Chapter CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 28
A EJECUTAR SU PROPIO PLAN.
-Me hubiese gustado tener una cámara grabadora, ese rostro de tonta, va a quedar en mi mente para siempre … -Adilá alzó la ceja, y miró el triunfo de Yassira.
-Me alegra verte feliz, suegrita, pero mi pregunta es, ¿el rey realmente se fijará en usted cuando Rania desaparezca de nuestras vidas? O ¿encontrará a una cuarta esposa?
Yassira se giró de golpe hacia ella, y afiló su voz.
-Él sabe que no hay forma. Me coronará como su reina… Samir sucederá el trono. ¿Por qué no estás feliz?
Adilá soltó un suspiro.
-Porque sé que el rey Hakim es muy joven para sucederlo, por lo que veo, no tiene intención de hacerse a un
lado.
-Lo hará en algún momento, pero antes, seré la reina por un tiempo… -Yassira se giró hacia el espejo y sonrió-. Él entenderá que no hay otra que lo represente mejor…
Y Adilá volvió su mirada a los pasillos.
-¿Sabes dónde a donde fue Samir? -Yassira volvió a preguntar y Adilá negó.
-No… tiene unos meses en el mismo asunto, y estoy al borde de la locura. Aquí está Sahar en el palacio, así
que no entiendo cuáles son sus intereses por el momento.
-Y tú que no le das un heredero haciéndolo más débil…
Adilá se calentó.
Había mejorado mucho con otras mujeres que Samir consiguió para ella, pero no daba resultado
embarazarse, y no iba a permitir, que Samir se uniera a Sahar para que ella le tomara la delantera. 1
-No es mi culpa…
-¿Entonces de quién?
Adilá frunció el ceño, molesta por la acusación implícita en las palabras de Yassira. Se acercó a ella.
manteniendo la compostura a pesar de la creciente tensión en el aire.
-No culpes a los demás por tus problemas, Yassira. No es asunto tuyo ni de nadie más. Además, Sahar y Samir no son la solución a mis asuntos personales por ahora -Adilá cruzó los brazos, desafiante.
Yassira la observó con una sonrisa maliciosa, disfrutando de la incomodidad de su nuera.
-Puede que no lo veas así, pero los asuntos personales de cada uno están intrínsecamente ligados al futuro del reino. Si Samir no puede proporcionar un heredero, eso lo debilita frente al rey. Y eso, mi querida Adilá, te convierte en un eslabón débil en este juego de poder.
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Adilá apretó los dientes con frustración, pero no cedió ante la provocación.
-Mis asuntos con Samir son nuestros asuntos. Y, por cierto, no creo que el rey Hakim se deje llevar tan fácilmente por “tus encantos” ¿0 es que no te has dado cuenta querida suegra? Hay algo en Rania que él valora, algo que tú nunca entenderás… ¿O no viste su postura cuando se la llevaban? Yo que tú no cantaría victoria tan rápido, y aunque tengas mi apoyo de manera absoluta, estaría muy nerviosa por lo que está
sucediendo.
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La respuesta de Adilá golpeó a Yassira con fuerza, pero en lugar de mostrarse afectada, esbozó una risa
burlona.
-Vamos, Adilá, Rania es solo una sombra que quedará en el pasado. Pronto desaparecerá, y Hakim se dará cuenta de que yo soy la elección lógica para ser su reina y, sobre todo, la mujer que él necesita para
gobernar.
Antes de que Adilá pudiera replicar, la puerta se abrió de golpe, revelando la figura de Samir. Tenía una expresión sombría, que incluso hizo que Yassira se pusiera alerta.
-¿Estás bien? -Él asintió.
-Estaba buscando a…
-¿A quién? -Adilá se adelantó.
-A ti–Yassira achicó los ojos.
-Pareces agitado…-él negó rápidamente.
-Quiero descansar, toda esta situación, me tiene cansado, y estos guardias no paran de ir aquí y allá.
-Bueno–Yassira agregó. Pronto tendremos un juicio, y una mosca que nos fastidiaba, desaparecerá de
nuestras vidas.
Samir miró a Yassira.
-Espero madre, que no estés metida en este asunto.
Yassira levantó la ceja.
-¿No te pondrás en mi contra si este es el caso? -Samir achicó la mirada-. Bueno, hablen en privado, yo tengo una conversación importante con tu padre… el pobre debe estar devastado.
Yassira le envió una mirada de advertencia a su nuera, y Adilá tomó el aire cuando la puerta se cerró.
-Adilá ella levantó el mentón-. Por favor, dime que mi madre no tiene las manos metidas en esto.
-No sé de lo que me hablas…
-Adila–Samir la sacudió-, Dime la verdad…
Adilá sintió que la sangre se le iba a la cabeza y se soltó de Samir.
-Estoy harta de esta escena… ¿Qué importa si incluso condenan a esa mujer? ¿Te importa?
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Samir se puso rojo, y peinó su cabello nervioso. Y Adilá lo sabía, desde que Rania había aparecido en sus vidas, las cosas habían cambiado. Ella había notado las miradas de Samir hacia esa mujer, y es por ese hecho que se había confabulado con su suegra en todas las trampas.
-¿Qué dices? ¿Por qué me importaría…?
-Samir, he visto como miras a esa mujer… he visto como a veces susurras con su madre… ¿Crees que soy tonta? ¡Yo no soy Zahida, m*****a sea! -Samir acortó la distancia y tapó la boca de su mujer.
-¿Has perdido la cabeza? Esto es un caos… mi padre tiene militarizado su palacio y vienes a arrojar esto. ¡ No eres nada inteligente, Adilá!
-¿Ahora no soy inteligente…? -A Adilá le temblaba la mandíbula-. Tú estás raro Samir… desde hace muchos meses, tú estás tramando algo que no sé y no has querido decirme…
Samir hizo cara de fastidio y Adilá lo siguió tomándole de la camisa.
-Es porque no he podido darte un heredero… ¿Dime? -ella estaba perdiendo la compostura-. ¡¿Me desecharás como desechaste a Zahida?! No me retes, porque tu padre también puede hacer dos juicios…
Samir la empujó, y sin pensarlo, le dio una bofetada que dio paso a un silencio perturbador, mientras las lágrimas de Adilá se escurrieron por sus mejillas. 1
Samir retrocedió dos pasos, mientras su pecho subía y bajaba.
-Adilá ella lo miró incrédula e impactada, dio unos pasos hacia atrás, negando, y luego salió de la habitación, dejando a Samir con la respiración entre cortada.
Samir se desajustó la corbata, y luego buscó su teléfono en su chaqueta para hacer una llamada.
Solo dos tonos resonaron en su conciencia, y luego lo dijo:
-Pronto quiero que sea pronto…
-¿Está seguro, señor?
Samir asintió.
-Sí, estén preparados. Yo enviaré una señal cuando sea el momento…