Chapter Capítulo 133
Belinda
Siento el dolor mas inmenso que he sentido en mi vida. Mi respiración está agitada y mi abdomen me duele.
Me aferré a la mano de Fernando la cual está entrelazada con la mía.
—Mi amor tú puedes hacerlo.
Cuándo voltee la vista me percate de que también Emiliano se encuentra aquí acompañado de mi partera y algunas enfermeras quienes la asisten.
—Vamos Bell —Me anima Emiliano
Ejerzo presión en la mano de Fer y comienzo a pujar con todas mis fuerzas, llevo más de media hora intentándolo sin obtener resultados.
Mi presión se subió a las nubes cuando escuché ese disparo, pero gracias a Diosito mi esposo resultó no herido sino Tamara quien recibió un disparo en el pecho el cual fue mortal.
De hecho dos policías están esperando a Fer para que de su de los hechos, pero él les aclaro que no se perdería declaración el nacimiento de sus hijos.
Salí de mis pensamientos cuando escuche un llanto. En ese instante observe que la partera tomó entre sus brazos a un bebé pequeño y se lo entrego a Fernando entre sus brazos mientras corta el cordón umbilical.
Él acercó al pequeño a mi lado y me percaté de que su pequeño cuerpecito tiene un tono rojo, está repleto de cabello oscuro y sus ojos son color azul.
—Nuestro Maxi—Tome su pequeña manita
—Bien papás deben llevar al bebé a observación y debemos proseguir con el parto.
Luego de unos cinco minutos de un gran esfuerzo logre dar una luz al segundo bebé. Debo admitir que fue más doloroso que el anterior.
—¿Qué es? —Pregunto emocionado
—Niña —Me responde Emi con una sonrisa dibujada en su rostro.
La doctora le entrego a nuestra hija a mi esposo y está la cerca a mí. No sé quien está llorando mucho más, la bebé, Fer o yo.
Observó que sus ojos son una mezcla entre verde y marrón como lo tenía mi madre y ahora lo tengo yo. Está cubierta de cabello oscuro y su piel es pálida como la de Fer.
—Nuestra princesa pequeña ¿Cómo la nombrarás?
—Elizabeth
—Elizabeth y Maximiliano Valencia Galván.
***
Acabo de despertar hace más de diez minutos y de inmediato solicité que me traigan a mis pequeños.
Quien me está acompañando es Ángela junto con mi tío quienes están cargando a Maximiliano quien fue el primero en alimentarse mientras yo alimento a Elizabeth.
Mi pequeña Ellie es bastante glotonsita.
Los conozco hace un par de horas y siento que se han convertido en mi mundo enteró.
—Ver a Ellie es como ver a Sara —Dice mi tío con orgullo
Reí —Si es hermosa
—Y este campeón no se queda atrás —Ángela deja un beso en el cabello de Maxi
—Afuera se están peleando por verte, Belly.
Fuimos interrumpidos cuando entra mi esposo con el pobre de John y otro empleado quienes están cargando varios globos y osos de peluche. Fer por su parte trae un ramo de rosas y lo coloca en la mesita.
—¿Cómo están mis amores?. —Él deja un beso en la mejilla de Maxi para después acercarse a nosotras y dejar un beso en mis labios y en la frente de Ellie.
—¡Es una glotona!
—No tiene a quien salir —Bromea —Tengo dos noticias, Meg y Aarón te envían dibujos y te están preparando un pastel junto con Gabriela; y papá adelanto su vuelo.
—Muchas felicidades, pero ya me tengo que ir —Habla Ángela
—Muchas gracias por venir a los dos.
—Estaré muy al pendiente de mis sobrinos y tú —Mi tío deja un beso en mi mejilla luego saluda a Fer y le entrega al bebé.
—¿Estás feliz? —Le pregunté
—La felicidad no se parece a lo que siento. —Él deja un beso en la mejilla del dormilón
—¿Ya declaraste?
—Así es y me ayudaron las cámaras de seguridad
—¿Tamara está bien?
Él niega con la cabeza —Murió de camino a la clínica, la bala impactó en su corazón.
—No puedo decir que lo siento.
—Esa demente ya está pagando todo el daño que nos causa, princesita.
—No quiero pensar en que algo les hubiera ocurrido. Seven tan inocentes y vulnerables.
—Nada les ocurrirá a nuestros pequeños—Él deja otro beso en mi mejilla —Los cuidaré muy bien a los tres, bueno cinco.
Reí —Eres consciente de que tienes cuatro hijos. Te esperan noches sin dormir ni sexo.
—Eso ya lo veremos, princesa.
***
Ha sido el mes más agotador de toda mi vida, los mellizos no me permiten dormir por las noches y mis niños quieren jugar durante las noches.
Toda la familia está feliz con los nuevos integrantes y principalmente mi papá, quien adora a Ellie por su parecido con mi mamá, la considerando la princesita de la familia después de Meg.
También a Maxi lo adoran por tratarse de un bebé amoroso y tranquilo, se parece muchísimo a su padre y por ello él lo presume.
Ella está feliz con los pequeños, pero Aarón sigue siendo muy celoso porque él siempre ha sido muy posesivo con nosotros.
En este instante me encuentro paseando a los pequeños en el carrito junto con Mariana quien pasea a Ariel.
—Maxi ya se durmió —Ella ríe
—Si mi pequeño es un dormitorio, en cambio, Ellie es todo un caso.
—Ari era mucho más llorón a su edad—Ella ríe
—¿Cómo estás con la negativa de la apelación?
—Devastada, pero intentaré ser fuerte por mi hijo
—Ánimo, nunca te preguntó qué hacías en la empresa con Emi.
—Estamos apoyando a la fundación de Catalina y él fue el representante mientras estaban de luna de miel.
—Solo es eso. Cuando estoy cerca de Emiliano me miras como cuando estaba cerca de Diego.
Ella ríe —Debo admitir que es muy guapo, por alguna razón mi bebé lo adora y me doy cuenta de que Emiliano es un hombre maravilloso, no me es indiferente.
—Pero…
Ella interrumpe—Pero se derrite cuando te mira y no quiero volver a pasar por lo mismo que con Diego además yo nunca olvidaré a Ariel a pesar de que posiblemente no salga en muchos años de prisión.
—Te entiendo.
Fuimos interrumpidas cuando nos percatamos de que alguien se está acercando a nosotras y ese alguien me saludo con un beso en los labios.
—Creí que trabajaron hasta tarde.
—Tome un descanso para mis tres bebés —Él se agacha a la altura del changuito y deja un beso en el dormido Maxi y Ellie a quien carga en brazos.
—Fer no la carga, la malacostumbras.
Él ríe —Solamente será un momento, princesa.
—¡Odio que seas un cursi!.
—Mariana ya se lo pidió a papá y ahora te lo pido a ti cuida de Belinda mientras no estoy. Odio tener que viajar a EEUU.
Reí —Fer será un día, Aarón y Meg se irán de campamento en el colegio y yo y los Mellizos estaremos perfectos con la señora Gabriela.
—No entiendo porqué no quieres contratar una nana. Yo me agotó con un solo niño y tú tienes cuatro.
Reí —No me gusta tener extraños en casa.
***
En este instante me encontré amando a Maximiliano mientras descubrió mi computadora.
Me tiene horrorizada la última noticia en la cual se comunica la muerte de una mujer, al parecer encontró su cadáver en su departamento el cual lleva días allí. No se sabe si fue muerte natural, suicidio o asesinato.
Lo que más me sorprende es que esa mujer fue quien era la maestra de mis niños, la hermana del abogado de Diego y quien demandó a Fer.
Cuando Maxi termino de comer, deje golpescitos en su espalda y me asegure que este dormido ante de recostarlo en su cuna.
Me percaté de que Gabriela se acercó a mí con Ellie entre sus brazos porque ella la estaba paseando mientras intentaba que se duerma.
—Creo que ya tiene sueño, señora.
Reí —Muchas gracias por ayudarme, ya es tarde vaya a dormir Gabriela.
—¿Está segura?
Asentí con la cabeza —Creo que le cargo mucho la mano
—Yo soy la mujer más feliz del mundo al cuidar a los hijos del joven Fernando.
—Sé que le tiene cariño a la familia y se lo agradezco, pero tenemos dos niños rebeldes y dos bebés aquí, necesitamos más ayuda por ello contrataré a una niñera.
—Como usted quiera, buenas noches —Ella simplemente se aleja.
Fue muy fácil lograr que Elizabeth se duerma, pero luego de unos minutos finalmente lo logré y me dirigí a mi cuarto en busca de mi pijama para ir a la cama.
Hace ocho años no cuidaba de un bebé y ya había olvidado lo complicado que es. Pero con Aarón estaba yo sola y debía cuidarlo mientras limpiaba, cocinaba y estudiaba para no perder la beca.
En cambio, ahora recibo ayuda de Fernando y la señora Gabriela además de la niñera que contrataré.
Cuando termine de vestirme me percaté de que se escucharon ruidos en la sala lo cual me extraño.
Baje rumbo hacia la sala en busca del sonido. Supongo que uno de los cachorros entró a la casa y rompió algún jarrón.
Sentí que el corazón se me aceleró cuando observe que dos hombres encapuchados están intentando entrar por la puerta trasera.
Rápidamente, me acerqué al celular para llamar a la policía, pero esté no tiene tono.
Sin dudarlo tomé un jarrón y les apunté en cuanto ellos lograron entrar.
—Pueden llevarse lo que deseen, pero si me hacen algo oa mis hijos lo pagarán.
—Lo único que quiero eres tú —Escuche una voz en mi oído y posteriormente él cubrió mi boca con un pañuelo.
No tarde en perder la conciencia.