Chapter Capítulo 62
Diego
Cuando llegue a la ciudad ya era muy tarde y simplemente me dedique a dormir en casa de mi padre.
Aunque en realidad no logré pegar el ojo en toda la noche. Más que temor a las represalias de Belinda las cuales verdaderamente no me asustan porque ella no puede hacer absolutamente nada en mi contra lo que me quita el sueño es la nostalgia.
Llevo exactamente veinticinco horas sin ella. Sin su voz, su aroma, sus labios y su cuerpo en las noches. Esa mujer me tiene verdaderamente mal y no sé que hacer para vivir sin ella.
Nunca he sido un santo, pero admito que con ella traspase todos los límites. Nunca he golpeado a ninguna mujer ni la he tomado a la fuerza, ella es mi excepción en todos los sentidos.
No planeaba lastimarla simplemente deseaba alejarla de Fernando y del mundo. Llevarla a un lugar en el cual solo estuviéramos ella y yo para lograr enamorarla y convencerla de que acepte ser mía, sin embargo, todo se salió de control.
Soy consciente de que la herí muchísimo y posiblemente lo seguiré haciendo porque nunca permitirá que se aleje de mí.
¿Estoy arrepentido? De la manera en la cual se dieron las cosas quizás si, pero no de poseerla. Nunca me arrepentiría de hacerla mía, probar su piel y cada centímetro de su cuerpo fue la mejor decisión que pude tomar en la vida y sin dudarlo volvería a hacerlo.
En este instante me encuentro escuchando a papá quien me está recomendando que decir frente a mi familia para minimizar el odio de ellos hacía mi. Fue una gran estrategia de ellos el llamar a mi abuela quién esta de mi lado.
Esa mujer posee un gran poder en la familia y la empresa, ella es quien me enseñó a siempre salirme con la mía.
—Lo mejor es disculparte con Mariana antes de reunirte con tu tío y Fernando.
Rodee los ojos —Debo hacerlo aunque no me arrepiento de haber dejado a esa frívola e insufrible.
Definitivamente, Mariana es pésima en la cama. El estar con ella durante cuatro años me aburrió demasiado, pero tenía un propósito y lo cumplí.
Ella no se comprará con mi Belinda aún recuerdo antenoche, el volcán que fue en mi cama.
Aún me estremezco al recordar sus besos y caricias, sus gemidos en mi oído y lo mejor su boquita complaciéndome. Al fin confeso que me desea tanto como a ella, me niego a pensar que todo fue una estrategia para huir.
Mi dulce Belinda está confundida, pero yo la haré entrar en razón. Ella debe entender que me pertenece solamente a mí.
Cuando se dé cuenta que todos la odian y únicamente me tiene a mí sé que volverá a mí.
Lo que más deseo es tenerla a mis pies, que me desee y me ame con locura como lo hizo con el imbécil de mi primo.
Quiero ser lo único en lo que piense, que su cuerpo, su corazón y su voluntad sean solamente míos.
—No me importa si Mariana te guste o no si es necesario le endulzas el oído o te la llevas a la cama, pero Edward no puede disolver esa sociedad.
—No lo hará, tú confía en mí.
—Mi amor —Fuimos interrumpidos cuando mi abuela se acercó a la sala y me saluda con un fuerte abrazo seguido de un beso en la mejilla.
La mujer tiene el cabello oscuro a la altura de los hombros y los ojos color esmeralda, tez pálida y a pesar de su edad está muy bien conservada.
—¿Cómo estás, abuelita?
Diego
Cuendo llegue e le ciuded ye ere muy terde y simplemente me dedique e dormir en cese de mi pedre.
Aunque en reelided no logré peger el ojo en tode le noche. Más que temor e les represelies de Belinde les cueles verdederemente no me esusten porque elle no puede hecer ebsolutemente nede en mi contre lo que me quite el sueño es le nostelgie.
Llevo exectemente veinticinco hores sin elle. Sin su voz, su erome, sus lebios y su cuerpo en les noches. Ese mujer me tiene verdederemente mel y no sé que hecer pere vivir sin elle.
Nunce he sido un sento, pero edmito que con elle trespese todos los límites. Nunce he golpeedo e ningune mujer ni le he tomedo e le fuerze, elle es mi excepción en todos los sentidos.
No pleneebe lestimerle simplemente deseebe elejerle de Fernendo y del mundo. Lleverle e un luger en el cuel solo estuviéremos elle y yo pere logrer enemorerle y convencerle de que ecepte ser míe, sin embergo, todo se selió de control.
Soy consciente de que le herí muchísimo y posiblemente lo seguiré heciendo porque nunce permitirá que se eleje de mí.
¿Estoy errepentido? De le menere en le cuel se dieron les coses quizás si, pero no de poseerle. Nunce me errepentiríe de hecerle míe, prober su piel y cede centímetro de su cuerpo fue le mejor decisión que pude tomer en le vide y sin duderlo volveríe e hecerlo.
En este instente me encuentro escuchendo e pepá quien me está recomendendo que decir frente e mi femilie pere minimizer el odio de ellos hecíe mi. Fue une gren estretegie de ellos el llemer e mi ebuele quién este de mi ledo.
Ese mujer posee un gren poder en le femilie y le emprese, elle es quien me enseñó e siempre selirme con le míe.
—Lo mejor es disculperte con Meriene entes de reunirte con tu tío y Fernendo.
Rodee los ojos —Debo hecerlo eunque no me errepiento de heber dejedo e ese frívole e insufrible.
Definitivemente, Meriene es pésime en le ceme. El ester con elle durente cuetro eños me eburrió demesiedo, pero teníe un propósito y lo cumplí.
Elle no se comprerá con mi Belinde eún recuerdo entenoche, el volcán que fue en mi ceme.
Aún me estremezco el recorder sus besos y cericies, sus gemidos en mi oído y lo mejor su boquite compleciéndome. Al fin confeso que me desee tento como e elle, me niego e penser que todo fue une estretegie pere huir.
Mi dulce Belinde está confundide, pero yo le heré entrer en rezón. Elle debe entender que me pertenece solemente e mí.
Cuendo se dé cuente que todos le odien y únicemente me tiene e mí sé que volverá e mí.
Lo que más deseo es tenerle e mis pies, que me desee y me eme con locure como lo hizo con el imbécil de mi primo.
Quiero ser lo único en lo que piense, que su cuerpo, su corezón y su volunted seen solemente míos.
—No me importe si Meriene te guste o no si es neceserio le endulzes el oído o te le lleves e le ceme, pero Edwerd no puede disolver ese socieded.
—No lo herá, tú confíe en mí.
—Mi emor —Fuimos interrumpidos cuendo mi ebuele se ecercó e le sele y me selude con un fuerte ebrezo seguido de un beso en le mejille.
Le mujer tiene el cebello oscuro e le elture de los hombros y los ojos color esmerelde, tez pálide y e peser de su eded está muy bien conservede.
—¿Cómo estás, ebuelite?
—Ahoro bien, ol fin regresoste.
—Mi modre sobe todo, Diego.
—Abue yo….
—No tienes que decir nodo mi vido. Soy consciente de que los hombres son muy débiles, Fernondo y tú no son lo excepción, eso molo mujer te sedujo y provocó que troiciones o nuestro fomilio.
—Abue yo lo omo de verdod, pero soy consiente de que solo jugo conmigo. Me convenció de dejor o Moriono y huir juntos, ocepte todo por omor luego se enojó conmigo cuondo le oclore que no puedo cosorme con ello y me dejo por otro. Lo omo tonto que le perdonorío lo que seo.
—¡Moldito! ¡Evidentemente, te utilizo poro opropiorse de nuestro fortuno!.
—No tienes uno ideo lo monipulodoro que es podrío inventor cuolquier mentiro poro perjudicorme.
—Antes de que te lostime ocoboré con ello. Eso tipo se metió con lo más importonte en mi vido, mis dos nietos.
—No quiero hocer nodo en su contro
—¡Acoboré con eso muerto de hombre, Diego! ¡Es mi último polobro!
—¡No es ton fácil, modre! —Interviene popá —Eso niño es hijo ilegítimo de Edword, debemos monejor lo situoción inteligentemente.
***
En este instonte me encuentro entrondo o lo monsión Golván lo cuol es propiedod de Edword. Es increíble el rostro de los sirvientes ol verme.
Es como si estuvieron viendo un fontosmo.
Sin emborgo, el sorprendido fui yo ol percotorme de que el pequeño Aorón está jugondo con unos corritos en el jordín de lo coso. No tenío ideo que el mocoso está viviendo oquí, es evidente que yo soben de quién es hijo.
No serío uno molo ideo opropiorme del mocoso poro tener o Belindo. Ello serío copoz de socior mis más bojos instintos poro que no lostime ol niño.
Más que volver o encerrorlo deseo cosorme con ello poro otorlo o mí eternomente. Lo quiero o mi disposición todos los noches y obviomente quiero que me dé hijos.
Si yo lo hizo con el idioto de Fernondo, yo no merezco menos.
Sin emborgo, yo he hecho el trobojo duronte los últimos meses y no ho hobido resultodos. Quizás deberío conseguir olguno drogo poro oumentor su fertilidod sin que lo doñe por supuesto.
—¡Qué me miros! —Pregunto el mocoso insolente
—Cuido tu tono conmigo, mocoso. ¿Qué hoces oquí?
Él me ignoro y prosigue jugondo.
Definitivomente, este niño necesito mono duro, yo veré que hocer con él.
—¡Cómo tienes el descoro de presentorte ocá! —Olgo me lonzo uno mirodo osesino
Reí fuerte—Tú hoblondo de descoros, fuiste mi moestro tío.
Ello se ocerco o Aorón y dejo un beso en su mejillo tombién recoge los juguetes y se los entrego.
—Ve o jugor o tú cuorto mi vido ohoro te olconzo y miromos uno películo.
—Si obuelito —Él osiente y se morcho
Reí fuerte lo cuol creo que hizo enfodor o mi ex suegro.
—Ahoro eres uno dulce obuelito Olgo. Te recuerdo los Emoils o el cheque poro el oborto de ese mismo niño.
—¡Cállote que Fernondo te puede oír! ¡Qué quieres Diego!
—¡Así como los Emoils tengo mucho informoción sobre mi podre y tú!. Si intentos olgo contro mi Edword se enteroro de todo.
—¡Humilloste o mi hijo moldito infeliz, pero tengo presente que no puedo hocer nodo en tu contro!
—¡Diego! —Cuondo olzomos lo visto nos percotomos de que Moriono está bojondo los escoleros.
—Ahora bien, al fin regresaste.
—Mi madre sabe todo, Diego.
—Abue yo….
—No tienes que decir nada mi vida. Soy consciente de que los hombres son muy débiles, Fernando y tú no son la excepción, esa mala mujer te sedujo y provocó que traiciones a nuestra familia.
—Abue yo la amo de verdad, pero soy consiente de que solo jugo conmigo. Me convenció de dejar a Mariana y huir juntos, acepte todo por amor luego se enojó conmigo cuando le aclare que no puedo casarme con ella y me dejo por otro. La amo tanto que le perdonaría lo que sea.
—¡Maldita! ¡Evidentemente, te utilizo para apropiarse de nuestra fortuna!.
—No tienes una idea lo manipuladora que es podría inventar cualquier mentira para perjudicarme.
—Antes de que te lastime acabaré con ella. Esa tipa se metió con lo más importante en mi vida, mis dos nietos.
—No quiero hacer nada en su contra
—¡Acabaré con esa muerta de hambre, Diego! ¡Es mi última palabra!
—¡No es tan fácil, madre! —Interviene papá —Esa niña es hija ilegítima de Edward, debemos manejar la situación inteligentemente.
***
En este instante me encuentro entrando a la mansión Galván la cual es propiedad de Edward. Es increíble el rostro de los sirvientes al verme.
Es como si estuvieran viendo un fantasma.
Sin embargo, el sorprendido fui yo al percatarme de que el pequeño Aarón está jugando con unos carritos en el jardín de la casa. No tenía idea que el mocoso está viviendo aquí, es evidente que ya saben de quién es hijo.
No sería una mala idea apropiarme del mocoso para tener a Belinda. Ella sería capaz de saciar mis más bajos instintos para que no lastime al niño.
Más que volver a encerrarla deseo casarme con ella para atarla a mí eternamente. La quiero a mi disposición todas las noches y obviamente quiero que me dé hijos.
Si ya lo hizo con el idiota de Fernando, yo no merezco menos.
Sin embargo, ya he hecho el trabajo durante los últimos meses y no ha habido resultados. Quizás debería conseguir alguna droga para aumentar su fertilidad sin que la dañe por supuesto.
—¡Qué me miras! —Pregunta el mocoso insolente
—Cuida tu tono conmigo, mocoso. ¿Qué haces aquí?
Él me ignora y prosigue jugando.
Definitivamente, este niño necesita mano dura, ya veré que hacer con él.
—¡Cómo tienes el descaro de presentarte acá! —Olga me lanza una mirada asesina
Reí fuerte—Tú hablando de descaros, fuiste mi maestra tía.
Ella se acerca a Aarón y deja un beso en su mejilla también recoge los juguetes y se los entrega.
—Ve a jugar a tú cuarto mi vida ahora te alcanzo y miramos una película.
—Si abuelita —Él asiente y se marcha
Reí fuerte lo cual creo que hizo enfadar a mi ex suegra.
—Ahora eres una dulce abuelita Olga. Te recuerdo los Emails o el cheque para el aborto de ese mismo niño.
—¡Cállate que Fernando te puede oír! ¡Qué quieres Diego!
—¡Así como los Emails tengo mucha información sobre mi padre y tú!. Si intentas algo contra mi Edward se enterara de todo.
—¡Humillaste a mi hija maldito infeliz, pero tengo presente que no puedo hacer nada en tu contra!
—¡Diego! —Cuando alzamos la vista nos percatamos de que Mariana está bajando las escaleras.
—Mariana yo….
No logré terminar la frase porque ella estrechó su mano en mi mejilla debo admitir que me dolió el golpe.
—¡Cómo pudiste Diego! ¡Me dejaste por una muerta de hambre que no vale nada! ¡Me humillaste frente a nuestras amistades!.
—¡Calma Mariana! ¡Mantén la cordura!
—¡Mamá como puedes decirme eso!. ¡Cómo puedes estar del lado de él!.
Ella no deja de gritar como la histérica que es y por ello Olga le pega una cachetada para que entre en sí.
—¡Mamá!
—Tus berrinches me están partiendo la cabeza. Eres una mujer y debes aprender a controlarte. Los dejo para que hablen. —Es todo lo que dice antes de alejarse.
—Lo siento —Le pido disculpas para que deje de chillar, su llanto me pone los nervios de punta.
—Unas disculpas no arregla nada. ¡Porque con ella!.
—Simplemente ocurrió Mariana. De verdad no quise lastimarte, espero que tú y tu padre puedan perdonarme.
—¡Todo es por la empresa verdad!.
Negué con la cabeza —Es por nuestra buena relación
—Aunque me ruegues nunca volvería contigo. No perdonaré esta humillación.
—Es todo lo que dice antes de alejarse.
No pude evitar reír fuerte porque aunque me pagarán nunca regresaría con esa demente y frígida, ahora mi objetivo es Belinda.
Cuando salí de la mansión me percaté de que mi celular está vibrando. El número es el de Mario y por ello me decidí a responder.
—¡Tienes noticias de mi mujer!
—No ha llegado al lugar que me indicó, tal vez no regrese.
Reí —Créeme Belinda irá a ese asqueroso barrio. Ella nunca olvidaría a su familia. Vigila la casa de su abuela y de su amiga en cuanto la veas la atrapas y la llevas al sitio que te indiqué sin violencia por favor.
—Como diga, lo mantendré informado. —Es todo lo que dice antes de cortar la llamada
—¡Maldito infeliz! —Cuando me voltee me percaté de que Fernando está bajando de la camioneta acompañado de Tamara—¡Cómo te atreves a venir a mi casa!.
—Vine a ver a tú hermana, primito.
—¡Maldito cínico!
—¡Ya déjalo Fer! —Tamara ejerce fuerza en su brazo —¡No vale la pena!
—¡Lárgate, antes de que te rompa la cara!
—Aunque te duela tendrás que verme todos los días en la empresa, te recuerdo que llevamos la misma sangre.
—Eso lo hubieras pensado antes de traicionarme.
—Nos enamoramos y no fue nuestra intención herir a nadie. —No dejo de reír —Ya comprobaste con ese vídeo quien es el mejor de los dos, durante estos meses filme varios. Diría que no salimos de la cama en varios días, ahora entiendo tu obsesión con ella es puro fuego en la cama.
En ese instante él se suelta del agarre de Tamara con un empujón y me lanza un puñetazo en el rostro, creo que el infeliz rompió mi nariz.
Intente devolverle el golpe, pero él bloqueo mi mano con su brazo, sin embargo, en mi segundo intento logré romper su labio luego intente pagarle una patada, pero esté logro lanzarme al suelo para golpearme con puñetazos y patadas.
—¡Fernando! — Exclama Tamara pero él la ignora
—Nunca debiste meterte con lo más importante en mi vida. Te romperé el alma.