La Obesion del ceo por Maricel98

Chapter Capítulo 101



En este instante me encuentro discutiendo con Emiliano como lo he hecho el último mes. Él nunca me entenderá ni me apoyará. Lo que quiere es que me vaya con él y Aarón muy lejos como lo planteó Fernando.

—Solamente piénsalo

—No tengo nada que pensar. Debes entender que tú y Fernando no pueden decidir mi vida. Es evidente que no queremos lo mismo, Emiliano.

—¿Estás terminando conmigo? —Me percató de que su sonrisa cambio por completo

—Si.

—No puedes terminar conmigo porque intento cuidarte. ¿Ya no me amas?. —Me mata ver la tristeza en su mirada pero debo ser fuerte

—No hay espacio para el amor en mi vida. Lo siento, pero no quiero seguir contigo.

—Belinda mirarme a los ojos y dime que ya no sientes nada—Me pide mientras toma mi cintura y centra su mirada en la mía, no pude evitar bajar la mirada.

Él lleva sus manos a mis mejillas y yo me aleje porque no toleraría que me toque sin saltar a sus brazos.

—¡Qué mierda te pasa Belinda! ¡Primero votas por Diego y ahora terminas conmigo!.¡No crees que merezco honestidad!.

—Haré todo lo posible para volver con Diego y tú me estorbas en mis planes. Querías oírlo ya lo dije, Emiliano.

—¡No puedes hacer eso, ese tipo está demente!

— Si él quisiera asesinarme ya lo habría hecho. Lo único que lograré si lo sigo rechazando es que asesine al resto de mi familia y a mi hijo. No asistiré a otro funeral.

—Amor, te juro que lo atraparemos

Negué con la cabeza —No soy tu amor ni tu novia, Emiliano Martínez. No soy nada tuyo, volveré con Diego para acabarlo.

—No puedes jugar con ese tipo es muy peligroso.

—Ya no me importa no hay nada que él me pueda hacer.

—¡Te acostarás con él! —Me pregunta mientras ejerce fuerza en mis brazos

—Si es necesario lo haré. Por ese motivó no podemos estar juntos, no lo soportarías.

—Encontraremos otra forma de hacerlo pagar.

—¿Cómo? —Reí —Apelando el juicio, ese tipo tiene comprada a la policía.

—¿Entonces que harás? ¿Serás su mujer?.

—Seré su verdugo y no quiero que le digas a nadie mis planes nisiquiera a Fernando o pondrías en riesgo mi plan.

—¿Qué le dirás a tu familia? ¿Qué te enamoraste de tu violador?.

—Ese es mi asunto, Emiliano. Quiero que te vayas muy lejos, realiza ese recorrido en los campamentos originarios que interrumpiste cuando me conociste.

—¡No me iré cinco meses, Belinda!

—Es lo que más te gusta ayudar a los necesitados. Te irás y me olvidaras, fíjate en Rubí o en cualquier otra mujer porque yo no quiero saber nada de ti.

Él furioso ejerce fuerza en mi cintura y une sus labios a los míos en un beso efusivo e intenso con el cual me quita el aire. No

—No hagas esto —Le pido mientras alejo mis labios de los suyos

—¿De verdad quieras que esté con otra? —Me pregunta repartiendo besos húmedos en mi cuello

Negué con la cabeza entre lágrimas —No quiero, pero yo no puedo estar contigo.

Él deja un beso en mi frente—Nunca te dejaré al menos que ya no sientas nada por mí. Eres la mujer de mi vida, Belinda Uriarte y nunca te dejaré sola.

—No lo hagas más difícil amor

—Para el mundo, tú y yo terminamos y nos odiamos, pero dentro de estas cuatro paredes sabemos que nos amamos.

—¡Necesito que te vayas Emiliano!. ¡Diego nunca creerá que terminamos si es de otra forma!.

—Si para mi regreso sigues con ese estúpido plan, yo mismo le diré la verdad a ese idiota y te robaré para llevarte al fin del mundo. sᴇaʀᴄh thᴇ Find_Nøvel.ɴet website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

Reí fuerte —Eres un tonto, te prometo que para ese plazo ya habré acabado con él.

***

Me desperté temprano y luego de dejar a Aarón en su colegio conduje rumbo hacía la empresa. Hoy escogí una falda color negra y una blusa color roja la cual otorga una perfecta vista de mi escote.

Al llegar a mi oficina me percaté de que alguien me está esperando y la persona no se ve para contenta.

—Tan rápido tienes el reporte de tu área Fernando.

—¡Muy graciosa! ¿Se puede saber que planeas, Belinda?

—Planeo que está compañía crezca mucho más

—¡No te creo nada!

—¿Acaso te afectó tanto que no te eligiera a ti?.

—No me interesaba la presidencia solamente me postulé por papá.

—Entonces todos felices, si me disculpas tengo mucho trabajo.

—Princesa, tú sabes que puedes confiar en mí y decirme lo que sea.

—No tengo nada que decirte. Debemos aprender a separar los asuntos personales de los profesionales y Diego es el mejor candidato.

—Está bien te creeré, pero no te quiero a solas con ese tipo.

Me dediqué a acomodar mis pertenencias en el escritorio de mi padre y al transcurrir unos minutos me percaté de que Diego abrió la puerta.

He practicado toda la noche para encontrar las palabras perfectas para coquetear con este imbécil sin vomitar.

—Te estaba esperando —Le comento mientras me levanto de mi lugar.

Él simplemente me escanea de arriba abajo sin mencionar ninguna palabra.

—Te ves bastante bien.

—Gracias —Apoye mi brazo en mi escritorio dejando caer unos lápices y luego me agache para recogerlos dándole una buena vista de mis piernas.

—Me encantan esas bragas—Murmura

—¿Dijiste algo? —Le pregunto mientras me reincorporó

Él negó con la cabeza y me dirigí a la puerta para cerrarla luego me senté en mi sofá y él me imitó sentándose a mi lado.

—¿Cuál es tu juego, Belinda?

—No estoy jugando a nada

—No me creas imbécil chiquita. No entiendo porqué votaste por mí.

—Porque hicimos buen equipo el año pasado y podemos volver a hacerlo, Diego. El área de Fernando no es la contabilidad y la tuya sí.

—Pudiste postularte.

Negué con la cabeza —Olga, tu padre y Mariana nunca votarían por mí. Aunque debo admitir que si tengo una doble intención.

—Dime —Me dice sin dejar de mirar mis piernas las cuales se encuentran cruzadas.

—He estado pensando mucho en el día del Sepelio de Sarita y admito que fui muy grosera contigo. Sé que también te dolió.

—Por supuesto que me dolió, era mi hija. —Él se acerca a mí y lleva sus manos a mis mejillas acariciando mi cabello —Era idéntica a ti

Me acerqué y le permití abrazarme reposando mi cabeza en su hombro, fingiendo sollozos.

—Ya pasó chiquita —Él se dedica a frotar mi espalda mientras deja besos en mi frente—Ese día quería abrazarte.

Limpie mis ojos y centre mi mirada en la suya.

—Estoy muy arrepentida por subirme a ese carro. Le pedí a Fernando que disminuya la velocidad, pero él no lo hizo.

—¡Ese idiota asesinó a nuestra pequeña! —Él lleva sus manos mis mejillas nuevamente —Él estaba muy celoso y desato su ira contra ustedes dos.

—Todo fue mi culpa, si me hubiera quedado en la hacienda ella estaría viva.

—Ya no pienses en eso —Él me sienta arriba de su regazo comenzando a abrazarme y frotando mi espalda.

Siento asco al sentir como inhala el aroma de mi cabello y sus manos acarician mis piernas de arriba abajo.

—Sigues siendo tan suave, Belinda.

Él lleva sus labios a mi cuello dejando besos efusivos allí mientras sube mi falda manoseando mi trasero y apretándolo.

—Eres hermosa

—Te extraño

Cuando mencioné esas palabras comprendí que cometí un error porque él se alejó de mí y se reincorporó del sofá.

—¿Qué ocurre? ¿Ya no te gustó?.

—No soy Idiota, Belinda. Me coqueteas y permites que te toque, es evidente que planeas algo en mi contra.

Negué con la cabeza —Diego la verdad es que te extraño muchísimo y comprendí que me equivoque mucho contigo cuando solamente me has amado.

—No te creo nada

—Quiero que lo intentemos, pero que está vez las cosas sean diferentes. Sin violencia, ni gritos, ni peleas, como una pareja normal.

Él ríe —Me prendes muchísimo, pero no soy imbécil ¿Dime que es lo que quieres?.

—A ti y estoy dispuesta a hacer lo que sea para probarlo.

—Entonces desnúdate ahora mismo

—Alguien podría entrar

Él ríe —Sabía que eres una mentirosa, Belinda. No creo que hayas dejado a esos idiotas que se babean por ti.

—Nunca le perdonaré a Fer que me quito a mi hijo y Emiliano se irá del país. Yo pienso que está enojado conmigo.

—¿Por qué? —Pregunta curioso

—Porque no he aceptado acostarme con él.

Se dibuja una sonrisa en su rostro y él toma mi cintura—Júrame que nunca has sido de otro

—Cuándo él intento tocarme no deje de pensar en ti.

—Ese imbécil ni nadie te tocará porque eres mía, Belinda.

Uní mis labios a los suyos en un beso efusivo y salvaje el cual él me correspondió con la misma intensidad deslizando su mano desde mi cuello hacía escote y manoseando mi pecho derecho.

—Si estás mintiendo me las pagarás, chiquita.—Él vuelve a dejar besos en mi cuello mientras lambía mi mejilla efusivamente —Quiero que está noche me demuestres que eres solamente mía

—Esta noche

—Pero quiero un adelanto bombón—Él prácticamente me empuja al sofá para acomodarse arriba mío dejando besos en mis labios mientras adentra sus manos en mis bragas masajeando mis partes

—Todavía me duele la cesárea, Diego.

Él ríe —Seré muy delicado, pero está noche serás mia todas las veces que se me antoje Belinda. Si no me permites cogerte no te creeré una palabra. — Espeta antes de volver a unir sus labios a los míos

***

En este instante me encuentro completamente desnuda enredada en las sábanas de la cama, limpio mis lágrimas de mis ojos e intento tranquilizarme.

—Ya pasó, amor —Me dice Emiliano mientras me abraza y simplemente apoye mi cabeza en su pecho desnudo

Sé que a pesar de que no lo dice está muy molesto conmigo.

Él deja besos en mi frente mientras acaricia mi espalda desnuda.

—De verdad lo siento

Él deja otro beso en mi frente —No necesito hacerte el amor para que seas mía, Belinda.

Me siento muy frustrada porque el preparo una gran cena romántica para los dos.

Nos besamos y bailamos luego nos quitamos la ropa, pero en el momento del acto le grite que no me tocará y obviamente él se detuvo como el caballero que es.

No entiendo por qué no logró entregarme a él sin pensar en Diego y sus abusos. Deseo demostrarle cuanto lo quiero.

—No sé que me pasa

—Es lo más normal del mundo, nena. Lo que viviste no es nada fácil de superar. Sé que tienes miedo, pero yo nunca te lastimaría ni te obligaría a nada que no quieras.

—Sabes que no es porque no te ame.

—Lo sé, mi vida ¿No deberías ver a Diego está noche?

Negué con la cabeza —Le dije que me vino la regla.

Él ríe fuerte —Es una excelente estrategia, pero no podrás evitarlo toda la vida y no toleraré que ese idiota te toque.

—Ya hemos hablado de eso bebé

Él se acerca a su mesa de luz y me entrega un frasco color marrón.

—Tres gotas por día serán suficiente, pero si te pasas de medida podría tener consecuencias permanentes.

—¿Estás seguro que funcionará?

Él asiente —Completamente seguro, yo mismo lo preparé.

—¿Vienes otro rato? —Extendí mi mano y él volvió a acomodarse a mi lado sin dejar de abrazarme.

Es la primera vez que duermo desnuda al lado de un hombre sin que este me haya tocado. A pesar de que no nos entregamos puedo sentir su protección y su amor hacía mi.

—Te extrañaré —Él deja otro beso en mi frente


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