Potter Girl [Draco Malfoy]

Chapter Capítulo 10



—Ven conmigo esta noche, voy a volver.—dijo Lily por la mañana.

—De acuerdo, me gustará ver a tus padres.—dijo Theo con interés.

—Yo quiero ver a tu familia.—dijo Lily.

—Créeme, no son buenas personas, pero podrías venir a mi casa en verano y molestamos a sus retratos vivos.

—Acepto.—sonrió.

Por la noche, después de una larga búsqueda por encontrar la misma aula, Lily la encontró y abrieron la puerta. Lily se quito la capa y corrió al espejo. Allí estaban sus padres, sonreían felices de verla.

—Solo puedo verte a ti.—comentó Theo desde lo lejos.

—Ven y ponte donde estoy yo.

Theo se acercó y Lily le dio espació, entonces, Theo lucía encantado con su imagen.

—Lily...no creo que esto muestre nuestras familias.—murmuró.

—¿De que hablas?—frunció el ceño.

—Yo veo...a mi madre...—trago grueso y Lily lo miro preocupada.— También me veo a mi de adulto, parezco exitoso y...están tu y Hermione ahí...también Draco....incluso el imbécil de Blaise.

Ella estaba confundida y veía como Theo miraba encandilado el espejo, entonces, un súbito ruido en el pasillo los alerto.

—¡Rápido!—Theo tiro la capa encima de ellos justo cuando la Señora Norris apareció en la puerta.

Después de que la gata se fuera, Theo tomó a Lily de la muñeca y salieron de ahí. A la mañana siguiente, Theo hablo muy seriamente con ella.

—No debes volver ahí, Lily. Me da un mal presentimiento.—dijo Theo

—De acuerdo...—murmuró decaída.

Pero no obedeció.

La tercera noche ya sabía bien el camino. En cuanto llegó, miró a sus padres y abuelos, quienes les sonreían contentos. Lily se dejó caer en el suelo, quitándose la capa.

—Entonces de vuelta otra vez, ¿no, Lily?

Asustada, miró detrás. Sentado en un pupitre, contra la pared, estaba Albus Dumbledore. Había estado tan desesperada por llegar que no lo había notado.

—No...no lo vi, señor.

—Es curioso lo miope que se puede volver uno al ser invisible.—dijo Dumbledore con una sonrisa, calmándola.— Entonces, —se sentó a su lado.— tú, como cientos antes que tú, has descubierto las delicias del espejo de Oesed.

—No sabía que se llamaba así, señor.

—Pero te habrás dado cuenta lo que hace, ¿no?

—Muestra el deseo interno de nuestro corazón, el más...profundo y desesperado deseo.—respondió Lily, después de haberlo cavilado la otra noche.

—Exactamente.—asintió Dumbledore.— Para ti que no conociste a tu familia, es verlos rodeándote. Para Theodore Nott, que siempre ha estado solo, es estar con su difunta madre y con sus seres queridos mientras logra ser exitoso. Sin embargo, este espejo ha llegado a enloquecer gente, al no saber si lo que muestra es real o siquiera posible, por lo que será llevado a una nueva casa mañana, Lily, y te pido que no lo busques otra vez. Y si alguna vez te cruzas con el, deberás estar preparada. No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir, recuérdalo. Ahora, ¿porqué no te pones de nuevo esa magnífica capa y te vas a la cama?

—Profesor Dumbledore, ¿Puedo preguntarle algo?—cuestionó Lily cuando se puso de pie.

—Es evidente que ya lo has hecho, —sonrió Dumbledore.— Sin embargo, puedes hacerme una pregunta más.

—¿Qué es lo que ve, cuando se mira en el espejo?

—Me veo sosteniendo un par de gruesos calcetines de lana. Uno nunca tiene suficientes calcetines. Ha pasado otra Navidad y no me han regalado ni un solo par. La gente sigue insistiendo en regalarme libros.

—Miente.—dijo Lily con una sonrisa divertida.— pero entiendo, fue muy personal la pregunta.

—¿Te sientes cómoda en Slytherin?—pregunto Dumbledore.

—Pues...sí.—asintió.— No en un principio, pero creo que cada vez entiendo más porque estoy ahí.—sonrió.— Descanse, profesor.

A partir de ese día, Lily comenzó a tener pesadillas. Una y otra vez, soñaba que sus padres desaparecían en un rayo de luz verde, mientras una voz aguda se reía.

—Quizá sean los recuerdos de...esa noche.—explicó Theo.— eras una bebé, pero la mente es poderosa. Intenta escuchar música para distraerte.

Hermione, que volvió el día anterior al comienzo de clases, se horrorizo de saber que Lily vago por el colegio tres noches seguidas y se desilusiono cuando supo que no encontraron nada de Flamel.

Ya habían abandonado la esperanza de descubrir a Flamel en la biblioteca. Cuando empezaron las clases, volvieron a buscar en los libros diez minutos durante los recreos, pero Lily tenía mucho menos tiempo que ellos por los entrenamientos. Marcus especialmente la presionaba mucho, aunque no el exigía más que lo que sabía que ella podía hacer.

Las cosas se calmaron un poco en los entrenamientos cuando supieron que en el partido contra Hufflepuff, Snape sería el arbitro y, aunque Lily sabía que estaba mal, era obvio que Snape los favorecería.

Una noche, después de un pesado entrenamiento y de haberse dado una ducha en su cuarto, Daphne Greengrass se acercó nerviosamente a ella.

—Buenas noches, Lily.—saludó educadamente.

—Buenas noches, Daphne.—dijo Lily, mirándola con una ceja arqueada. Realmente no estaba de humor para nada y solo quería saltarse la cena y dormir escuchando música.

—L-Lo lamento pero...—se sonrojo y bajo la mirada, asustada.— Me comí una de tus ranas de chocolate, yo no sabía eran tuyas, lo juro pero...

—Esta bien, no pasa nada.—le cortó Lily, secándose el cabello.

—Nuestra reina es bondadosa.—murmuró Flora, asombrada.

—G-Gracias...e-eh...—le extendió el cromo.— Es el cromo de la rana, lo guarde por si lo coleccionabas.

Lily lo tomó, dispuesta a tirarlo, pero miró el rostro de Dumbledore en el cromo y luego su información.

«El profesor Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald, en 1945, por el descubrimiento de las doce aplicaciones de la sangre de dragón ¡y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás Flamel!»

Una luz se encendió para Lily, quien, ante la sorpresa de sus compañeras, corrió hacia su baúl y sacó un grueso libro que le había regalado Snape en navidad. Entonces, salió corriendo de su habitación y bajo las escaleras de dos en dos, casi resbalándose al final de estas.

—¡Theo! ¡Theo! ¡Theo!

—Ve más lento, mujer. Te vas a caer.—riñó Theo, alcanzándola al filo de la escalera.

—¡Vámonos!—le apuro, tomándolo de la muñeca.

Llegaron hasta la entrada del Gran Comedor, donde interceptaron a Hermione y fueron a un pasillo solitario, donde Lily les revelo la información y que el trabajo de alquimia, según su libro, era la piedra filosofal.

—Entonces el perro debe estar custodiando la piedra. Seguro le pidió a Dumbledore que se la guardara porque son muy amigos y porque alguien más esta buscándola. ¡Por eso la sacaron de Gringotts!—exclamó Hermione.

—Una piedra que convierte en oro y hace que uno nunca muera.—dijo Lily.— No es raro que alguien la busque, lo raro sería que no lo hicieran.

—Y no es raro que no lo encontráramos en estudios recientes, ese hombre tiene seiscientos sesenta y cinco años.—se quejó Theo.

El día del partido llego más pronto de lo que Lily esperaba. No escucho las palabras de Marcus, simplemente uso su Walkman cuanto pudo antes del partido. Últimamente no tenía tiempo de escuchar música y eso era un martirio para ella. Antes de salir a jugar, Marcus la llevo a un lugar a parte.

—No quiero presionarte, pequeña snitch, pero no sabemos si quien te lanzó el maleficio esta otra vez aquí así que necesito que captures en seguida la snitch.

—De acuerdo.—asintió Lily.

Dicho y hecho, el partido duro exactamente cinco minutos hasta que Lily atrapó la snitch dorada. Habían vencido a Hufflepuff y, según se enteró cuando llego a la sala común que hacía fiesta, Theo, Draco, Blaise, Crabbe y Goyle se habían golpeado a Weasley y Longbottom después de que este primero dijera que ojala esta vez se partiera la cara cayendo de la escoba.

En otro caso sorprendente, Hagrid había conseguido un huevo de dragón pero una vez que este hubo nacido, Theo se contacto con un amigo en Rumanía para que viniera por el dragón y se lo llevara con otros miembros de su especie. Hagrid lloró, sí, pero al menos ya no lo correrían del trabajo por ocultar un dragón.

Weasley y Longbottom, por otro lado, habían intentado atraparlos con el dragón, al parecer Draco, quien sabía del dragón por Theo, había soltado una falsa información sobre el cuando y como lo trasladarían. Lastima para los Gryffindor, porque para cuando fueron según lo que escucharon de Draco, el dragón ya se había ido y gracias a su escapada nocturna, Gryffindor perdió 100 puntos. Slytherin estaba eufórico.

Los días pasaron y, para tranquilidad del trio, Fluffy seguía bien y con vida, detrás de la puerta. La semana de exámenes los atacó con fuerza, pero ellos eran excelentes alumnos, por lo que cuando acabaron su último examen, el de Historia de la Magia, fueron a relajarse al patio.

—Fue más fácil de lo que pensé.—comentó Hermione.

—Debí estudiar menos cosas.—admitió Theo.

—Yo se que me fue bien, lo único que quisiera saber es porque mi cicatriz sigue doliéndome.—dijo Lily, quien llevaba días sin poder dormir bien por eso.—Me ha sucedido antes, pero nunca por tanto tiempo.

—Ve con la señora Pomfrey. —sugirió Hermione.

—No estoy enfermo, creo que es un aviso...significa que se acerca el peligro.—murmuró Lily.

—Gracias por ponerme los pelos de punta.—se quejó Theo.—Cálmate un poco, la piedra esta segura mientras Dumbledore este aquí y Longbottom jugará al quidditch en el equipo de Inglaterra antes de que Hagrid traicione a Dumbledore.

—Aún así, siento que estoy olvidando algo importante.

—Esos son los exámenes.—aseguró Hermione.— Yo me desperté anoche y estuve a punto de mirar mis apuntes de Transformaciones, cuando me acorde de que ya habíamos hecho ese examen.

Lily vio una lechuza que volaba hacia el Colegio con una carta en el pico. Hagrid y su tía eran los únicos que le enviaban cartas. Hagrid nunca traicionaría a Dumbledore ni le diría a nadie como pasar ante Fluffy...nunca...pero...

—¿A donde vas?—pregunto Theo confundido, al verla levantarse abruptamente.

—Acabo de pensar en algo.—dijo Lily, pálida.— Tenemos que ir a ver a Hagrid ahora.

—¿Porqué?—pregunto Hermione, imitándola.

—¿No les parece un poco raro que lo que más deseara Hagrid fuera un dragón, y que de pronto aparezca un desconocido que casualmente tiene un huevo en el bolsillo? ¿Cuánta gente anda por ahí con huevos de dragón que están prohibidos por la ley? Que suerte tuvo de encontrar a Hagrid, ¿porqué no se me ocurrió antes?

—Oh, no.—murmuró Theo, comprendiendo. Hermione los miró confundida.

Al llegar a la cabaña. Lily toco la puerta y Hagrid abrió.

—Hola, ¿Han terminado los exámenes? ¿Tienen tiempo para beber algo?—pregunto alegre.

—No, tenemos prisa, Hagrid, pero tengo que preguntarte algo.—dijo Lily ¿Te acuerdas de la noche en que ganaste a Norberto? ¿Cómo era el desconocido?

—No lo sé.—dijo sin darle importancia.— No se quito la capa.— los tres lo miraron incrédulos.— No es tan inusual, hay mucha gente rara en Cabeza de Puerco. Podría ser un traficante de dragones, ¿no? No llegue a verle la cara porque no se quitó la capucha.

—¿De que hablaste con el? ¿Mencionaste Hogwarts?

—Puede ser...Sí...me pregunto que hacía y le dije que era guardabosques aquí...Me pregunto de que tipo de animales me ocupaba...se lo explique y le conté que siempre había querido un dragón...y luego...no puedo recordarlo bien porque me invito muchas copas. Déjame ver...ah sí, me dijo que tenía el huevo de dragón y que podía jugarlo a las cartas si yo quería...pero que tenía que estar seguro de que iba a poder con el, no quería dejarlo en cualquier lado...Así que le dije que, después de Fluffy, un dragón era algo fácil.

—¿Pareció interesado en Fluffy?

—Bueno sí, es normal. ¿Cuántos perros de tres cabezas has visto? Entonces le dije que Fluffy era buenísimo si uno sabía calmarlo: tocando música se dormía enseguida ¡No debí decir eso! ¡Olvídenlo! Eh...¿A donde van?

Caminaron de regreso al castillo en total silencio.

—No podemos avisar a Dumbledore, lo escuche avisar a McGonagall esta mañana que estaría tres días fuera.—dijo Theo.

—Entonces tendremos que proteger la piedra nosotros.—dijo Hermione.

—Nosotros me suena a manada.—dijo Lily con el ceño fruncido.

—Vamos, ya estamos metidos en esto y no podemos confiar en nadie más. La profesora McGonagall no nos creerá. —insistió Hermione.

—Personalmente soy el tipo de persona que evita estas cosas pero...tengo un mal presentimiento, así que estoy dentro.—dijo Theo con pesadez y Lily rodó los ojos.

—Bien, bien. Nos vemos esta noche en el pasillo prohibido a la una de la madrugada, que es cuando usualmente Filch toma un descanso. —dijo Lily.—Ten cuidado, Hermione. No tienes la capa y pueden atraparte.

—Tranquila, nunca me escapo pero eso no quiere decir que no sea buena haciéndolo.—le guiñó un ojo.

Lily suspiró. Era oficial. Esa misma noche estarían propensos a la muerte.


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