Chapter 11
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Raven
Miré en pánico a todos lados, pero no vi, ni sentí a nadie.
Era como si la presencia de hace unos segundos se hubiese
desvanecido.
Si alguien estaba espiándome, entonces vio mi poder.
Un sentimiento de urgencia se prendió en mi pecho, aterrorizada de terminar, antes incluso de empezar.
En esta etapa, cada vez que forzaba a salir mi poder, me quedaba muy débil, ¡tenía que escapar ahora de este bosque!
Sena tomó el control y sus patas casi volaban sobre la hierba, a máxima velocidad, de regreso a las habitaciones de las esclavas, alertas al entorno por si alguien nos emboscaba.
Ya casi podía sentir el olor de las personas de la manada, estaba casi
a salvo…casi.
Un enorme lobo blanco salió de la nada en medio de las penumbras del bosque y corrió persiguiendo a mi loba, para luego flanquearla y obligarla a detenerse.
“Es el Alfa” me susurró asustada y temblorosa, aunque no quisiera, el imponente tamaño de este lobo hacia el doble de mi pobre Sena.
“¿Qué haces vagando por la noche a estas horas?”, la voz gélida y gruñona del Alfa sonó en mi cabeza por el vínculo de la manada.
“Yo, solo daba un paseo, Alfa” le respondí en un susurro y Sena estaba tirada en el suelo con la cabeza baja, mientras el enorme lobo blanco se acercaba amenazante paso a paso.
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ashmerickimedio del bosque? Ya van dos veces que nos ostharvelovy al parecer, siempre estás involucrada em algum dio a lesiona los que rompen las reglas” responde y la aamira edat afredetion comienza a descender.
nb me.quinecquero, con el calor que siento por mi pader, casi arme a su cuerpo cuerpo congelado y ronronear como gata.
lacanada por acunor scultar su aura que decía, “soy el puto ama
A1
PL
ta
B3E
ego
tremeció cuando camo la nariz del lobo comenzó a olisquearia
de la cabeza y jueza
ajo más a su cuello.
ica había estado en ado en
is una Omega y las tareas
periodo de celo, era muy joven, negas ambien pasaban por el
De
Me
ni
p varias veces al año, peroio. dero pude sentir su excitación y con el Alfa tambien.mbien.
rolate” intenté hacerle entrat centar a razón, pero el icho macho npletamente domina da. ninada.
I mate, supongo que es el instinto instinto de las lobas de con el más fuerte de la manadaneirana, el Alfa.
me obliga, sus feromonas, huelan derelen demasiado bien” a irro gimiendo y no precisamente da cale de dolor.
Alfa estaba prácticamente sobre nocotrasosotras.
cuerpo cubriendo a Sena y su nariz no dejaba dejaba de oler tod
CLE
Tie
tra
es
Pe
cu
bando lo senti bajando por la cola de mitotami loba.
de snuación es esta? ¿El lobo del Aita es un pervun pervertido?
al tocó el costado de Sena, como si le estuviese pidieselpidiendo an ua bocarriba, y ella lo hizo a pesar de mis advertenciestencias!is
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Vtravessode sus ojos tobunos, me encontré con los ojos sutisis del lobo
tancooter salvaje e indomable, tan dominante y fuerte.e.
Pura superenaadio
fo tambiénessaalca fascinada, atraída por el poder y la seguridad,d, que laba estanceproa ide él.
letó su peluda cobozza y pasó la lengua por la nariz pequeña de Sohama, jue lo dejaba haccolto que quisiera, mostrando la parte más sensibilele
débil de se cuernove woonftanza, su garganta y barriga.
De repente los lenguecazzos y olisque fueron bajando, no, no, no, lebajo de la suave berrian, esta ese sitio innombrable!
Me puse tan nerviosa, cices drooodić to nás absurdo del mundo, volví a ni forma hurana, justo ess passato del Alfa y completamente
lesnuda.
Tierra acaba de abrirte y hazane malito favor de tragarme.
– Alfa, yo no quise…fue un accidente no pude controlar mi ransformación – sentía un popodnese enojo llegar hasta mí, me estaba forzando a cambiar de nuewo Sea
Pero aguanté como pude su order side octosa y me quedé de ras
ubriendo mi desnudez con las manos pocoque sí, jestaba
completamente en pelotas!
Todo el pelo del cuerpo se me erizó cuanddogguna milímetros
cara.
Claramente, no le había gustado nada ni desobediencia y comenc emblar pensando si valía la pena morir poriundosi époquetazos al ibajo, al final, era Sena quien los aguantaria.
Estaba pensando seriamente en cambiar, cuando el ciocu paso
atrás.
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“¡Márchate!”, gruñó una voz entre humana y animal en mi mente.
“Alfa, yo…”
“¡Que te largues te dije! ¡Ahora!”
“¡No me desobedezcas más y ponte algo de ropa, maldicion!”, no esperé a que me lo dijera dos veces y salí corriendo, hasta el árbol donde había dejado la ropa.
Me puse todo a la velocidad de la luz y hui como alma perseguida por fantasmas o más bien, por un enorme Alfa, que me tiene con las piernas blandas y las bragas mojadas.
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