Chapter Capítulo 25
Capítulo 25 Cumpliré una de tus peticiones.
Su actitud era agresiva, pero Armando se limitó a sonreír y le preguntó a su vez:
-¿Y quién te crees que eres, con qué derecho me das órdenes?
Clotilde se quedó de repente en silencio.
En efecto… ¿qué derecho tengo?».
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Al ver que Clotilde se había callado de repente, Armando empezó a arrepentirse de lo que había dicho…. no había venido aqui a recoger una pelea con ella. Así que suavizó el tono y dijo con torpeza:
-Entra, no lo hemos aclarado todo entre nosotros.
-¿Qué más quiere
s? No está claro todavía -preguntó Clotilde con frialdad.
-¡Todo!
Clotilde se burló, queria escuchar lo que aún tenia que decir. Se dirigió al otro lado, abrió la puerta y se sentó en el asiento del copiloto. Con expresión fría, dijo:
-Ok, escupelo. ¿Qué es lo que quieres?
Armando pensó que no era un buen lugar para hablar, así que pisó el acelerador y se dirigió a su propia residencia en la zona de la ciudad, y se tomó su tiempo para aclarar los pensamientos desordenados que tenía en la cabeza. Clotilde no dijo nada. Teniendo en cuenta lo poco que le gustaba Armando, no temía que le hiciera nada.
El auto entró a toda velocidad en la Villa Hamamelis, que estaba en medio de Hebe: la pequeña isla, de apenas seis mil metros cuadrados, pertenecía a los Farías y, aparte de la Mansión Farias, fuera del centro de la ciudad, Armando vivía normalmente en la Villa Hamamelis. Sólo había una carretera de entrada y salida de la isla, y en ella sólo había un bungalow.
Cuando se abrieron las grandes puertas de metal, las emociones de Clotilde se habian calmado. No sabia por qué, pero cada vez que miraba a Armando, perdía el control de sus emociones y odiaba esa sensación. Tras bajar del auto, los criados se marcharon en silencio, Clotilde miró la luz que se reflejaba en el lago, no lejos de la casa, y preguntó con frialdad:
Podemos hablar ahora? ¿Qué has descubierto? ¿Y qué quieres hacer?
Armando la fulminó con la mirada y, en su lugar, hizo una pregunta que no tenia nada que ver.
-¿Con quién estabas en el motel hace un momento?
Clotilde lo miró extrañada:
-¿Qué tiene que ver eso contigo
Armando enarcó una ceja.
-¿De verdad tienes que hablarme asi? Si no estuviera seguro de que en realidad eres Clotilde, ihabria pensado que alguien habia intercambiado cuerpos contigo!
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Capitulo 25 Cumpliré una de tus peticiones
-No hables como si me conocieras muy bien si no vas al grano, debo irme.
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-Espera!-gritó Armando tras ella cuando la vio darse la vuelta para marcharse. Ahora Clotilde era como un cactus, lleno de espinas y en pleno modo de defensa -la antigua Clotilde- era más adorable-. Fui a investigar las cosas que mencionaste hoy temprano. Pero ha pasado demasiado tiempo, asi que no apareció nada.
-Oh. -A Clotilde no le importala. Después de hoy, daba igual quién le gustara a Armando y quién le disgustara.
Su apatica reacción hizo que Armando sintiera de repente un malestar en el corazón. Solía gustarle tanto, pero ahora no parecia importarle si existía o no… tenia el corazón demasiado roto como para sentir algo? De repente dijo:
-Pero lo he pensado, aun así, no debería haberte tratado asi. Asi que me gustaría compensarte: dime lo que quieras.
Los detalles de lo ocurrido en el pasado seguían sin estar claros, pero desde el momento en que Clotilde lo besó, la mirada de sus ojos hacia improbable que él la odiara como antes. Esa mirada era inolvidable, y la sensación de vacio en su corazón le hizo pensar en compensarla.
Clotilde lo miró con curiosidad. Dado el poder y la riqueza de los Farias, la compensación a ofrecer debe ser muy generosa. Sonrio:
-¿Puedes decirme que vas a hacer con Marina? -En su vida anterior, Armando hacia todo lo que Marina le pedia.
-Marina es muy buena actriz, quizás Armando también sienta algo por ella. Cuando llegue el momento de casarse, su primera elección será Marina-.
Penso Clotilde, pero ella murió antes de que eso ocurriera.
Armando frunció el ceño cuando escuchó el nombre de Marina. Aunque aún no había conclusión sobre el asunto, de alguna manera no le gustaba escuchar cualquier mención sobre ella.
-La interrogaré cuando vuelva.
Clotilde se rio.
-Si Marina estuviera dispuesta a admitir, no habría hecho esto
en primer lugar.
Armando permaneció en silencio. Sin pruebas concretas, nueve de cada diez personas creerian a Marina: así de bien había construido su imagen y su reputación. Clotilde ya no quería tener nada que ver con Marina, pero por él, sentia que tenía que arrancar esa máscara de la cara de Marina.
-Hay otra forma de averiguar que/clase de persona es Marina en realidad.
-¿Cómo? -preguntó Armando con seriedad.
Clotilde entrecerro los ojos.
-Ahora está de gira, ino? Por lo que sé, el baile que la lanzó a la fama se llama Serenata frente al agua y la idea de ese baile se la robaron a un bailarin llamado Serafin Sánchez. Es fácil investigar esto porque Serafin siempre está a su lado. Ella lo envenenó para que no pueda hablar. Cuando investigues bien este asunto, sabrás qué clase de persona es Marina. Además, trae a Seralin a verme.
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forjado durante tanto tiempo de ser pura y bondadosa se derrumbaria en un instante.
-¿Por qué? ¿No puedes soportarlo? ¿O piensas que estoy diciendo tonterías? ¿Marina no plagiaba ni envenenaba a los demás?-preguntó Clotilde con burla.
-No es eso. -Armando sacó la barbilla un poco mientras devolvía la mirada a Clotilde-, simplemente me parece extraño. Si tienes las debilidades de tanta gente en tus manos, ¿por qué esperas hasta ahora para decirlo? Anoche dijiste que escuchaste a esos dos hombres confesar cómo cometieron sus crimenes, ca quién intentas engañar? Clotilde, ¿qué más escondes?
Clotilde apretó los labios, dándose cuenta de que se había precipitado demasiado. Sólo quería desenmascarar las sucias acciones de Marina, pero no esperaba que Armando sospechara de ella.
-Sólo tienes que aceptar hacerlo. No pidas tanto.
Armando se dio cuenta de que estaba fingiendo y resopló.
-Y esta actitud tuya… antes de lo que pasó anoche, aún me mirabas con cariño. Pero ahora parece que me miras con… ¿desden?
Estaba de acuerdo en que se habia pasado de la raya la noche anterior, pero no podía ser que ella hubiera olvidado todo el amor que sentía por él, ¿verdad? ¡Era más agudo de lo que ella pensaba!
Clotilde se subió más la chaqueta que la rodeaba para cubrirse más la cabeza.
-Estás haciendo demasiadas preguntas. Señor Armando, estoy muy cansada. O se las arregla para que duerma aqui en una habitación, o me envía de vuelta al centro de la ciudad.
Armando seguia fulminándola con la mirada, pero como estaba cansada, lo dejó pasar y dijo:
-Iré a comprobar lo que me ha dicho, pero como le he dicho antes, sólo puedes pedirme una cosa, y aún no me ha dicho lo que quiere.
Clotilde rio en voz baja. Su risa contenía un dolor indescriptible, pero después de escucharla con atención, sólo estaba llena de soledad.
-Quiero ser tu esposa…
¡Armando se sobresaltó!
-¿Era eso lo que querías escuchar?-Clotilde lo miró, su expresión difícil de leer-. ¿Desde cuando te importa lo que yo quiera? ¿Que ya no me pegue a ti hace que te intereses por mi?
Armando se burló y rio al responder con indiferencia:
-¿Y qué si es asi? Tu personalidad ahora es mucho más interesante que antes.
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