Chapter Capítulo 530
Capítulo 530
Capitulo 523
Capítulo 530
Petrona sintió un nudo en el estómago, levantó la cabeza de golpey vio esa cara familiar, sus ojos temblaron un poco.
“Tu..”
Petrona estaba tan sorprendida que no pudo hablar, retrocedió dos pasos.
Su rostro se volvió pálido repentinamente.
“Oye, ¿vas a pasar por seguridad? Si no, ¿podemos pasar primero?”
“Vamos, vamos, estamos en una prisa
La gente que hacia cola detrás estaba apurándola, Petrona volvió en si e intentó liberarse del agame de Martin.
“Sueltame Sueltamer
La mirada fria de Martin era intimidante.
Cuanto más luchaba Petrona, más fuerte agarraba Martin, finalmente la jaló con fuerza
Ah-
Petrona casi se cala,
Abrió los ojos con miedo, su otra mano, por instinto, se aferró fuertemente a su vientre.
Los ojos frios de Martin temblaron por un instante, e inmediatamente abrazó a Petrona.
Petrona se agarró fuertemente al cuello de la camisa de Martin, pálida.
Selena se apresuró a su lado, habla pensado en ayudar a Petrona, pero al ver que Martin ya la habla atrapado, bajó la mano, miró a Martin durante unos segundos y luego desvió la mirada.
Todo volvió a la calma, la mirada de Martin era dificil de entender, luego se volvió tranquila.
Miró al delgado cuerpo temblando en sus brazos, frunciendo ligeramente el ceño
Petrona reaccionó, empujó a Martin, separándose de él.
Pero Martin no la soltó, levantó su muñeca y dijo friamente:
“Necesitamos hablar.”
Petrona palideció, trató de mantener la calma y negó con la cabeza.
“No hay nada para hablar”
La mirada de Martin se volvió seria.
“Hablemos del niño en tu vientre, ¿qué te parece?”
Martin fue directo al grano.
Petrona no estaba preparada para eso.
“Petrona, tú
Martin apenas empezó a hablar cuando sintió un dolor en su espalda.
Se giró y vio a una mujer de cabello blanco levantando su bastón
“Sabia que algo nos estabas ocultando! Ni se te ocurra tocar a mi bisnieto! Si te atreves a tocar a mi nuera y a mi bisnieto, pelearé contigo hasta el final!”
Petrona y Selena miraron desconcertadas, Martin cerró lentamente los ojos, una expresión de resignación cruzó su rostro, y una frialdad se apoderó de él.
“Mamá, mama! ¡Deja de golpearme!*
Una mujer elegante llegó apresuradamente, agarró fuertemente la mano de la anciana, ansiosa y angustiada
“Martin, ¿te lastimó?”
Como madre, Carla Ernán no podia soportar ver a su hijo ser golpeado, apartó a la anciana hacia un lado y empujó ligeramente a Martin.
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