Chapter Capítulo 89
Simplemente, cerré los ojos e intenté que mi mente me llevará a otro lugar como lo hacía en cada ocasión que Diego abusaba de mí, pero está vez fue diferente.
Sentí que su cuerpo se alejaba de mí bruscamente. Cuando abrí los ojos vi la imaginen de Fernando y Diego en el suelo porque supongo que él lo empujó.
El ojiazul no pierde el tiempo y estrecha su puño dos veces en el rostro de Diego logrando romperle la nariz.
Simplemente, cubrí mi blusa con mis manos sin dejar de derramar ninguna lágrima. En realidad parezco gelatina o una gallina.
—No vuelvas a tocarla o te mataré con mis propias manos.
—¡No te metas en mis asuntos con mi mujer! —Exclama Diego cuando se levanta del suelo
—Ella no es nada tuyo.
—Espera a mi hijo por ende es mía.
—¡Tú la obligaste maldito cerdo! ¡Eres tan cobarde que solamente así logras tener a una mujer!.
Fernando se volteó cuando Aarón se acercó corriendo junto con Meg y esto lo aprovecho Diego para pegarle un puñetazo en la mejilla. Creo que le dejará una gran marca.
—¡Papi! —Escucho el llanto de Aarón y eso me estremece.
—¡Lárgate Diego! —Sin dudarlo me interpuse entre él y Fernando y el segundo aprovecho para levantarse —¡Están presente los niños, idiota!. ¡Vete Diego!.
—¡Vamos afuera! —Propone Fernando furioso, puedo ver el desconcierto en Diego porque su primo le gana en fuerza y sabe que es una batalla perdida.
—¡Me las pagarás! —Me advierte a mi
—¡Antes de tocar a mi mujer tendrás que matarme y te aseguro que no será nada fácil, imbécil!
—Ten cuidado con lo que deseas, primito—Jala el brazo de la niña —Vamos Megan
—¡A la niña no te la llevas! —Extendí mis brazos y ella se acercó a mí dándome un abrazo —¡Lárgate y nunca vuelvas!.
—No tienes tanta suerte, chiquita. —Es todo lo que dice antes irse, debí detener a Fernando para evitar que lo siga.
—¿Te hizo algo? —Él llevó sus manos a mi cintura y negué con la cabeza entre lágrimas.
—¡Dime la verdad!.
—No me hizo nada, te lo juro.
Él simplemente me estrecho entre sus brazos y comenzó a frotar mi espalda. Al sentir su calor no logré contener mis lágrimas.
Aún siento las manos de ese cerdo en cada parte de mi cuerpo y su asqueroso aliento. Ni siquiera mi embarazo ni la presencia de su hija lo detuvo para intentar violarme, no tiene límites.
Fernando me cubrió con su chaqueta y se dedicó a cargar a Megan entre sus brazos quien no deja de llorar, yo me ocupe de consolar a Aarón en el sofá.
—¿Por qué Diego y tú se golpearon, Fer?. —Pregunta Meg
—Son asuntos de adulto, princesita.
—Mi bebé ya no llores, papi y yo estamos bien. —Deje un beso en su mejilla
—¡Papi!
Cuando él lo llama Fernando se acerca a nosotros y yo golpee suavemente su mejilla con mi mano
—Vez no le duele.
—Estoy bien mi campeón. Suban arriba a mirar caricaturas mientras hablo con Belly.
Cuando ellos se alejaron cerré las puertas traseras y delanteras con llave. Tengo miedo de que ese infeliz regrese.
—¿Quieres ir a la clínica? —Me pregunta él y yo negué con la cabeza
—Muchas gracias
—Sé que fui el mayor de los idiotas y no puedo cambiarlo, pero de ahora en adelante te protegeré de Diego a ti y a tu bebé. —Él lleva su mano a mi estómago.
—Me estoy muriendo del miedo —No logró contener mi sollozo y por ello él me vuelve a abrazar mientras nos sentamos en el sofá.
—Lo mató antes de que te toque un pelo. —Él deja un beso en mi frente.
Él hizo algo inesperado, algo que me sorprendió y me desconcertó bastante. Sé inca y arrodillo frente a mi reposo su cabeza en mi regazo sin dejar de llorar.
—De verdad lo siento, nunca pude cuidarte….—No logra hablar bien debido a su sollozo
Lleve mis manos a su mejilla y levante su mentón para mirarlo a los ojos. Es increíble la manera en la cual se estruja mi corazón al ver a ese azul empapado de lágrimas.
Muy pocas veces lo he visto así de mal porque él no es la clase de hombre que deja ver sus emociones.
—No es tu responsabilidad.
—Si lo es, ese tipo es mi primo.
—Por favor levántate.
Él asintió y se volvió a acomodar a mi lado en el sofá sin dejar de abrazar mi cintura.
—Te juro que lo mataré
—Yo no quiero eso, la muerte no es suficiente castigo y no quiero al padre de mi hijo en prisión por culpa de un desecho humano como Diego.
—Debe haber algo que pueda hacer para ayudarte. Por favor pídeme lo que sea.
—Solamente evita enfrentamientos estúpidos. No me gusta que tú y Aarón se expongan, aunque me duela deberías regresar a Estados Unidos con él.
—No te dejaré sola, Belinda.
—No hay nada que puedas hacer.
—Tengo unos vídeos que serían de utilidad
—¿Qué videos?.
—El vídeo completo de la fiesta de Vladimir Nabokov y vídeos tuyos en la hacienda, son pruebas de sus abusos.—Me dice mientras me enseña uno en su celular.
—¿Cómo tienes esos vídeos? No tenía idea que me filmo.
—Prefiero reservarme como los obtuve. Los presentaré en el juicio junto con mi testimonio. Con esas pruebas será declarado culpable.
—Te lo agradezco
—Es lo menos que puedo hacer por ti, belleza.
Siento extraño porque hace mucho tiempo no me dice de esa forma, pero no puedo permitir olvidar quien es y que está casado.
Fuimos interrumpidos cuando escuchamos su celular vibrar. Me percaté de que se trata del número de Tamara y volví en mí.
—Deberías volver con tu esposa.
—No te dejaré sola con los niños, Belinda. —Él toma su celular y al darse cuenta de que este no deja de vibrar lo apaga. —Deberías descansar, yo me encargo de los niños.
—Estoy perfecta
—Debes pensar en la bebé ¿Cuánto tiempo te falta?.
—Un mes
—Me habría encantado ver tu pancita cuando esperabas a Aarón.
—Con Aarón tenía menos náuseas y no me daba sueño todo el tiempo, fue bastante tranquilo y también mi estómago era más grande.
—Soñaba con volver a verte embarazada de un hijo mío, pero todo se arruinó. Sé que tu bebé no tiene la culpa, pero no puedo evitar sentir un fuego interno al saber que tendrás un hijo de Diego.
—Lo entiendo en principio tampoco era la mujer más feliz, pero así ocurrieron las cosas y no se puede cambiar.
Decidí tomar la palabra de Fernando y este me ayudo a subir a mi habitación. Luego me recosté en mi cama y me arropo, él observó detenidamente la cuna y la ropita que está encima de esta.
—Mi suegra me hizo varios regalos
—Aún no me hago a la idea de que seas pareja de otro.
—Así es, yo soy novia de otro y tú estás casado. Sinceramente, espero que seas feliz con Tamara, ella no es de mí agradó pero…
Él niega con la cabeza —Ella no eres tú, Belinda y me precipité al casarme. Reconozco que Emiliano es un gran hombre y el sí te merece. Es mil veces mejor que yo y me consuela saber que sabrá como cuidar de ti.
—Lo sé
—¿Lo amas?
Asentí con la cabeza
—Nunca te he hecho feliz ya sea por mi familia o mi debilidad, tienes razón solamente fui un títere.
Negué con la cabeza —Ya no digas esas cosas, tú siempre has sido muy noble y por eso las personas se aprovechan, pero eso no te hace una mala persona.
Ayer creí que lo odiaba, pero luego de que me salvará de Diego y de nuestra charla comprendí que no es así.
Ya tengo muchas personas a quienes odiar y él no ocupa ningún lugar en mi lista. A pesar de sus errores nunca olvidaré que él fue el amor de mi vida y me dio el regalo más hermoso, mi hijo Aarón.
—Debí defenderte de todo y todos, pero fui un cobarde. Se acabó el Fernando estúpido.
Belinda daría mi vida para mantenerte a salvo y lograr que tú seas feliz. Cuando acabe está locura te devolveré la custodia de Aarón y te juro que nunca me interpondré en tu felicidad.
Sus palabras me provocan nostalgia y no comprendo el motivo.
Desde su pelea con Diego siento un nudo en la garganta, es el mismo nudo que sentí cuando éramos jóvenes y él sufrió un accidente o cuando atacaron a Aarón los hombres del amante de Graciela.
No quiero ser pesimista, pero siento que algo muy malo ocurrirá.
Fuimos interrumpidos cuando Emiliano se acercó al lugar es evidente su enojó al vernos en mi recámara.
—No pienses lo que no es. Simplemente, se sintió mal y la estoy acompañando.
—Yo confío en ella. —Emi deja un beso en mis labios y yo lo sigo, noto que Fer mira hacía otro lado.
—Mi amor creí que trabajas todo el día.
—cambie el turno para ver a mis princesas. ¿Me extrañaste?.
—Tú que crees —Volví a unir mis labios a los suyos
—Siento si fui grosero contigo, Emiliano. —Fer se disculpa
—Tal vez en tu situación hubiera actuado igual o peor.
—Amor, Fer tiene unos vídeos que podrían sernos de ayuda en el juicio.
—Estoy seguro de que Diego no tendrá escapatoria con las pruebas. Los veo en el juicio. —Él deja un beso en mi mejilla y vuelve a centrarse en Emi—Cuídala siempre.
Es todo lo que dice antes de alejarse, sin embargo, se detiene en la puerta y me regala otra mirada.
—Belinda nunca olvides que tú y Aarón son lo más importante en mi vida.—Simplemente se marcha luego de decir eso
—¡Qué fue eso! —Pregunta Emiliano—Ayer lo odiabas y hoy están en hablando como personas civilizadas.
—Tengo mucho que contarte mi amor, pero antes dame un beso.
—Uno no, muchos.
—¿Me haces espacio? —Me pregunta mientras se acomoda en la cama abrazándome