Chapter Capítulo 129
Me desperte acelerada y muy agitada, es como si se tratará de una terrible pesadilla, pero al darme cuenta de que me encuentro en la habitación de una clínica me percató de que todo es real.
—Mi amor al fin despiertas —Me habla papá mientras toma mi mano
—¡Dónde está Fer!
—Tranquila por favor, te hará daño alterarte.
—No deberías estar conmigo sino con el papá —Se resbalaron un par de lágrimas sobre mis mejillas —No puede ir a la cárcel, él no hizo nada.
—¡Belinda, calma o tendrán que sedarte!
Negué con la cabeza entre lágrimas
—Fernando no irá a prisión. Ya un abogado se está encargando de su caso, él me pidió que me encargué de ti en lo que se resuelve el asunto.
—Pero ¿Pasará la noche en ese horrible lugar?
—Están investigando, necesito que estés tranquila porque Meg quiere verte.
En menos de media hora terminé de vestirme y me dirigí hacia la habitación de la pequeña a quien veo mucho más tranquila.
—Mami—Ella extiende sus manos hacia mí y yo me acerqué para dejar un beso en su mejilla y estrecharla entre mis brazos.
—Mi pequeña ¿Recuerdas que ocurrió?
Ella asiente con la cabeza
—Tranquila, pequeñita, te prometo que estarás muy bien. Mañana hablaras con la Doctora Miranda ¿La recuerdas?
Ella asiente con la cabeza —Si ya hable con ella y jugamos con los peluches en la tarde.
—Si, amor.
—¿Dónde están Fer y Aarón?
—Aarón duerme en casa de mi tío y Fer está un poco ocupado, pero te manda muchos besos—Deje besos en sus mejillas —Cien besos son en total entre los que te envía Fer y el resto de la familia.
Ella simplemente ríe ante mis besos en su rostro.
—¿Cómo se porta la princesa más hermosa de esta clínica?.
Cuando nos volteamos nos percatamos de que la señora Leticia se encuentra en la clínica. Ella está acompañada de mi padre y ambos traen globos en forma de corazón y una muñeca grande.
—Se está portando muy mal—Reí —Ya me comentó la enfermera que no quiere cenar
—No me gusta la zanahoria
Reí — ¿Acaso quieres pizza en la clínica?
Ella asiente —Me quiero ir a casa
—Ya hablé con la Doctora —Me informa papá —y está de acuerdo en que Megan estará más tranquila en su casa.
La psicóloga está realizando su declaración a la policía yo creo que para mañana se resuelve ese asunto.
—Bien, ya escuchaste Meg cenas la zanahoria o no irás a casa.
—Pienso que ante la situación lo mejor es que mi nieta se mude conmigo.
Ella niega con la cabeza —Yo quiero vivir con Belly.
—No te alteres pequeñita, tú vivirás con nosotros e incluso tu abuelita puede vivir con nosotros para cerciorarse de que te cuidamos bien.
—No es eso Belinda, yo confío en mi nieto.
—Creo que todos estamos muy alterados. —Comenta papá —Arreglaré los papeles para que vayamos a la casa.
***
En este instante me encuentro en mi cama abrazada a Megan y Aarón debo reconocer que me duele la ausencia de Fernando, pero debo disimular por ellos. Cuando me preguntaron por su padre les dije que estaba en un viaje de negocios.
—Mi amor no puedes dormir
Ella niega con la cabeza —Tengo miedo, mami.
—Conmigo no tienes nada que temer, corazón.
—Pero si te pasa algo.
—¿Alguien te amenazó con hacerme daño?
—Me dijo que me llevaría muy lejos de ti.
—Eso no pasará, pero necesito que me digas quien te amenazó, amor.
—Nadie
—Pequeñita ¿Esa persona te dijo cosas malas de Fer? Por eso eres grosera con él.
—Yo quiero a Fer, pero no quiero que sea tu novio porque tu novio es mi papá.
—¿Tu papá? —Pregunté confusa
—Diego es mi papá y yo quiero que tú seas su novia así eres mi mamá.
Mi pequeña está tan confundida que habla como si Diego estuviera vivo.
Aunque debo admitir que me sorprende demasiado que ella sepa que él fue su padre.
—Amor yo estoy casada con Fer y Diego….
—Mi papi te quiere mucho y lloro muchas veces porque Fer los separo. Él me cae mal cuando lastima a mi papi.
—¿Bebé desde cuando sabes que Diego era tu papá?
—Mami siempre me decía que Diego era mi papá, pero que era un secreto. También me decía que tú eras mala y por tu culpa papi no nos quería a nosotras.
No puedo creer cuanto manipularon sus padres a esta pequeña.
—Pero después Papi me dijo que nos quería a las dos y seríamos una familia nosotros tres y Sarita. Él nos quiere Belly.
—Claro mi amor—Deje un beso en su mejilla —Ahora duerme estás muy cansada
Mentiría si dijera que logré dormir porque me siento muy preocupada al pensar que mi Fer está durmiendo en una celda.
Baje a la cocina para tomar un vaso con agua y comer una rebanada de pastel de chocolate.
Salí de mis pensamientos cuando escuche que los cachorros están ladrando como locos.
Sin embargo, un sonido en la sala me alarmó. Se escuchó como si algo se hubiera caído.
Sin dudarlo me acerqué a la sala con un bate en mano, mis pasos son lentos y cuidadosos.
Me centro en la ventana en donde los cachorros ladran en dirección hacía unos arbustos. Estaba a punto de acercarme cuando alguien tomó mi cintura y cubrió mi boca con sus manos.
No lo pensé y simplemente le pegué un puntapié al sujeto y estaba a punto de romper el bate en su cabeza cuando este grito y reconocí su voz.
—No me asesines—Me implora él
—¿Por qué me asustas de esa forma Fernando?. ¡Eres un imbécil!.
—Solamente era una broma, princesita. No te alegra verme.
Me acerqué a él y uní mis labios a los suyos en un beso efusivo el cual me correspondió bajando sus manos hacia mi trasero y cargándome entre sus brazos.
—No tienes una idea lo que han sido estás horas sin ti
—¿Cómo saliste mi amor?
—Clarisa, la otra maestra de Aarón declaró que escucho como Vanesa amenazo a Meg y además con los estudios y declaraciones de la pediatra y la psicóloga se comprobó que no ocurrió nada.
—¡Esa tipa tiene que pagar!.
—¡Le ordené a mi abogado que la demandemos! Pero no quiero pensar en este horrible día dame un beso.
Uní mis labios a los suyos en otro beso efusivo mientras él camina conmigo en brazos rumbo hacía el sofá.
—No deberías dejar la puerta abierta
—Yo la cerré
Él ríe y niega con la cabeza —Eres muy olvidadiza aunque con ese pequeño pijama te perdono todo.
Nos sentamos en el sofá y me acomodé arriba de él dejando besos en su cuello.
—Por un momento pensé que te perdería
—Nunca te desharás de mí, no quiero que te estreses. Me asusté muchísimo con tu desmayo, nena.
—Es solo estrés
Él ríe mientras lleva su mano a mi estómago —No será otra cosa
—Yo me cuido.
—Ya te he pedido que dejes de hacerlo.
—Bebé, ya tenemos dos hijos, un niño y una niña ¿Qué más quieres?
—Quiero disfrutar cada etapa de tu embarazo. Verte gorda, cargar a nuestro bebé, ver sus primeros pasos y escuchar sus primeras palabras cuando me llamé papá. Me perdí demasiado de la vida de Aarón.
—Me encantaría, pero no puedo, Fernando. Después de lo de Sarita yo no quiero otro hijo, me sentiría como si intento reemplazarla.
—No pienses así —Él lleva sus manos a mis mejillas deteniendo mis lágrimas —Si no quieres no te presionaré, tienes razón ya tenemos dos hijos y no sirvo para desvelarme
Reí fuerte —Ni para cambiar pañales. Si tanto quieres un bebé tienes a Ari o más adelante podemos adoptar, pero yo no quiero otro hijo.
***
Me desperté adolorida debido a que Fer y yo dormimos en nuestro sofá para no molestar a los niños
Me dediqué a preparar el desayuno mientras él se encarga de despertarlos.
Siento que el asco me invade al oler el jamón con el cual planeo preparar los omelette para mis hijos.
Me alejo de la comida y me dirijo prácticamente corriendo rumbo hacia el baño. No me dio tiempo de nada y simplemente vacié el contenido de mi estómago en el inodoro.
Yo no suelo enfermarme del estómago.
Las únicas veces que me sentía así de mal era cuando esperaba a Aarón.
Pero no puedo estar embarazada porque las pastillas nunca me han fallado.
Aunque a decir verdad tengo un retraso en el periodo, pero eso es normal porque no soy una mujer regular, mi periodo es un gran desastre.
Cuando termine de devolver el estómago, tome agua y cepille mis dientes repetidas veces para quitarme este horrible olor.
Regrese a la cocina y me percaté de que la señora Gabriela se encuentra terminando el desayuno lo cual le agradezco.
Es muy complicado manejar la casa sin su ayuda, pero por suerte ya acabaron sus vacaciones.
—Buenos días, señora. Le haré un té.
—Muchas gracias
Salí de mis pensamientos cuando observe que Fer baja las escaleras con Megan en su hombro y Aarón corriendo.
—Buenos días.
—¿Cómo se encuentra Joven Fernando?.
—Muy bien gracias ¿Qué tal su hija y sus nietos?
—Unos completos terremotos—Ella bromea.
—Te ves horrible —Me comenta mi cruel esposo
—Me siento muy mal, me recostaré.
—Claro —Él deja un beso en mi mejilla
Los días transcurrieron rápidamente y debo admitir que todo ha mejorado.
La escuela despidió a Vanesa y la policía ya emitió una orden de aprehensión.
La nueva maestra de los niños es un amor. Decidimos dejarlos en ese colegio porque más que fallar ellos lo que ocurrió fue algo planeado.
Como lo sospeche el ex abogado de Diego es hermano de Vanesa y pienso que ellos lo planearon aunque aún no comprendo el motivo.
A la empresa solo me presento para los asuntos importantes porque mis malestares no disminuyen y he pasado mucho tiempo con Meg quien ha estado tranquila los últimos días.
En este instante me encuentro en mi cita con la ginecóloga. La doctora me está realizando una ecografía y la verdad no comprendo el motivo.
Fer toma mi mano mientras colocan gel en mi abdomen. No pude evitar jadear debido al frío.
Me percató de que mi marido finge una sonrisa pero está molesto.
Lo que ocurre es que en un par de horas me realizarán una operación para no tener más hijos y él a pesar de que me apoya no es el hombre más feliz del universo.
—No entiendo porqué debo hacer esto, ya me había realizado todos los estudios.
—Está ecografía es para descartar una sospecha. —Me comenta la Doctora
— Se suponía que está tarde sería la cirugía.
Ella ríe —Efectivamente había programado la cirugía para esta tarde, pero no puedo operarte.
—¿Por qué no? Yo estoy segura de esta decisión y el dinero no es un problema.
—¡No seas tan dramática! ¡Tal vez hay algún problema con el quirófano! —Habla Fer mientras deja un beso en mi mejilla
—Observen el monitor
Ambos observamos la pantalla guiándonos por la flechita que se mueve en la pantalla.
Cuando entiendo de que me habla siento que mi corazón se detiene.
—Solamente veo manchas —Ríe él
—Por favor dime que no es lo que estoy pensando
—¿Mi mujer tiene algo malo? —Pregunta él preocupado
—Belinda no puedo operarte porque estás embarazada. Tienes dos meses de embarazo.
—Seguramente ese aparato está mal. Yo no estoy embarazada.
—Escuchen con atención.
Luego de unos segundos comenzamos a escuchar pequeños sonidos en el monitor.
Los sonidos son pequeños, pero los reconozco a la perfección son los latidos del corazón de un bebé.
Fernando está endiosado observando la pantalla y una sonrisa se dibuja en su rostro y yo estoy en shock.