Mi Exmarido Billonario Me Persigue

309 Así empezaron los rumores de
embarazo
-Lo siento si te hice daño, mi amor. Fui demasiado egoísta como para pensar en mí mismo porque había estado esperando esta
oportunidad durante años. Muy bien, lo haremos de nuevo cuando te sientas mejor. Tristan la besó suavemente en la frente y la
abrazó.0
-Está bien -Bella se sintió mal al escuchar sus
–
palabras. De repente, recordó lo que Geoffrey le había dicho: que Tristan no tenía deseo de buscar otra mujer antes de que ella
regresara y que toda la gente alrededor de Tristan pensaba que podría volverse monje si continuaba alejándose de las mujeres.
Tristan suspiró al escuchar sus palabras. Aún se culpaba porque olvidaba su debilitado estado. Qué estúpido.
Cuando Bella vio que la expresión de Tristan se volvía sombría, rápidamente continuó, tratando de mejorar su humor.
-Esposo, aunque siento mi pierna adolorida y cansada, también lo disfruté -dijo Bella. Se sintió aliviada al ver su sonrisa florecer.
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De inmediato, los ojos de Tristan brillaron cuando escuchó que su esposa disfrutaba de su amorío. Pero su felicidad parecía
traicionar su mente clara; su mano comenzó a tocar su estómago, lentamente subiendo hacia sus no muy grandes pechos, que
encajaban perfectamente en su palma.
-Tr–Tristan, ummhh... —dijo Bella, gimiendo al sentir su cálida mano amasar sus pechos. Su cuerpo se
arqueó mientras su pulgar jugaba con su pezón erecto. -¿Q–Qué haces, Tristan? ¡Pensé que dijiste que sentías pena por pedir
más! —preguntó, intentando detenerlo.
-Esposa, hagámoslo de nuevo

¡Dios mío!
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Antes de que Bella pudiera regañarlo, un suave toque de repente llegó desde la puerta. Detuvo a Tristan de
tocarla.
Ambos miraron hacia la puerta, curiosos.
Luego, Bella cambió su mirada hacia Tristan.
-¿Es Dax? -súsurró, su tono preocupado no lograba
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esconder su miedo. Aún estaban desnudos, con la esparcida por el suelo. ¿Qué pensaría su hijo si los
viera ahora?
ropa
-¿Quién es? -Tristan preguntó con calma, pero su tono era claro; no le gustaba ser molestado en ese
momento.
-Maestro, soy yo, Geoffrey. Me disculpo si esta llamada los interrumpió de manera desagradable. Pero necesito informarles que
el almuerzo... está listo... y todos... todos ya están esperando que usted y la joven señora se unan
La voz educada de Geoffrey alivió a Bella. Sin esperar a que Tristan respondiera, ella salió de la cama, completamente
desnuda, y cojeó hacia el baño, ignorando el dolor alrededor de sus muslos internos.
-Está bien, Geoffrey. Gracias por avisarme -Tristan respondió mientras se levantaba de la cama. Se sintió divertido al mirar a su
adorable esposa desnuda corriendo como un pequeño conejo. -Mi esposa y yo nos uniremos más tarde. Por favor, pideles que
comiencen primero -dijo mientras caminaba hacia el baño.

309 Astero
bbs numores de embarazo
El silencio reinó en el aire mientras Geoffrey escuchaba la respuesta de su maestro. Innumerables preguntas danzaban en su
mente.
<<¿Por qué pidió que los demás comieran primero?»
<<¿Por qué? ¿Por qué el Maestro Tristan necesita más tiempo cuando su suegra está aquí?»
<<¿Necesitaban más tiempo para prepararse?»
<<¿Seguían haciendo algo–>>
De repente, el rostro de Geoffrey se sonrojó al darse cuenta de un pensamiento travieso. Pero luego, un leve alivio también era
evidente en su rostro.
Geoffrey se aclaró la garganta en silencio antes de responder.
—Sí, maestro. Lo haré.
***
Al mismo tiempo, en el primer piso.
-¿Dónde están Tristan y Bella? -preguntó Lewis Sinclair tan pronto como vio a Geoffrey entrar al
comedor. Solo.
-¿Cómo pueden Bella y Tristan llegar tarde al
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almuerzo cuando es la primera vez que Natalie se une a nosotros? -intervino Isaac Donovan, sacudiendo la cabeza lentamente,
decepcionado de ellos.
Geoffrey se sintió aún más tenso ahora que todas las miradas estaban sobre él. Con tensión, se acercó a
Lewis Sinclair.
Se inclinó un poco, acercando su cabeza a Lewis antes de susurrar en su tono bajo, -Viejo Maestro, parece que el Maestro
Tristan y la Joven Señora están
tratando de darle al Joven Maestro Dax una hermanita.
Tardarán unos minutos más. El Maestro Tristan me pidió que les informara que comiencen el almuerzo sin
ellos.
Las palabras de Geoffrey transmitieron alivio como si un peso le hubiera sido levantado al informar a su viejo maestro de esta
gran noticia.
Molestado porque su nieto había sido maleducado al hacer esperar a su suegra, Lewis Sinclair sonrió lentamente al escuchar la
explicación de Geoffrey.
-¿Qué pasa, Lewis? ¿Por qué esa sonrisa repentina? preguntó Isaac, cada vez más intrigado al ver a Lewis sonreír. La mirada
en los ojos de su mejor amigo
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mostraba claramente que estaba feliz.
Lewis no respondió a Isaac pero se volteó hacia Geoffrey y le hizo un gesto para que le explicara a Isaac.

Unos momentos después, Isaac Donovan tenía la misma expresión que Lewis Sinclair. Se rió felizmente mientras asentía con
satisfacción, sabiendo lo que estaba pasando arriba. El pensamiento de dar la bienvenida a otro bisnieto hinchaba su corazón.
-¿Abuelito? ¿Por qué ambos están riendo de felicidad? ¿Está pasando algo bueno con mi mamá y mi papá arriba? -Los ojos de
Dax se estrecharon con curiosidad y emoción al mirar a sus dos bisabuelos.
-Ja ja ja, sí, sí, querido Dax, -la risa de Lewis Sinclair retumbó en la sala, sorprendiendo a todos-.
Escucharás las buenas noticias más tarde.
Isaac Donovan se aclaró la garganta para distraer a Lewis, temiendo que su descarado amigo dijera algo que Dax no debería
escuchar.
-Está bien, está bien, comamos primero. Mi querida Natalie, tú come primero. Bella y Tristan se unirán a nosotros pronto, -dijo
Isaac, luego miró a Dax—. Tú
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también, Dax. Come más; necesitas crecer más
rápidamente. Y también necesitas ser más fuerte, dado lo que está por venir.
Dax, “...
Estaba aún más confundido.
***
Mientras todos discutían la ausencia de Tristan y Bella, Bella, que había cambiado su ropa y arreglado su
apariencia, luchaba por salir de la habitación. Sentía dolor en su muslo.
Parado cerca de la puerta esperando a Bella, Tristan se sintió preocupado y culpable al verla caminar como un caracol. Cada
vez que daba un paso, sus cejas se unían como si sintiera dolor.

-Mi querida esposa, realmente lamento si te dolió de
esta manera, -la tristeza de Tristan era evidente en su
tono. Vio que ella no decía nada, solo trataba de
sonreírle, pero su sonrisa no lograba llegar a sus ojos, haciéndolo sentir aún más culpable.