Chapter Capítulo 28
Lily estaba furiosa. En serio furiosa.
La primer clase de Hagrid había terminado siendo un asco por culpa de, como ahora ella lo llamaba, Malfoy. En un principio todo había estado bien. Hagrid les mostró unos preciosos hipogrifos y Lily se ofreció a participar para presentarse ante uno llamado Buckbeak. Todo había salido bien, incluso el hipogrifo la dejó montarlo y volar en el cielo, pero finalmente Draco había sido demasiado confiado y arrogante al momento de tratar a la criatura cuando se lo permitieron y esta lo atacó con su pico.
La herida no era mortal, pero si era verdad que le había perforado la piel hasta llegar casi al hueso.
Pero Lily no sentía pena por el y su vendaje, no. El se lo merecía por ser tan arrogante y por arruinar la confianza de su querido Hagrid, quien ahora enseñaba cosas menos peligrosas y con mucho menos entusiasmo.
Y mucho menos sentiría pena por el desde que supo que Buckbeak podría ser sentenciado a muerte gracias a la queja que hizo el padre de Draco.
Draco claramente había sacado provecho de la situación, principalmente en clase de Pociones, donde Snape había colocado a Weasley y Longbottom como ayudantes de Draco para cortarle sus especias
Y para colmo de los males de Lily, el profeta había anunciado por la mañana que Sirius Black había sido visto muy cerca de Hogwarts.
Lo que resto de la semana, Lily no cruzó palabra con Draco o cualquiera de su corte. Cuando tocó su última clase, el profesor Lupin no estaba en el aula para su primer clase de la semana. Todos se sentaron y sacaron sus cosas. Lupin sonrió vagamente y puso su desvencijado maletín en la mesa.
—Buenas tardes. ¿Podrían, por favor; meter los libros en la mochila? La lección de hoy será practica. Solo necesitarán sus varitas mágicas.
Todos se sorprendieron. Nunca habían tenido una clase practica a excepción del fiasco con Lockhart y los duendecillos el año pasado.
—Bien.—dijo cuando todos estuvieron listos.— Si tienen la amabilidad de seguirme.
Los condujo a lo largo del desierto corredor. Doblaron una esquina. Ahí estaba Peeves, el poltergeist, flotando boca abajo en medio del aire y tapando con chicle el ojo de una cerradura. Al ver a Lupin, comenzó a cantar:
—Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, Locatis lunático Lupin...
El mencionado estaba sonriendo, ante la incredulidad de muchos.
—Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves.—dijo amablemente.— El señor Filch no podrá entrar a por sus escobas.
En respuesta, Peeves le soltó una sonora pedorreta. Lupin suspiro y sacó su varita.
—Es un hechizo útil y sencillo.—dijo a la clase y apunto a Peeves— ¡Waddiwasi!
Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado por el agujero de la cerradura y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; este ascendió dando vueltas como un remolino y se alejó zumbando y echando maldiciones.
—¡Chachi, profesor!—dijo Dean Thomas, asombrado.
—Gracias.—dijo Lupin.
Se pusieron otra vez en marcha, esta vez la mayoría, por no decir que solo los Gryffindor, miraban a Lupin con creciente respeto. Llegaron hasta la sala de profesores.
Lupin abrió la puerta, cediendo el paso. En la sala no había nadie salvo Snape, quien estaba sentado en un sillón bajo y observó a la clase mientras esta penetraba en la sala. Los ojos le brillaban y en la boca tenía una sonrisa maliciosa.
—Déjala abierta, Lupin.—pidió Snape al ver que cerraba la puerta.— Prefiero no ser testigo de esto.— camino hacia la puerta y se medio giro.— Posiblemente no le haya avisado nadie, Lupin, pero Neville Longbottom esta aquí. Yo le aconsejaría no confiarle nada difícil. A menos que la señorita Granger le este susurrando las instrucciones al oído.
Longbottom se puso colorado y Lily hizo una mueca. Ella realmente respetaba y apreciaba mucho al profesor Snape, pero cuando este se metía con su amiga, a veces solo quería golpearlo.
—Tenía la intención de que Neville me ayudara en la primera fase de la operación y estoy seguro de que lo hará muy bien.
Snape torció el gesto y salió dando un portazo.
—Ahora.—dijo Lupin llamando la atención del fondo de la clase, donde no había más que un viejo armario que, cuando este se acercó, tembló de repente.
—No hay por qué preocuparse. Hay un boggart ahí dentro. A los boggarts les gustan los lugares oscuros y cerrados: los roperos, los huecos debajo de las camas, el armario debajo del fregadero...En una ocasión vi a uno que se había metido en un reloj de pared. Se vino aquí ayer por la tarde y le pregunte al director si se le podía dejar donde estaba, para utilizarlo hoy en una clase de prácticas. La primera pregunta que debemos contestar es: ¿Qué es un boggart?
Hermione levantó la mano y respondió:
—Es un ser que cambiar de forma. Puede tomar la forma de aquello que más miedo nos da.
—Yo no lo podría haber explicado mejor.—Hermione se puso radiante de felicidad.— El boggart que esta ahí dentro aún no ha adoptado una forma. Todavía no sabe que es lo que más miedo le da a la persona del otro lado. Nadie sabe que forma tiene un boggart cuando esta solo, pero cuando lo dejamos salir, se convertirá de inmediato en lo que más temamos. Esto significa que ya antes de empezar tenemos una enorme ventaja sobre el boggart. ¿Sabes por qué, Lily?
—Porque somos muchos y no sabe por cual forma decidirse.
—Exacto. Siempre es mejor estar acompañado cuando uno se enfrenta a un boggart, porque se despista. ¿En que se debería convertir; en un cadáver decapitado o en una babosa carnívora? En cierta ocasión vi que un boggart cometía el error de querer asustar a dos personas a la vez y el muy imbécil se convirtió en media babosa. No daba ni gota de miedo. El hechizo para vencer a un boggart es sencillo, pero requiere fuerza mental. Lo que sirve para vencer a un boggart es la risa. Lo que tienen que hacer es obligarle a que adopte una forma que ustedes encuentren cómica. Practicaremos el hechizo primero sin la varita. Repitan conmigo: ¡Riddíkulo!
—Riddíkulo!
—Muy bien, pero me temo que esto es lo más facil. Como ven, la palabra sola no basta. Ven, Neville.
Dio un paso, temblando, al mismo tiempo que el armario volvía a temblar.
—Bien, Neville. ¿Qué es lo que más te asusta en el mundo?
Longbottom movió los labios pero no dijo nada.
—Perdona, no te he entendido lo que has dicho.
—El profesor Snape.—susurró.
Casi todos rieron, incluso el mismo sonrió a modo de disculpa. Lupin parecía pensativo.
—El profesor Snape...Neville, creo que vives con tu abuela, ¿es verdad?
—Sí, pero no quisiera tampoco que se convirtiera en ella.
—No, no me has comprendido.—sonrió.— Lo que quiero saber es si puedes explicar como viste normalmente.
—Bueno, lleva siempre el mismo sombrero: alto, con un buitre disecado encima; y un vestido largo...normalmente verde; y a veces, una bufanda de piel de zorro.
—¿Y bolso?
—Sí, un bolso grande y rojo.
—Esto no me da buena espina.—masculló Lily.
—¿Porqué?—pregunto Daphne.
—Este imbécil seguro quiere que Longbottom disfrace a Snape de su abuela. Parece inocente, pero en realidad es una broma pesada de mal gusto. —explicó Lily y Theo asintió.
—Algo me dice que Snape va a estar de mal humor toda la semana.—dijo Theo.
—Se lo merece.—replicó Hermione.
—No te lo discuto, pero dudo que Lupin haga esto por ser bueno con Longbottom, parece más bien una broma personal.—dijo Lily.
Nadie volvió a hablar, pues ahora debían meditar cual era su mayor miedo. Lily rápidamente descarto a Voldemort y la imagen de un dementor llegó a su mente. No pudo evitar estremecerse. Se giro para ver si alguien la había visto y, para su desgracia, Draco la miraba con un brillo de preocupación en los ojos, pero ella rápidamente desvió la mirada.
Justo como predijo Lily, Longbottom consiguió vencer a su boggart y en el proceso ridiculizar a Snape, causando la risa de todo Gryffindor. Uno a uno todos se enfrentaron al boggart, incluso Lupin, el cual era una especie de bola de cristal en el cielo. Cuando fue el turno de Lily, Lupin envió nuevamente a Longbottom, quien se acercó más decidido, y finalmente dio por terminada la clase.
Lily no estaba contenta. Le había impedido deliberadamente que se enfrentara al boggart. ¿Porqué? ¿Creyó que no sería capaz?
Se despidió de Hermione, quien fue a su sala común, así como de Daphne, quien iría con sus amigas al lago. Theo y ella caminaron hacia la sala de Slytherin cuando de pronto, este fue interceptado por Blaise.
—¡Suéltame, Blaise!—exclamó Theo, siendo retenido por este.
—Anda, Theito, vamos a platicar un rato.—dijo Blaise.
—Blaise, suelta a Theo, ahor...¡Aaaah!—grito Lily, siendo cargada en el hombro por Draco.
—Ella estará bien, Theo. Nos vemos luego.—dijo Draco.
—¡Bájame ahora mismo, Draco Lucius Malfoy!—exigió Lily golpeando su espalda.
—Vaya, si que debes estar enojada conmigo como para usar mi nombre completo.—dijo Draco con tranquilidad, sujetando su falda con la mano y con la otra jugando con una manzana verde.—Yo que tu bajaba la voz, no creo que quieras que te vean así, arriba de mi hombro.
Inmediatamente se calló, enfadada.
Camino por unos pasillos hasta casi llegar a las mazmorras, donde ingresó a un aula vacía y sentó a Lily sobre el escritorio, quien lo miró furiosa y le dio un manotazo en el pecho, intentando alejarlo, pero este sonrió divertido y colocó sus manos a los costados de la chica, encerrándola.
—Déjame ir ahora mismo, Malfoy, o juro que te aturdiré tan fuerte que no podrás recordar tu nombre mañana.—amenazó Lily.
—Luces muy segura de tus habilidades.—comentó Draco, haciéndola enfadar.
—Por supuesto que sí, soy Lily Potter.—replicó Lily con orgullo.
—Lily Jamie Humildad Potter.—se burló Draco, pero al ver su rostro enfadado, la tomó de la cintura y la pego a el.
—Ya déjame, Malfoy. Si alguien entra creerá cosas que no son.—se quejó Lily, ligeramente sonrojada, pues su piernas estaban abiertas y en el espacio libre estaba Draco, sujetándola de su cintura.
—Te dije que me llamaras Draco.—dijo con tranquilidad y acerco su rostro al de ella.— ¿Porqué esta tan enfadada, mi reina?
—¿En serio preguntas el porque?—lo miró molesta.
—Bueno, sí se que es por lo de Hagrid.—admitió— pero no entiendo porque eso te enfada tanto.
—Hagrid es mi amigo...
—Tienes una curiosa colección de amigos.—masculló Draco con una mueca y mordió su manzana justo cuando Lily volvió a pegarle un manotazo en el pecho, para después quitarle la manzana.
—¡No digas esas cosas!—regañó.— Hermione es mi mejor amiga, Draco. No me importa si es una nacida de muggles o no. Ella podría ser una Squib, muggle o incluso una mujer lobo y aún seguiría siendo mi mejor amiga.—aseguró con firmeza.— En cuanto a Hagrid...el también es alguien especial para mí, es mi amigo sin importar que tan tonto pueda ser a veces. Es una de las personas más dulces que conozco.
»Así que más vale que comiences a respetarlos, Draco, o me tendrás en tu camino. No te pido que seas amigo de ellos ni que me entiendas, simplemente te pido que los respetes porque, por si no lo sabes, todo ser vivo merece respeto sin importar quien o que sea. ¡Por Merlín, Draco! ¡Incluso enviaste a una pobre criatura inocente a un juicio donde posiblemente será sentenciado a muerte solo porque a ti y a los demás de nuestra casa les divierte!
»Y si aún así con todo esto no has entendido mi punto, hazme el favor de soltarme y de mantenerte lejos de mi vista, de por vida.
Un silencio recorrió la estancia. Lily miraba fríamente a Draco, quien la miraba con un brillo en los ojos parecido a la diversión y el encanto. Esto la irrito, por lo que cuando intento alejarlo, la pego más a el.
—Admito que no comparto tus...creencias. Fui criado para creer en la supremacía de la sangre, pero también se admitir cuando gente como Granger merece ser considerada bruja ante su excelencia.—dijo Draco y sus ojos se oscurecieron.— En cuanto a Hagrid...es irritante. Quizá tu no lo notes, pero el tipo siempre esta despotricando contra Slytherin y diciendo que todos somos magos oscuros. Sin ofender, pero no me cae ni pizca de bien y es hipócrita de su parte considerando que es “tu amigo”.
—Eso no lo sabia...—murmuró Lily.
—Pues ahora lo sabes.—dijo con seriedad.— No volveré a meterme con el y hare que su estúpido pollo no muera, pero definitivamente nunca me agradara. En cuanto a los...nacidos de muggles...no me meteré con ellos a menos que ellos lo hagan primero, ¿contenta?
—¿Harías eso por mí?—pregunto sorprendida.
—Te daría el mundo si estuviera en mis posibilidades, mi reina.—aseguró Draco y Lily se sonrojo ligeramente.
—Bien.—dijo Lily simplemente, desviando la mirada y mordiendo la manzana.
Ignorando la mirada divertida de Draco, Lily se pregunto porque su corazón latía tan fuertemente y porque su estomago parecía tener miles de cosas revoloteando.
Draco, por otra parte, confirmo muy para dentro de si mismo que esa pelirroja lo tenía tan enamorado que era capaz de ignorar sus propias costumbres solo por ella.