Chapter Capítulo 50 [+18]
ADVERTENCIAS: El contenido de este capitulo tiene categoría +18 y toca temas relacionados a los celos, la masturbación, felación y sexo en menores de edad por lo que si eres susceptible a este tipo de contenido, te recomiendo solo leer la mitad del capitulo. En caso de continuar, se ruega discreción y abstenerse de comentarios groseros, pues se recuerda que esto es simplemente una historia ficticia.
Lily salió de la sala común seguida de Pansy y Daphne. Habían acordado con los chicos que los verían en el vestíbulo. Cuando llegaron ahí notaron que el vestíbulo estaba abarrotado de estudiantes que se arremolinaban en espera de que dieran las ocho en punto. Justo cuando estaban por hacer su entrada, se abrieron las puertas principales y todos se volvieron para ver entrar a los alumnos de Durmstrang con el profesor Karkarov.
Krum iba al frente, acompañado de Hermione, quien lucía preciosa con aquel hermoso vestido azul de volantes y con su cabello recogido y con ondas suaves. Todo mundo murmuro al ver a Hermione, pero esta estaba tan radiante de alegría que no le importo.
—¡Los campeones por aquí, por favor!—llamó McGonagall.— ¿Dónde esta la señorita Potter?
—Aquí, profesora.—dijo Lily, apareciendo junto a Daphne y Pansy.
Todos los alumnos volvieron a murmurar, la ya conocida belleza de Lily en ese momento era algo sorprendente. Incluso Fleur Delacour, que estaba enganchada al brazo de Roger Davis, la miro asombrada.
Lily bajo los escalones con cuidado y Draco rápidamente le ofreció su brazo, el cual ella acepto ligeramente sonrojada.
—Hermosa, mi reina.—dijo Draco a su oído y ella sonrió.
—Draco con traje de gala negro y Lily de blanco, sí, un par de novios.—se burló Pansy mientras Daphne se iba con su pareja. —Los veo luego, parejita.
Guiñándoles un ojo, Pansy se fue. Lily sonrió nerviosa y afianzo su agarre en Draco,. Cuando todos se hubieron acomodado en el Gran Comedor, la profesora McGonagall les dijo que entraran detrás de ella, una pareja tras otra. Así lo hicieron.
Al entrar, les aplaudieron mientras cruzaban la entrada y se dirigían a una amplia mesa redonda situada en el extremo del salón, donde estaban sentados todos los miembros del tribunal. El Gran Comedor estaba exquisitamente decorado y en lugar de las cuatro mesas, había un centenar de mesas más pequeñas para doce personas.
Conforme se acercaban a su mesa, Lily contemplo a Ron Weasley, que observaba a Hermione con los ojos entrecerrados, a lado suyo estaba Padma Patil que parecía de mal humor. Al llegar a la mesa principal, Karkarov miro con la misma expresión que Weasley a Viktor por llegar con Hermione, mientras que Dumbledore, Ludo y Madame Maxime sonrieron alegremente. En lugar del señor Crouch estaba Percy Weasley, quien retiró un poco la silla vacía que había a su lado, mirando a Hermione. Esta entendió la indirecta y se sentó junto a el. Draco y Lily se sentaron la pareja de Hermione y la de Fleur Delacour.
Mientras Hermione conversaba con Percy, todos los demás comenzaron a pedir sus respectivos platos diciendo en voz alta el platillo que deseaban y que estuviera disponible en el menú. Cuando la cena acabo, Dumbledore se levantó y pidió a los alumnos que hicieran lo mismo, entonces, con un movimiento de varita las mesas se retiraron y hizo aparecer un tablado, sobre el que había una batería, varias guitarras, un laúd, un violonchelo y algunas gaitas. Las Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos.
Antes de darse cuenta, Lily ya estaba en el centro de la pista bailando una canción lenta en brazos de Draco, quien la guiaba perfectamente. Bailaban entre las demás parejas, todos encantados con sus respectivos acompañantes. Entonces, de pronto, el agarre de Draco en su cintura se intensifico y Lily vio sus ojos grises oscurecerse, algo que solo pasaba cuando estaba molesto.
No la veía a ella, por lo que siguiendo su mirada, Lily se encontró con que Ron Weasley, desde una mesa sentado junto a su enfadada pareja, veía con enorme lascivia el escote de la espalda de Lily.
Una mueca de asco afloro de los labios de Lily miro a Draco, quien parecía querer matarlo. Sintió como la magia de Draco comenzaba a aflorar y Blaise, que bailaba con su pareja junto a ellos, lo miro preocupado, sabiendo que nada bueno pasaba cuando Draco se enojaba.
—Draco...calma, por favor.—pidió Lily pegándose más a el.—No vale la pena.
Draco no dijo nada, frunció más el ceño y simplemente controlo su magia mientras continuaban bailando. El resto de la velada continuo en tranquilidad y en algún punto Draco se calmo. Intercambiaron pareja con Blaise, quien hizo bailar un tango muy exagerado a Lily y todos rieron. Theo se unió al baile al igual que Pansy, Daphne, Cassius y sus parejas.
La fiesta estaba siendo maravillosa. A la media noche, Draco y Lily, cansados de tanto bailar se dirigieron a una de las mesas y se sentaron. Lily suspiro pesadamente y movió un poco sus pies, cansada de los tacones, pero ni loca se los quitaría. Era una Slytherin decente y se comportaría como tal.
—¿Quieres una bebida, mi reina?—pregunto Draco.
—Oh, sí, me encantaría algo de ponche. Por favor, Draco.—rogó Lily cansada. Draco sonrió divertido y besó su frente.
—Iré por nuestras bebidas y luego podemos irnos.
—Pero aún es temprano.—replicó Lily.
—Yo nunca dije que el irnos significara dejar la diversión.—Draco le guiñó un ojo con una sonrisa de lado y Lily se sonrojo.
—Mejor ve por mi bebida.
—A sus ordenes, mi reina.
En cuanto Draco se fue, en dirección a las bebidas que estaban al otro extremo del Gran Comedor, Lily balanceo un poco sus pies intentando descansarlos un poco de los tacones, sobresaltándose cuando la silla a su lado fue ocupada. Giro el rostro y su rostro se endureció al ver que se trataba de Ron Weasley, quien la veía con expresión de enfado.
—¿Qué necesitas, Weasley?—cuestionó Lily con toda la indiferencia posible.
—¡Estas confraternizando con el enemigo!—exclamó Weasley furioso.
—¿De qué estas hablando?—lo miro incrédula.
—¡Has venido al baile con Malfoy en lugar de conmigo!
—Para empezar, tu ni siquiera esperaste a que yo te respondiera.—lo miro fríamente.
—¿Me habrías aceptado?—sonrió ilusionado.
—No.
Weasley se levantó furioso, tumbando la silla en el proceso, pero debido a lo alto de la música, nadie lo notó. Tomó fuertemente del brazo a Lily y la hizo parase junto a el, pegándola a su cuerpo.
Antes de que siquiera pudiera decir o hacer algo, Weasley cayo de rodillas al suelo sujetándose la garganta. Tras el apareció Draco con expresión fría pero con los ojos brillando de furia. Blaise, Crabbe y Goyle pronto rodearon a Weasley para que nadie notara la situación y Lily corrió hacia Draco.
—Basta, Draco. Vas a matarlo.—dijo Lily en un susurro.
—Es lo que se merece esa maldita comadreja, si hubieras visto lo que el imbécil pensaba hacer para demostrarte que era mejor que yo...—masculló con rabia y Lily lo abrazo.
—Vámonos de aquí, por favor...no quiero que tengas problemas, Draco, por favor...
Draco la tomo de la cintura con algo de brusquedad y asintió en dirección a Blaise, quien asintió con seriedad y salieron del Gran Comedor a paso rápido. Caminaron por los pasillos sin fijarse en nada ni nadie, Lily intentaba seguir el paso de Draco lo mejor que podía. Entonces, de pronto, ella lo hizo frenar a unos cuantos metros de llegar a las mazmorras, donde no había nadie.
—Draco...cálmate, por favor. No me gusta que estés así.—dijo Lily nerviosa y Draco la tomó posesivamente de la cintura.
—Quiero matarlo, Lily.—confesó fríamente y ella se estremeció.—¿Cómo se atreve este imbécil a creer que puede tocarte cuando eres mía?
Lily no supo que contestar, solo lo miraba sonrojada y absorta en sus ojos. Su lado más independiente y feminista le decía que le dijera que ella jamás sería suya, pues no era un objeto, pero su corazón...
...su corazón hace mucho que había sucumbido ante Draco Malfoy.
—¿Y tu...eres mío también?—pregunto Lily, dudosa, con la garganta seca y el corazón latiendo desbocado.
—Yo siempre he sido tuyo, mi reina.
Se abalanzo contra sus labios, besándolo profundamente mientras este la estrechaba contra el. Sintió como este daba unos pasos hacia atrás aún sin soltarla y entonces entraron a un salón. El aula de pociones.
Los labios de Draco descendieron de su boca a su cuello y ella suspiro, pero pronto colocó sus manos sobre el pecho del chico y lo empujo contra el escritorio, haciendo que el se recargara sobre este. Ambos se miraron con los ojos oscurecidos por el deseo.
—Draco...¿puedes cerrar la puerta e insonorizar el lugar para que nadie entre ni escuche?—pregunto Lily con voz misteriosa.
—Por supuesto, querida.—respondió mirándola con curiosidad.
—Entonces hazlo.—pidió.
Draco hizo un movimiento con su mano y pronto hubo realizado la tarea, entonces, sus ojos se oscurecieron aún más y no pudo evitar enarcar una ceja, esbozando una sonrisa de lado.
Lily se había arrodillado ante el, alzando su inocente rostro, mirándolo fijamente. Relamió sus labios y Draco sintió que su pantalón quedaba más apretado, pero la solución pareció llegar cuando las temblorosas manos de Lily se colocaron sobre el botón de su cinturón y comenzaron a bajar la bragueta.
—Yo intento respetar tus etapas de vida muggle porque no quiero que te traumes con la sexualidad, —dijo Draco colocando su mano derecha sobre la cabeza de Lily, acariciándola.— pero si decides seguir con esto, no seré yo quien te detenga, querida. No soy así de fuerte.
—Al diablo con mis etapas.—susurró Lily, liberando el erecto miembro de Draco.
Un gruñido afloro de Draco a la vez que cerraba los ojos y echaba su cabeza hacia atrás, sujetando el largo cabello de Lily en una coleta improvisada con su mano derecha.
Los inexpertos labios de Lily engullían lo más que podían del miembro de Draco, chupando e intentando mover su lengua lo más que podía, aunque era difícil porque Draco estaba tan bien dotado que parecía que se ahogaba. Si bien ella quería complacerlo, no sabía realmente muy bien el como hacerlo.
—¿Puedo guiarte, querida?—pregunto Draco viéndola encantado—No seré dulce ni tranquilo, eso si te lo aseguro, pero puedo mostrarte como complacerme.
Ella asintió.
El agarre de Draco en su cabello se afianzo y pronto, sin saber muy bien como, se introdujo todo el pene erecto de su amante en la boca. Sus ojos lagrimearon ante la asfixia de esos dieciocho gruesos centímetros, pero al mismo tiempo su parte intima comenzó a palpitar y gimió gustosa.
Draco prácticamente le follaba la poca con algo de brusquedad y rapidez, pero la idea de complacerlo le encantaba y a el, tener a su amada y siempre fuerte Lily, arrodillada ante el haciéndole una mamada, bueno,...era jodidamente perfecto.
Estuvieron así un rato hasta que pronto Draco sintió venir su orgasmo, con su mirada informó a Lily de que se correría e intento, jalando ligeramente de su cabello, que ella se despegara de él, pero Lily se negó, recibiendo poco después toda la semilla de Draco en su boca, pero, al ser demasiada, parte de esta escurrió de sus labios hasta su escote.
—Estas malditamente perfecta, querida.—afirmó Draco, acomodándose el pantalón y ayudándola a pararse.
—Pensé que podía recibirlo todo.—admitió Lily tímidamente, tocando su busto manchado.
—Quizá en otra oportunidad.—dijo Draco y la tomó de la cintura.—Por ahora solo me interesa llegar a la sala común.
Tomados de la mano, salieron del aula y corrieron por el pasillo hasta la sala común, donde ingresaron al decir la contraseña, notando que no había nadie aún. Rápidamente fueron al cuarto de Draco, el cual este selló como el aula y tomó nuevamente a Lily de la cintura, besándola.
—No...Draco...aquí no...¿Dónde dormirán Theo, Blaise y los chicos?—cuestionó Lily suspirando de placer mientras Draco acariciaba su espalda y comenzaba a quitarle el vestido.
—A la mierda con ellos, que duerman en el puto sofá.—masculló Draco.
El vestido cayó al suelo y, en un acto de pudor, las manos de la chica intentaron cubrir su desnudez, pero Draco rápidamente se lo impidió.
—Eres la mujer más hermosa que existe, querida.—susurró Draco.
La cargo entre sus brazos y al dejó sobre la cama. Se besaron apasionadamente y pronto los labios de Draco recorrieron sin limites su cuerpo, haciendo un recorrido desde su cuello, el nacimiento de sus pechos, sus pezones y finalmente su intimidad, cubriera únicamente por unas bragas que el pronto se las quito.
—Si quieres parar solo debes decirlo.—aseguró Draco, sin el sacó, desabrochándose la camisa.
—Pensé que no eras tan fuerte como para detenerte en estos casos.—dijo Lily mordiendo su labio al ver que el se retiraba por completo la camisa. El Quidditch parecía que estaba haciendo maravillas en su torso y brazos, posiblemente para el siguiente año sería aún mejor.
—Yo siempre seré fuerte para ti, querida. Especialmente si se trata de que estés bien —aseguró inclinándose sobre ella y besando sus labios.— Solo debes decir una palabra y...
—Cállate y hazme el amor, Malfoy.
—A sus ordenes, mi reina.
La habitación se lleno de gemidos en cuanto Draco internó su rostro en la intimidad de Lily, practicándole sexo oral. La chica, con las piernas sobre los hombros de Draco y sus manos enterradas en sus platinados cabellos, gimió en voz alta, sintiendo los espasmos en su cuerpo mientras las manos de Draco se estiraban para apretar sus senos.
El orgasmo llegó a ella poco después y en cuanto Draco estuvo igual de desnudo que ella, mirándola fijamente con ojos llenos de pasión, Lily agradeció, por primera vez, tener un cuerpo así de curvilíneo y ser deseada por el chico que quería.
Se colocó entre sus piernas, acariciando su cintura para que no se tensara y enfilo su miembro en la entrada de Lily. Estiro su mano y pronto una botellita con un liquido violeta llegó a su mano.
—Bebe esto, querida.—dijo Draco dándole la botellita. —En el pasado los hombres se los daban a sus mujeres en su noche de bodas, al menos aquellos que no querían ver sufrir demasiado a su pareja. Es algo anticuado y ya nadie lo usa, pero eres muy estrecha y no quiero verte sufrir. Aún sentirás algo de molestia, pero en su mayoría será placer.
Ella sonrió. Draco siempre buscaba su bienestar. Lo besó castamente y después bebió la botellita, casi de inmediato, Draco la tomó de las caderas y comenzó a penetrarla con cierta lentitud.
Lily echó la cabeza hacia atrás, soltando un pequeño quejido. Si bien no dolía mucho, si sentía una incomodidad, pero antes de darse cuenta, Draco ya estaba por completo dentro suyo y empezaba a penetrarla con fuerza.
No supo cuando tiempo estuvieron ahí, o mejor dicho, cuantas veces lo hicieron, pero si de algo Lily estaba segura, era de dos cosas: Primero, había roto seguramente un récord por haber tenido más de cinco orgasmos en una noche y más en su primera vez; Segundo, que no quería nunca que ningún hombre que no fuera Draco Malfoy la tocara.