Mi Exmarido Billonario Me Persigue

Chapter 283



283 ¡Déjame ir!
-¿Por qué regresó de repente? -se preguntaba Natalie en silencio.
-¿Olvidó algo? -continuaba con sus pensamientos.
O, -se detuvo- ¿olvidé yo algo?
-¡Oh Dios mío...! -exclamó mentalmente, sin atreverse a voltear para ver a Lucas. Permaneció en su lugar, rezando porque esto
fuera solo su imaginación y nada terrible o doloroso resultara de este encuentro.
Pero sus deseos se desmoronaron cuando la voz de Lucas resonó de nuevo, rompiendo el silencio. -¡Dios, él está aquí! -pensó
ella con pánico.
-Dije, ¿a dónde vas con una maleta tan grande? espetó Lucas Donovan, su voz ya no tan cortés como
antes.
Estaba demasiado sorprendido al ver a su esposa arrastrar la maleta con enojo por primera vez desde
que se casaron.
-¿Está furioso por lo que pasó anoche? -se
preguntaba Lucas. -Esta mujer tonta y egoísta, ¿cómo
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se atreve a enojarse cuando yo estaba a punto de disculparme con ella?
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Después de un viaje de cinco minutos, había pedido al conductor que regresara a casa apresuradamente, dándose cuenta de
que la había golpeado anoche porque estaba desahogando su frustración después de lo ocurrido con su empresa.
Pero lo que vio ahora fue suficiente para hacer que su enojo se encendiera de nuevo. Él no quería regañarla o incluso
golpearla, pero esta mujer nunca dejaba de enfurecerlo.

Natalie apretó los dientes mientras apretaba el agarre de su maleta. Intentando contenerse de parecer débil frente a Lucas, se
giró hacia él, tratando de ser valiente.
Sin embargo, cuando vio su mirada penetrante, su corazón tembló. De algún modo, sentía que si su mirada pudiera matar a
alguien, probablemente ya estaría muerta. -¡Qué maldad! -pensó aterrada.
-Natalie, ¿por qué me miras así? ¿Puedes
responderme? ¿Dónde vas con tu maleta? -Lucas bajó el tono para suprimir su ira. No quería asustarla aún
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más.
Mientras Lucas intentaba calmar su enojo, Natalie estaba demasiado ocupada formando las palabras que quería decirle, lo que
la hacía incapaz de escuchar lo que él preguntaba.
La paciencia de Lucas se agotó cuando vio que su esposa lo ignoraba. Se frotó la gruesa ceja, sonriendo
débilmente.
-¡Cómo te atreves a desafiar mi paciencia, Natalic Wright! -exclamó.
Natalie se estremeció al verlo caminar lentamente
hacia ella. Suspiró profundamente y se obligó a expresar lo que tenía en mente.
-Esto ya no funciona. No para mí. Vamos a divorciarnos, Lucas Donovan. Esa es la única solución razonable para nuestro
horrible matrimonio. Terminarlo dijo con calma, manteniendo una expresión seria.
Pero por dentro, Natalie sentía como si el trueno. rugiera, asustándola y confundiendo su latido del corazón y sus
pensamientos.
-Sé fuerte Natalie Por favor sé fuerte! No llores más
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frente a este MALDITO hombre. No merece tus

lágrimas...-se recordó a sí misma mientras apretaba
los puños.
-¿QUÉ QUIERES DECIR, NATALIE WRIGHT?
¿QUIERES QUE NOS DIVORCIEMOS? ¿NOSOTROS? ¿¡DIVORCIO!? -La voz de Lucas Donovan resonó, rompiendo el
silencio en el segundo piso.
Natalie tenía aún más miedo al escucharlo elevar su voz. Antes de que pudiera responderle, la carcajada estruendosa de Lucas
resonó, confundiéndola.
-¡Bwa ha ha ha ha...!–se rió Lucas, acelerando sus pasos mientras se dirigía hacia Natalie.
-¡Qué chiste! ¡No hay divorcio a menos que yo lo diga! ¡Ninguno! ¿Eres estúpida? ¿O estás cansada de vivir? ¿Es por eso que
pides el divorcio? ¿Quieres morir?
continuó.
Esta no era la primera vez que él escuchaba esas palabras de ella. Ya sabía que debía estar bluffeando.
Los ojos de Natalie permanecieron fijos en él.
Mantenía su calma aunque sentía las manos comenzar a sudar, temiendo que este hombre la golpeara de
nuevo.
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Lucas se detuvo a un paso de ella. No se apresuró a hablar, pero puso su mano en su barbilla y acercó su rostro al de ella.
Estaba tan cerca que ella parpadeó varias veces cuando su aliento le hizo cosquillas en la
cara.
Cuando Natalie estaba a punto de apartar su mano, él
habló:

-¡Qué mujer tan desalmada eres, Natalie Wright! ¿Cómo te atreves a pedir el divorcio cuando mil empresa y mi familia están en
problemas?
-¡No me importa! Por favor, déjame ir, Lucas Donovan. ¡Déjame ir! -Natalie respondió valientemente. ¡Ya no tengo la energía
para estar a tu lado. Para cuidarte y amarte cuando tú nunca me cuidas y me amas a mí! Te doy un regalo aquí. Ahora eres libre
de casarte con tu mujer más joven afuera. No me importa
Su mano sostuvo su barbilla con fuerza, sus ojos fríos. Con una sonrisa burlona, habló en tono de mofa, sust
palabras destinadas a irritarla aún más:
-¡Cierra tu boca sucia y coqueta, o probarás mi mano
otra vez!
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La gigantesca mano de Lucas cubrió la cara de Natalie, casi como si estuviera apretando su cara. Luego empujó su rostro,
causando que Natalie casi cayera al suelo. Agarró su maleta para evitar caer.
-Puedes golpearme, lastimarme tanto como quieras,
Lucas Donovan. Pero... Mi decisión es definitiva.
Quiero un divorcio -dijo ella, mirándolo desafiante sin miedo. Por favor déjame ir. ¡DÉJAME IR!
Natalie sonrió con confianza al verlo fruncir el ceño, sorprendido por su coraje y audacia. ¡Ni siquiera podía creerlo ella misma,
pero le gustaba! Esta era la primera vez que era tan valiente.
Y como resultado, esta es la primera vez que veía la expresión confusa y temerosa de su abusivo y cruel esposo, incluso si solo
fue por un segundo.
Continuó:

-Lucas, no voy a desperdiciar mi vida soportando miseria. Y tú no tienes que fingir ocultar tus mujeres de mí. Puedes casarte
con tu mujer después de divorciarte de mí. Esto es lo que también quieres, ¿cierto?
Lucas sentía emociones encontradas ahora. Estaba
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sorprendido por su osadía y a la vez divertido.
-Debe estar bluffeando, ¿no? Esta mujer no puede dejar este lugar o dejarme... -Lucas se preguntaba, pero una vez más,
frunció el ceño al ver cuán fiera era
su mirada ahora.
Esta era la primera vez que veía a Natalie mirarlo. fijamente así. Sintió un déjà vu.
-Esa mirada en sus ojos... ¿Por qué su mirada se parece a la de nuestra hija inútil, Bella? -Lucas sacudió la cabeza para dejar
de lado lo que pensaba.
-¿Crees que puedes dejarme, eh? ¿Tienes dinero? ¿Un lugar donde quedarte? ¡No tienes nada de eso! -Lucas grita lentamente
mientras estrecha los ojos, mirándola fijamente, temblando.
Lo sabía; debía estar bluffeando. ¡Qué estúpida era!
Natalie no dijo nada. Pero su expresión permanecía igual.
Se rió. -Bien, puedes dejar esta casa, Natalie. Pero no puedes llevarte nada de este lugar. Tienes que dejar todo atrás...
Incluyendo tu maleta y el dinero... porque todo es mío. ¡MÍO! ¡NO TUYO! ¡No tienes nada aquí!
Nada! -Natalie estaba completamente sin palabras al
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escuchar eso.

-No eres nada sin mí, Natalie Wright. ¡NADA! Si no te hubieras casado conmigo, habrías sido solo una JODIDA MUJER
POBRE!!! Estarías luchando incluso por ganar un centavo allá afuera... -Natalie apretó la mano, intentando retener sus
lágrimas. Podía sentir toda su sangre subiendo a su rostro, volviéndolo rojo como si sus vasos sanguíneos estuvieran a punto
de explotar.
Pero de nuevo, reprimió su ira y la tragó de nuevo.
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