Chapter Capítulo 97
Narrador omnisciente
La familia aún no puede creer la noticia que le acaban de informar. Se habían hecho muchas ilusiones con la pequeña Sarita y ahora ella ya no está en este mundo. Ha muerto debido a un paro cardíaco.
Nació antes de tiempo y sumado al hecho de que el embarazo de Belinda sufrió muchas complicaciones debido al estrés continuo que sufrió el cual afectó a la niña, ella no logró sobrevivir.
Es una verdadera tragedia la cual ha destrozado el corazón de Emiliano quien se siente culpable por no haberla logrado salvar y al resto de la familia al pensar en que pudieron hacer diferente.
Diego no es un hombre emocional, pero se siente enojado y frustrado al darse cuenta de que su hija ya no está y no tendrá forma alguna de retener a Belinda a su lado.
—Tranquilo hijo —Su abuela intenta consolarlo
—Todo es culpa de Fernando. El intento asesinar a mi mujer y mi hija por envidia y celos. Él mato a mi bebé.
—No digas tonterías —Le pide su padre
—Es la verdad él la mato y debe pagar por lo que hizo.
Mientras tanto en la habitación de Fernando él se encuentra sumergido en un sueño profundo. Está en su mundo ideal soñando con Belinda y su hijo, él desearía quedarse por siempre en ese perfecto sueño.
—Fer—Mariana toma su mano—Aún no puedo creer que estés allí postrado en una cama cuando ayer hablamos y me regañaste como siempre. Sabes que aunque nunca lo diga yo te necesito mucho y me moriría si algo te pasa.
Necesito que me cuides y me regañes incluso sería capaz de aceptar a Belinda si despiertas. —Ella deja un beso en su mejilla
—¿Cómo sigue?
Cuando Mariana se giro se percató de que Ariel llegó al lugar y sin dudarlo lo saludo con un abrazo a lo cual él no correspondió.
Él sigue enojado debido a que luego de la ruptura de Mariana y Diego este le pidió matrimonio a ella, pero la mujer lo rechazó y humilló. Ariel decidió que sería la última vez que le ruega y desde ese instante abandonó la empresa y decidió alejarse de ella para siempre.
—¿Cómo sigue Fernando? —Le pregunta mientras se aleja —Únicamente estoy acá por mi amigo
—Aún no despierta y eso es muy peligroso. Me parece extraño que esa muerta de hambre te haya dejado venir.
—Cielo tiene nombre y si no la respetas me voy.
—No te vayas por favor, yo te necesito mucho.
—Por supuesto y yo siempre estoy cuando me necesitas, pero nunca es alrevez.
—¡Belinda! —Cuando se giraron se percataron de que Fernando está abriendo los ojos
—¡Hermanito! —Ella deja un beso en su mejilla —¡Fer al fin! ¡Llama al médico, Ariel!.
—Enseguida vuelvo
—¡Belinda! —El no deja de repetir
—Belinda está bien y tú también lo estarás.
En cuanto llegó la doctora ella se dedicó a revisar sus reflejos debido a que sufrió un gran golpe en la cabeza y podría tener secuelas.
—¡Fernando si puedes escucharme cierra tu puño!
Ella sonríe en cuanto él realiza esa acción.
—Bien si puedes verme vuelve a cerrar tu puño.
Él vuelve a realizar la acción lo cual tranquiliza a Rosalía debido a que es una excelente señal la cual indica que no ha sufrido daños cerebrales aunque por supuesto debe seguir realizando estudios.
—¿Puedes hablar?
—Belinda
—¿Qué le pasa a mi hermano? —Pregunta Mariana preocupada
—Es normal en su estado, no soy una experta, pero parece estar en estado de shock debido al trauma del accidente. Ya transcurrió lo más grave, Fernando despertó y al parecer no tiene grandes daños.
—Pero no se quedará así para siempre verdad —Pregunta Ariel
Rosalía niega con la cabeza —Con el tratamiento adecuado mejorará, depende de cada paciente, pero mínimo dentro de una semana reaccionará.
—¿Sabe como están mi hermana y su bebé?.
Ella niega con la cabeza —Belinda está en estado crítico y la bebé no logró sobrevivir, lo siento mucho.
Esta vez es Ariel quien abraza a Mariana cuando está comienza a llorar. Ella no es cercana a Belinda pero el estado de Fernando ha logrado sacar su lado sensible.
***
Diego acaba de ver a Sarita porque le permitieron despedirse de ella por ser el padre y al verla un par de lágrimas resbalaron sobre sus mejillas. Él no puede creer que esto le haya ocurrido por culpa de Fernando.
Porque él es el único que debería estar muerto no su hija, pero se encargará de que pague lo que ha hecho. Él mato a su pequeña y pagará las consecuencias. Ojo por ojo y diente por diente.
Luego de ver a la pequeña se acercó a la enfermera y le pago un dinero para que le permita entrar a terapia intensiva y ver a Belinda quien está conectada a varios cables.
—Tú no deberías estar acá, amor—El toma su mano—Todo es culpa de ese idiota, pero lo pagará muy pronto, te lo juro —Él deja un beso en su frente—Debes regresar conmigo, los dos tenemos que estar juntos en este momento tan difícil mi chiquita hermosa. Tienes que regresar conmigo porque si te atreves a morirte no me importará nada ni nadie. Ni la propia muerte ni Dios, ni el diablo te alejaran de mi lado, te seguiría hasta el mismísimo infierno, Belinda Uriarte.
Luego de unos minutos él se alejó de la habitación y después de cinco minutos entro Emiliano. Este dejo un beso en su mano y reposo su cabeza en su pecho.
—Sé que escuchas todo y seguramente ya sabes lo que pasó. No te culparía si me odias porque yo también lo hago, soy un completo fracaso Bell. —Él no logra controlar sus lágrimas —No supe cuidarte, amor. Pero no importó yo, sino tú por favor regresa tu familia te extraña y principalmente Aarón.
—Aarón —Ella habla dormida
—Si Aarón mi vida —Él deja un beso en sus labios —Debes ser fuerte por él
Durante los siguientes días el estado de Fernando mejoró, sin embargo, Belinda sigue igual. Ella no ha mejorado ni empeorado y lo extraño es que sus heridas internas han sanado, pero ella no logra despertar de su estado.
En este instante Rosalía se encuentra cambiando el suero de Fernando cuando es interrumpida por un oficial de la policía lo cual la sorprende.
—¿Qué hace aquí?.
El tipo sin pudor coloca una esposa en el tobillo de él —Demandaron al ciudadano Fernando Valencia por homicidio imprudencial e intento de homicidio en contra de Belinda Galván y su hija, dos hombres custodiarán la puerta—Es todo lo que dice antes de alejarse
—¡Tranquilo Fernando! —La mujer lleva sus manos a sus mejillas y se percata de que este nuevamente abre los ojos.
—¿Me escuchas?
—¿Qué pasó? ¿Dónde estoy y quien eres tú?.
—Tranquilo, respira.
Él lleva sus manos a su cabeza y comienza a sentir una enorme puntada en el lugar. Poco a poco como si fueran disparos miles de imágenes llegan a su cabeza.
—¡Belinda! —Es todo lo que logra formular —¿Dónde está ella?.
La mujer no cree conveniente decirle lo que está ocurriendo porque podría agravar su situación, pero no puede mentirle.
—Tranquilo Fer, ahora te revisaremos y luego tu familia te explicara todo.
—Solamente deseo ver a Belinda
Ella no puede creer que Belinda lo obsesione tanto que ni siquiera en un estado de coma en el cual estuvo por cuarenta y ocho horas dejo de pensar en ella. Rosalía desearía que alguien la quisiera con esa intensidad.