Chapter Capítulo 45
La noche siguiente, noche de Halloween, todos esperaban ansiosos el saber quienes serían los campeones. Muchos intentaron tomar una poción para envejecer y poner sus nombres, tal fue el caso de una ravenclaw, un hufflepuff y los gemelos Weasley. Por lo que sabían, todos los de Durmstrang habían puesto su nombre, algunos de Beauxbatons, Angelina Johnson de Gryffindor, Cedric Diggory de Hufflepuff, Roger Davis de Ravenclaw y Cassius Warrington de Slytherin.
Por fin, la cena concluyo y Dumbledore se levantó al mismo tiempo que los demás directores.
—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión. Según me parece, tan sólo falta un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado, donde recibirá las primeras instrucciones.
Sacó la varita y se apagaron todas las velas. Nada brillaba más que el cáliz de fuego. De pronto, un minuto después, las llamas del cáliz se volvieron rojas y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino que Dumbledore sostuvo.
—El campeón de Durmstrang...será Viktor Krum.
—¡Bravo, Viktor! ¡Sabía que serías tú!—bramó Karkarov.
Una tormenta de aplausos y vítores inundo el Gran Comedor. Viktor se paro y desapareció tras la puerta que le habían indicado. El cáliz escupió otro trozo de pergamino.
—La campeona de Beauxbatons...es Felur Delacour.
Una chica que parecía una veela se puso de pie elegantemente, sacudió su largo cabello rubio y siguió el mismo camino de Viktor. La tensión aumento y el cáliz volvió a escupir.
—El campeón de Hogwarts...¡es Cedric Diggory!
—Genial, un tejón.—masculló Draco con desdén.
—Estamos destinados al fracaso.—apoyó Pansy.
—¡Estupendo!—dijo Dumbledore— Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos ustedes, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, darán a sus respectivos campeones todo el apoyo que puedan. Al animarlos, todos ustedes contribuirán de forma significativa a...
Dumbledore se calló, pues el cáliz volvió a ponerse rojo y lanzó otro pergamino. Este lo tomó, hubo una larga pausa y finalmente, leyó:
—Lily Potter.
(...)
Media hora.
Lily tenía media hora en aquella pequeña habitación con los otros tres campeones, los tres directores, Bagman y Crouch, escuchándolos discutir acaloradamente entre sí sobre el hecho de que ella no podía participar porque era muy joven y al mismo tiempo escuchaba como la increpaban por haber metido su nombre al cáliz.
—Bien, suficiente.—dijo Lily en voz alta y todos la miraron. Ella alzó su varita y esta brillo.— Yo, Lily Jamie Potter, juro por mi magia que no hice, de manera directa o indirecta, nada para que se colocara mi nombre en el cáliz. En caso de mentir, que mi magia se arrebatada.
Durante unos segundos, todos observaron como la varita brillo con una luz blanca hasta quedar nuevamente tranquila. Los campeones hicieron una mueca, si Lily hubiera mentido, su varita se hubiera roto en ese mismo instante.
—Bueno, si la señorita Potter no metió su nombre al cáliz y tampoco le pidió a nadie que lo hiciera, ¿entonces quién lo hizo?—se pregunto Bagman.
—Pobge niña, —dijo Madame Maxime.— Una disculpa por habegte gitado antes. Seg tan joven y metegla en semejante apgieto. —se lamentó con genuina lástima.
—Supongo que debido al contrato de vinculación no puedo deshacerme de esto, ¿cierto?—cuestionó Lily con frialdad.
—Así es, me temo que tendrás que participar Lily.—respondió Dumbledore con pesadez.
—Bueno, ¿nos ponemos a ello, entonces?—dijo Bagman, sonriente.— Tenemos que darles las instrucciones a nuestros campeones, ¿no? Barty, ¿quieres hacer el honor?
Barty Crouch tenía un aspecto ojeroso y reseco, nada que ver a como Lily lo vio en los mundiales y parecía algo ido.
—La primera prueba esta pensada para medir su coraje, así que no les vamos a decir en que consiste. El coraje para afrontar lo desconocido es una cualidad muy importante en un mago. Se llevará a cabo el veinticuatro de noviembre, ante los demás estudiantes y el tribunal. A los campeones no se les tiene permitido solicitar ni aceptar ayuda de ningún tipo por parte de sus profesores para llevar a cabo las pruebas del Torneo. Harán frente al primero de los retos armados soló con su varita. Cuando la primera prueba haya dado fin, recibirán información sobre la segunda. Debido a que el Torneo exige una gran dedicación a los campeones, estos quedarán exentos de los exámenes de fin de año.
En cuanto Crouch hubo explicado las cosas, se les permitió irse a los campeones. Una vez fuera, Fleur y Viktor miraron con lastima a Lily, quien rodó los ojos, los ignoró y emprendió camino fuera del Gran Comedor. Cedric, por otra parte, la siguió.
— O sea—comentó Cedric con una sonrisa. —¡que volvemos a competir el uno contra el otro!
—Así parece.—dijo Lily, secamente.
—Me pregunto quien habrá puesto tu nombre y porque...—dijo Cedric con tono de preocupación.
—El porque si lo sé, claramente es alguien que me quiere muerta.—afirmó fríamente y el se tensó.— Hasta mañana, Diggory.
Cuando entró a su sala común, la cual estaba repleta de sonrientes rostros, se vio arrastrada por doce pares de manos y rodeada por todos los integrantes de su casa, que gritaban, aplaudían y silbaban.
—¡Debiste decirnos que participarías, reina!—exclamó Hestia alegre.
—¿Cómo te las arreglaste para que no te saliera barba? ¡Increible!—gritó Flora.
Cassius se lanzó contra ella, abrazandola.
—¡Ah, ya que no soy yo, me alegro de que por lo menos seas tu, reina!—exclamó contento.
—Bueno, al fin tendremos revancha contra Diggory por lo que paso la última vez.—sonrió Pansy.
—Deténganse todos.—exigió Lily y la bulla paro. Todos la miraban. Draco, su corte y la de ella, estaban en el barandal viéndola.— Pese a la creencia popular, no tengo instinto suicida. Aprecio mi vida. No fui yo quien puso mi nombre.
—Lo de la tendencia suicida es debatible, sino, ¿Entonces porque en primero te enfrentaste a Quirrell?—se burló Pansy.
—Hermione insistió.—respondió Lily cruzándose de brazos.
—¿Y con el basilisco?—pregunto Daphne.
—Eso fue culpa mía.—admitió Theo.
—¿Y el año pasado?—pregunto Blaise.
—Hermione.—respondieron Theo y Lily al mismo tiempo.
—Si por mi fuera, hubiera dejado que ese perro (que resulto ser mi padrino) se lo llevara y se lo comiera.—dijo Lily enojada.
—¿Entonces no competirás, reina?—pregunto uno de sexto con tristeza.
—Sí competiré.—dijo Lily con seriedad.—Estoy atada al contrato vinculante así que...si ya estoy en este desastre, mínimo pondré la casa de Slytherin en alto.
Todos gritaron de alegría y volvieron a festejar. Lily sintió como la sujetaban de la cintura y un pecho se pegaba a su espalda. Se recargó en este y soltó un suspiro de cansancio.
—Creo que tendrás un año agitado, mi reina.—dijo Draco con un tinte de preocupación en la voz.
—Lo que más me preocupan son las otras casas.—admitió Lily.— Si de por si siempre me han visto mal por ser Slytherin, ¿Qué pasará ahora que crean que intento robar la fama de Diggory?
—No debes preocuparte por eso.—dijo Theo acercándose.
—Es verdad, los Slytherin nos mantenemos unidos.—dijo Daphne.
—Tranquila, reina. Si se meten contigo, se están metiendo con todo Slytherin.—aseguró Blaise y le guiño un ojo.
A la mañana siguiente, Lily se vistió y bajo por la escalera a la sala común. En cuanto apareció, los que ya habían vuelto del desayuno le aplaudieron. La perspectiva de ir al Gran Comedor donde sus compañeros la tratarían con más énfasis como su reina, mientras los demás probablemente la despreciaban, no le atraía en lo más mínimo. Salió de la sala común sola, pues sus compañeras, Theo y los demás probablemente aún dormían o seguían arreglándose.
Decidida a enfrentar su destino en el Gran Comedor, casi al salir de las mazmorras se encontró de cara con Hermione.
—Hola.—saludó, llevaba tres bagels con queso crema y mermelada envueltos en una servilleta.— Te he traído esto...¿Quieres dar un paseo?
—Buena idea.—contestó agradecida.
Caminaron juntas, cruzaron aprisa el vestíbulo y pronto recorrieron la explanada en dirección al lago, donde estaba el barco de Durmstrang. Era una mañana fresca y, por primera vez desde que entro a Hogwarts, Lily estaba desayunando sin Theo, sin su corte, sin sus compañeros de casa. Solo con Hermione.
Mientras comía sus bagels con poco placer, Lily le contó a Hermione que era lo que había ocurrido después de abandonar la noche anterior la mesa de Slytherin. Ella no tenía dudas de que Hermione le creería y así fue. No pudo evitar sonreír cuando su amiga aceptó su versión sin un asomo de duda.
—Bueno, estaba segura de que tú no te habías propuesto.—declaró.— ¡Si hubieras visto la cara que pusiste cuando Dumbledore leyó tu nombre! Pero la pregunta es: ¿Quién lo hizo? Porque no creo que ningún estudiante pudiera hacerlo...Ninguno sería capaz de burlar el cáliz de fuego, ni de traspasar la raya de edad.
—No tengo idea de quien sea, pero estoy segura de que es porque quiere verme bien muerta.—respondió Lily y suspiro.—Llámame dramática pero...el que mi cicatriz doliera antes de los Mundiales, el altercado en dichos Mundiales, y ahora esto...solo puede ser obra de Voldemort.
—No lo sabemos, Lily.—dijo Hermione con suavidad.
—Yo si lo sé.—replicó.
—¿Cómo puedes estar tan segura?
—Porque el imbécil lleva tres años seguidos jodiéndome la existencia en Hogwarts.—contestó molesta— El muy maldito no arruina mis vacaciones solo porque no puede por las protecciones de sangre y porque ahorita mismo no tiene ni siquiera un cuerpo estable.
—Bien...admito que tienes un punto.—suspiró.— Pero ahora debemos enfocarnos en que sobrevivas al Torneo. Ahora, ¿Ya enviaste una carta a tu tía, Remus y Sirius?
—A mi tía sí, pero no le conté nada.—respondió Lily y Hermione la miro mal.— Ya se que esta mal, Hermione, pero no quiero estresar a mi tía todo el año porque no sabe si sobreviviré a esto o no. Ella no recibe correo mágico así que no hay problema. Cuando regrese a casa en el verano se lo diré todo. Te lo prometo.
—¿Y qué hay de Sirius y Remus?—cuestionó y Lily hizo una mueca.— Vamos, Lily. Debes decirles, el Torneo es famoso y saldrá en El Profeta. Te has estado comunicando con ellos todo el verano, ya se han hecho un poco más unidos, no veo porque no puedas contarles. Pueden ser un gran apoyo en este momento.
—De acuerdo, de acuerdo.
Subieron a la lechucería. Hermione le dejó a Lily un pergamino, una pluma y un frasco de tinta, y luego se paseó entre los largos palos observando las lechuzas, mientras Lily se sentaba con la espalda apoyada en el muro y escribía:
Querido Sirius (Y Remus, que probablemente este ahí):
¿Cómo están? Espero que bien. Yo he llegado bien a Hogwarts, pero...bueno, realmente no hay manera fácil de decirlo así que ahí va: no se si lo habrán oído ya, pero este año se celebra el Torneo de los tres magos, y ayer por la noche me eligieron cuarta campeona. Nuevamente estoy al borde de la muerte. Que novedad, ¿no?.
No tengo la menor idea de quién podría introducir mi nombre en el cáliz de fuego, porque les aseguro que yo no fui. Creo que ya les ha quedado claro que no tengo mucho Gryffindor de mis padres en mi.
En realidad, si me puedo dar una idea de quien esta detrás de todo esto, Voldemort. Pero como el tipo no tienen ni cuerpo ni el suficiente poder, solo me queda pensar que, o tengo un enemigo nuevo, o un seguidor de ese imbécil me hizo esto.
El otro campeón de Hogwarts es el hijo de tu amigo Amos, Cedric Diggory. Un Hufflepuff. El chico es amable, lo suficiente para irritarme de sobremanera.
Mi casa esta muy contenta con mi selección, después de todo, soy su reina, pero dudo mucho que las demás casas de Hogwarts estén contentas con que haya dos campeones, especialmente los Hufflepuff. Por lo tanto, si antes tenía que tener cuidado con las demás casas, ahora debo tener el doble.
Antes de que digan que porque no me salí del torneo, les comento que el cáliz tiene un contrato vinculante que remarca que si no cumplo con mi participación, me quitan la magia, así que ya me jodí.
Bien, espero estén teniendo bonito día. Intenten no suicidarse. Yo empezaré a investigar como salir viva de esto.
Los quiere.
Su cachorrita.
Lily.
—Ya he acabado.—dijo a Hermione.
Al oír aquello, Hedwig bajó revoloteando, se le posó en el hombro y alargó una pata. Lily la acarició con cariño y le dio el pergamino, a lo que esta la tomó y salió volando.
Lily vio partir a Hedwig y deseó con todo su corazón poder irse con ella.