Chapter Capítulo 7
—Tu padre estaría orgulloso, fue un excelente jugador de Quidditch. Incluso hay una placa con su nombre en el salón de trofeos, gano la copa de Quidditch todos los años que estuvo en el equipo e incluso fue capitán.—comentó Hermione, esa misma tarde cuando fueron a la biblioteca, no sin antes agradecerle encarecidamente por haber recuperado su collar.
—Buscadora, eh—dijo Theodore frente a ambas.— Serás la jugadora más joven en un siglo. Andas rompiendo récords, Lily.
—Por un momento creí que me expulsarían.—admitió Lily.
—Si te hubiera visto McGonagall quizá te ganabas un buen castigo, pero Snape jamás le hará nada a uno de nosotros.—aseguró Theo.
—Eso es injusto.—se quejó Hermione.
—Somos Slytherin, no Hufflepuff.—replicaron Lily y Theo.
—Chistosos.—dijo Hermione y cerro su libro.— Lo siento pero debo irme, quiero preguntarle algo a Percy respecto a Encantamientos.
—¿No quieres que te ayude?—ofreció Lily.
—No, tu ya estas bastante saturada ayudando a Theo.—dijo Hermione.— pero igual gracias. Me encargare de hacerte un buen horario que contenga tus entrenamientos, clases y horarios de estudio.
—Eres la mejor, Hermione.—sonrió Lily.
Hermione se despidió de ambos y desapareció por la puerta. En cuanto se fue, Lily volvió a su actitud indiferente. Con Hermione sonreía mucho, pero no tanto con el resto de las personas. Antes de seguir con su lectura, miro a su alrededor, observando la mirada desdeñosa de los otros estudiantes en la biblioteca.
Desde su entrada a Hogwarts, dos días después bastaron para que descubriera que era muy difícil ser una Slytherin. No solo por el como las trataban sus compañeras en aquel entonces, sino también por los ataques de las demás casas.
En un principio se había enojado ante las reglas de su casa, pero después comprendió la situación. Los chicos no dejaban a las chicas solas en ningún lado, especialmente a la biblioteca y más si era de noche. No importaba si eras alumno de primero y segundo o una chica, solo por ser Slytherin ya era motivo para ser despreciado, por esa misma razón es que los varones no permitían a las mujeres y niños salir solos.
Incluso cuando Lily iba a la biblioteca con Theo o salía a solas con Hermione, siempre había algún Slytherin de cuarto o quinto rondando cerca de ella y no se iba hasta que ella lo hiciera.
Pese a toda la prejuiciosa situación, ser Slytherin también tenía sus ventajas. Toda la casa era muy unida y se protegían entre sí, y ahora que Lily ya no tenía problemas con nadie, su vida estudiantil era más tranquila. Los chicos siempre ayudaban a las chicas a cargar sus cosas y también a los más pequeños.
La situación podía parecer un tanto machista y anticuada, pero para Lily era bastante caballerosa. Si bien sabía que muchas de sus compañeras podían defenderse perfectamente bien solas, era agradable saber que aún así habría alguien que las apoyara.
—Buen día, Potter, Nott.—saludó una voz sentándose frente a ellos.
Theo y Lily, quienes habían estado enfrascados en sus lecturas y pensamientos, levantaron la vista de sus respectivos libros y observaron frente a ellos a Draco Malfoy y Blaise Zabini.
—Malfoy, Zabini.—saludó Theo con un asentimiento de cabeza.
—Hola, Theito.—saludó Blaise.
Ni Lily ni Malfoy dijeron nada. Ambos se analizaban fijamente. Para Lily, era muy extraño que ese niño que siempre la había ignorado, ahora estuviera sentado frente a ella.
—Aun no nos hemos presentado, mi nombre es Draco. Draco Malfoy.—extendió su mano.
—Lily Potter.—dijo ella, extendiendo la suya.
No pudo evitar estremecerse cuando Malfoy, en lugar de estrechar su mano, la tomó y besó el dorso de su mano. Sabía perfectamente que esa era una regla de etiqueta común entre los Sangre Puras, pero como nunca le habían besado la mano, no pudo evitar tensarse y sonrojarse ligeramente.
Malfoy, quien notó su pequeño sonrojo, sonrió de lado pero no dijo nada. En cambio soltó su mano y miro a ambos con una sonrisa.
—Llámame Draco. ¿Puedo llamarte Lily?
—Seguro...
—A mi también puedes decirme por mi nombre, Reina.—Blaise guiño un ojo.
—Hoy a la media noche he retado a Weasley a un duelo de magos . Al pareces Longbottom será su segundo.—informó Malfoy.
—¿Duelo? ¿No están prohibidos?—pregunto Lily, sorprendida.
—Oh, claro que lo están.—río Zabini. Lily miró a Theodore, quien analizaba la situación.
—Es una trampa.—dijo Theo finalmente.—¿No es así?
—Digamos que a Crabbe y Goyle causalmente se les paso comentar cerca de Filch que habían escuchado a Weasley y Longbottom hablar sobre un duelo a media noche en el salón de trofeos—explicó Malfoy con burla y Theo hizo una sonrisa de medio lado.
—Intuyo que mi pregunta es algo estúpida, pero ¿Por qué molestarse en meterlos en problemas?— cuestionó Lily.
—Es bastante simple, se metieron con nuestra reina, entonces nos meteremos con ellos.—explicó Blaise.
—Los Slytherin no dejamos ir así como así un insulto hacia los nuestros, Lily.—dijo Draco.
— Es mejor que aprendas eso. —añadió Blaise.
—Ahora, —Draco se levantó— Blaise y yo nos retiramos. Por cierto, felicidades por tu nuevo puesto de buscadora, Marcus se lo contó a todo Slytherin, espero ver pronto tu partido.
Sin decir una palabra más, Draco y Blaise salieron de la biblioteca a paso tranquilo y cuando estuvieron lo suficientemente alejados y solos, Blaise pregunto:
—¿Qué te pareció? ¿Debemos deshacernos de ella? Aún no me creo que Theo decidiera salirse de tu corte para estar con ella.
—Lily Potter no representa un riesgo mortal.—respondió Draco con tranquilidad.— Esperaba una chica igual de arrogante que yo, pero es bastante tranquila. No tiene las mejores amistades, —hizo una mueca al recordar a la Gryffindor.— pero no esta mal. Más aparte...
—¿Más aparte?—Blaise lo miro curioso.
—Es linda.
—Y mucho.—río Blaise. Draco se detuvo y lo miro seriamente.
—Linda solo para mí.
Por otra parte, en la biblioteca, Theo y Lily se quedaron unos segundos callados y después de miraron el uno al otro.
—¿Porqué crees que se acerco?—pregunto Lily.
—Probablemente para remarcar su posición.—respondió Theo.— Intuyo que quizá incluso su primer intención era venir para dejarte claro que el era superior, pero creo que le agradaste y simplemente te acepto.
—¿Así de simple?
—Malfoy puede ser tan simple como el agua o tan complicado como una mujer embarazada dependiendo su humor.—respondió encogiéndose de hombros.
A la mañana siguiente, después de una mañana llena de clases y de comer un poco en el Gran Comedor, Lily recibió un largo y pesado paquete blanco que era sostenido por cuatro lechuzas. Este tenía una nota del profesor Snape, donde le informaba que Marcus le daría practica a las siete y que no abriera la caja frente a todos.
Al terminar de comer y de guardar la caja, una ansiosa Hermione se acercó a Lily y Theo y los llevo hasta un pasillo vacío, donde comenzó a explicarles un gran descubrimiento que había hecho anoche.
Al parecer, Hermione había escuchado a Weasley y Longbottom hablar acerca del duelo de magos que tendrían con Malfoy, por lo que aunque ella les advirtió que no fueran a la media noche porque podrían descontarles puntos, sin embargo, estos hicieron caso omiso a las advertencias de Hermione y fueron, así que ella también salió tras ellos para evitar que se metieran en problemas.
Malfoy les tendió una trampa con Filch, lograron escapar por poco y terminaron dentro del pasillo prohibido, donde entraron a un aula que tenía un gigantesco perro de tres cabezas.
—Debajo de sus patas había una trampilla, parecía estar protegiendo algo.—explicó Hermione.
—Ok, primero, debes dejar de mandar sobre vidas ajenas, Hermione.—dijo Lily con seriedad.— se que te preocupa la puntuación de tu casa, pero no vas a ir metiéndote en problemas cada que un idiota intente hacer una tontería. Segundo...probablemente esta protegiendo el paquete misterioso que recogió Hagrid de Gringotts cuando me llevo al Callejón Diagon.
—¿El que me contaste?—pregunto Theo, recordando cuando le hablo de la nota del periódico sobre la bóveda asaltada.
—Sip.—asintió Lily.— Cuando le comente a Hagrid de la nota se veía bastante nervioso, no quería hablar del tema y yo no insistí. Debe ser algo muy valioso o peligroso.
—O ambos.—dijo Theo.
—Pero, ¿No les da curiosidad saber que tiene el paquete?—pregunto Hermione.
—No.—respondieron ambos.
—No es nuestro problema, Hermione.—dijo Lily con suavidad.— y será mejor que no vuelvas ahí, puedes hacerte daño.
—No te preocupes, no pretendía volver. Podríamos haber muerto, o peor, expulsado.—manifestó Hermione molesta.
—Debes replantear tus prioridades.—dijo Theo y ambas rieron.
En ese momento, la caja que Lily sostenía entre sus brazos le fue arrebatada y al girarse los tres, vieron a Weasley revisándola, acompañado de un nervioso Longbottom.
—Es una escoba.—dijo, devolviéndosela bruscamente, celoso y rencoroso.— Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso de tener una y menos una como esta.
—¿Qué sabes tú de escobas, Weasley, si no puedes comprar ni la mitad del palo?—replicó Malfoy, apareciendo junto a Blaise y detrás de ellos Crabbe y Goyle.— Supongo que tú y tus hermanos tienen que ir reuniendo la escoba ramita a ramita.
Antes de que Weasley pudiera contestarle, el profesor Flitwick apareció detrás de él.
—No se estarán peleando, ¿verdad, chicos?—pregunto con voz chillona.
—A Potter le han enviado una escoba, profesor.—dijo rápidamente Weasley.
—Sí, sí, está muy bien.—dijo el profesor Flitwick mirando radiante a Lily. Él, al igual que todos los profesores en Hogwarts, adoraban a Lily.— El profesor Snape y el profesor Dumbledore nos hablaron de las circunstancias especiales, Potter. ¿Y qué modelo es?
—Una Nimbus 2.000, señor.—respondió Lily con una sonrisa.— Y realmente es gracias a Weasley que la tengo.
Ante sus palabras, Weasley enrojeció de furia y se fue de ahí a grandes zancadas seguido de Longbottom. El profesor Flitwick la felicito y se fue a su siguiente clase.
—¿Acaso Weasley no sabe vivir sin intentar meterse contigo?—cuestionó Blaise en voz alta.
—Quizá es momento de darle un buen escarmiento, el de ustedes no funciono.—dijo Theo con el ceño fruncido.
—Los dos guarden silencio. No estamos solos.—ordenó Draco, quien miraba a Hermione, la cual se pego más a Lily ante su fría mirada.— Que curiosas amistades haces, Lily. Si mal no tengo entendido, Snape pidió que nadie supiera tu posición como buscadora, al menos nadie fuera de Slytherin.
—Sera mejor que me vaya.—murmuró Hermione y le sonrió a Lily, quien estaba tensa.—Hasta mañana, Lily.
—Te veo mañana, Hermione.—dijo Lily correspondiendo a su sonrisa con una más pequeña.
En cuanto la Gryffindor se fue a paso apresurado, todos quedaron en un silencio algo incomodo hasta que Blaise volvió a hablar.
—¿Porqué es gracias a Weasley que tienes la escoba?—pregunto confundido.
—Bueno, si el no hubiera robado el collar de Hermione, yo no estaría en el equipo.—respondió encogiéndose de hombros.
—Ese es un buen punto.—admitió Theo.
El tema de Hermione no se volvió a tocar, pero Theo le advirtió a Lily que Malfoy no estaba muy contento con que fuera amiga de una nacida de muggles, aunque, en la opinión de ambos, mientras no hubiera una dificultad mayor, no debería representar un problema.
Y aunque fuera un problema, Lily no estaba dispuesta a separarse de su mejor amiga solo por simples prejuicios.
Aquel día fue con Marcus al campo de Quidditch, donde el le explicó las funciones de una Quaffle, una bludger y la más importante, la snitch dorada de la cual ella sería la encargada de atrapar. Estuvieron un rato hablando de como se compone el equipo, algunas estrategias y Marcus le pidió que volara un poco.
—Bonito, muy bonito.—dijo con los ojos brillantes.— Tienes un talento natural. Resultarás una gran jugadora de Quidditch.
Le advirtió, antes de irse a la cama, que debía tener cuidado con los gemelos Weasley, quienes eran los golpeadores del equipo de Gryffindor. Al parecer eran realmente buenos y bastante fuertes al momento de batear las bludgers. Si Lily no tenía cuidado, terminaría muy mal herida.
—¿Alguien ha muerto en un partido?—pregunto cuando iban hacia la sala común.
—Mm...no en unos años, creo.—respondió Marcus tranquilamente.
—Que gran consuelo.—murmuró Lily.
En su habitación, sus compañeras la saludaron cortésmente y con algo de temor. Lily las ignoró y fue a su escritorio a escribir una carta para su tía, donde le contaba como iba en sus clases, su amistad con Hermione y Theodore y su reciente incorporación al equipo de Quidditch.
Para cuando se acostó a dormir, pensó en Hermione y su comentario respecto a su padre. ¿Realmente había sido tan bueno en Quidditch? Al parecer estaba heredando algo de él.
Soñando con seguir volando y riendo con Theo y Hermione, Lily sucumbió a los brazos de Morfeo, deseando que el resto del curso fuera tranquilo.