella toda la noche.
Violeta rápidamente rechazó la oferta, “Hermano, todavía no he gastado el dinero que me diste antes, no puedo aceptar más.”
Lucrecia escondió su expresión y tomó la tarjeta, sonriendo de manera encantadora, la puso en manos de Violeta, “Si Maurino quiere que la tengas, acéptala. Es un pequeño gesto de su parte siendo tu hermano. Ahora él tiene dinero de sobra, no hay necesidad de que ahorres por él. Si necesitas más, también puedes pedirme a mi.”
Lucrecia guardó la tarjeta en la mochila de Violeta, quien no tuvo más remedio que aceptar, sintiendo como si aquello fuera una limosna..
“Por cierto, en unos meses, tu hermano y yo nos vamos a comprometer, aqui está la invitación. Tienes que venir, Violeta.”