Chapter 66
Capítulo66
La cara de Alejandro estaba hosca otra vez y cerró con más fuerza sus labios.
Había dado el precio de nueve millones. Seguramente no era difícil dar diez millones.
Irene de repente bajó la mano no porque no pudiera pagar sino porque quería abandonarla.
¡Ella lo hizo así a propósito!
Pero no podía decir más, porque nadie obligó a Beatriz a comprar esta pintura a un precio tan alto.
Todo era su voluntad.
Pasaron unos artículos de subasta y Clara era muy calma, que no levantó su mano.
Mientras que Alejandro tampoco levantó la mano porque solo quería comprar el sillón medieval
hecho de madera de dalbergia odorifera, así que se resistió a entrar en acción.
El siguiente artículo de subasta era un par de ornamentos hechos de esmeralda donados por Ema
en nombre del Grupo Hernández. El precio fijado era de dos millones.
Clara movió la cabeza de la izquierda a la derecha con desprecio.
Prefería pujar por la primera producción en vez de dos piedras tontas a un precio alto. Quien las
comprara, estaría tonto.
Efectivamente, los que pujaban eran pocos. El subastador pregonó con mucho esfuerzo y
finalmente a un precio de doscientos sesenta millones se vendieron.
La sonrisa de la cara de Ema desapareció poco a poco.
Por suerte no era doscientos cincuenta…
Alejandro se quedó muy tranquilo como si esto no tuviera nada que ver con él.
Porque hiciera lo que hiciera, Ema solo perdió la cara de Enrique. El padre y el hijo no estaban en el mismo frente, pero el esposo y la mujer tenían el mismo corazón.
El siguiente articulo de subasta, del Grupo KS, donado por la señora Leticia, es un par de tazas de barniz azul hechas en la Edad Media.
Despertó el interés de todos los coleccionistas presentes ¡El ambiente era muy animado!
Clara se quedó atónita y volvió hacia atrás para buscar a alguien.
Por fin, en la fila más trasera, encontró la figura esbelta de Leticia.
“¿Por qué vino Leticia? ¿Por qué no me lo dijiste?”
Clara envió nerviosamente un mensaje a Aarón.
“Señorita, ¡lo sé hace un rato! Quizás el presidente Pérez le envió temporalmente aquí.”
¡Joder! ¡Ese hombre siempre hacía lo que nadie podía adivinar!
Clara ahora estaba un poco desconcertada.
Hoy, en esta ocasión, casi toda la familia Hernández estaba presente. Temía de verdad que
hubieran revelado su condición de ser la hija de Julio.
Justo en este momento, se percató de que Leticia le dio una señal de OK. Por su gesto se podía ver un acuerdo tácito entre las dos buenas amigas.
Clara se sentía muy agradecida y lo entendió enseguida.
Leticia, ¡genial! ¡Eres muy inteligente!
Todos estaban ansiosos de acción. Ellos querían quedarse con el artículo de KS sin poder esperar
más.
Resulta difícil conseguir tazas de barniz azul hechas en la Edad Media. ¡Y Leticia donó dos tazas de una vez! El Grupo Pérez es realmente generoso. ¡Tiene la característica de un plutocrata!
El Grupo Hernández también es plutócrata, pero es peor. Las dos piedras son nada. Es probable que
no valga más que las dos estatuas de león de mi casa.
¡El gusto de la mujer de Enrique es preocupante!
Ema se puso rojo de ira. Estaba en ascuas. (1
Había una gran diferencia entre el artículo traído por ella y el de Leticia. El enorme contraste le
volvió más tacaña y perdió la dignidad.
Desde que comenzó la subasta, por fin Alejandro estaba interesado. Con sus dedos delgados movió,
la tarjeta de número.
Ocupa el primer lugar entre las tazas de barniz azul y es líder de las hechas en la Edad Media. ¡
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Las lluvias pasaron, las nubes rompieron y la luz entró. Ese color significa el futuro.
Al oír las palabras de Clara, Alejandro movió su vista hacia ella y la miró con sorpresa.
Clara estaba metida en el atractivo de las antigüedades. Su piel blanca y delicada era como una
porcelana de primera calidad. Sus cejas eran bellas y bajo la luz era tan bonita que todos olvidaron
respirar.
Irene de hecho era muy bella, pero nunca había apreciado su belleza.
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