Chapter Capítulo 27
Capítulo 27
Su actitud seguía siendo ese de indiferencia, jugueteaba con los mechones de pelo que calan sobre su frente y dijo. “No pensarás que mi padre. armaria un escándalo por una empleada, ¿verdad?“.
Las palabras de Erika hicieron que el color drenara del rostro de la sirvienta.
La señorita Erika habia enfurecido tanto a la señorita Belinda que incluso su padre no podia hacerle nada. Si realmente la despedia, ¿cómo iba su padre a pelear con la señorita Erika por ella?
Ese trabajo tan cómodo y bien remunerado lo consiguió con una oportunidad muy preciada, no quería perderlo así como asi
En ese momento, sus ojos se llenaron de lágrimas y rápidamente empezó a disculparse: “Lo siento, señorita Erika, yo… yo no lo hice adrede“.
Erika la miró por un momento y decidió no seguir culpándola, Simplemente tomó los cubiertos y continuó comiendo, no le importaba lo que los demás pensaran..
Ni siquiera le dirigió una mirada a Fidel.
Nadie sabia que, al descubrir que Belinda era la hija ilegitima de Arturo, el dolor que ocultaba su aparente tranquilidad era inmenso.
Ese era su padre, que la había mimado desde pequeña, pero la habia engañado durante más de una década junto con esa otra mujer. Quizás, en su corazón, Belinda y Federico Zavala eran sus verdaderos hijos, y ella no era más que una vergüenza que le recordaba la dependencia de su familia Vivanco.
Todos pensaban que era despiadada y malvada, pero no sabian cuánto dolor ocultaba bajo esa superficie cruel.
Conteniendo el dolor y la ira en su corazón, y reprimiendo las lágrimas que amenazaban con brotar, continuó comiendo en silencio, no se dio cuenta de que el hombre a su lado la observaba fijamente todo el tiempo.
Desde que comenzó la discusión con Belinda, Fidel se habla mantenido callado.
Viéndola luchar sola, aunque parecía invencible y dominaba la situación, el pecho de Fidel sintió un ligero dolor.
Ese sentimiento era extraño para él, pero era innegablemente incómodo.
La indiferencia en el rostro de Erika parecía ocultar perfectamente su fragilidad interna, la hacia parecer invencible, Sin embargo, cuanto más era asi, más le dolia el pecho a Fidel.
“¿No vas a subir a ver?“.
Por alguna razón, Fidel hizo esa pregunta
Erika pausó por un momento mientras comia, levantó la mirada hacia Fidel con sarcasmo y soltó una risa irónica…
“Si el Sr. Suárez está preocupado, bien podría subir a ver por si mismo, nadie se lo impedirá“,
Sus finas cejas y ojos mostraban frialdad e ironia, “Si usted sube, toda su familia estaría encantada“.
Incluso, probablemente desearian que Belinda la reemplazara y se casara en la familia Suárez.
Fidel captó claramente el significado detrás de sus palabras, especialmente al ver el destello de burla inconfundible en sus ojos, lo que profundizó su enfado.
No entendia la razón de su ira, sólo escucharla relacionarlo tan despreocupadamente con otra mujer le causaba una gran incomodidad, hacia que sus palabras se volvieran imprudentes.
“La persona está enferma por tu culpa, y aun asl puedes comer, me pregunto si tu sangre es fría“,
La vida o muerte de esa Belinda no le importaba, después de todo, era una persona insignificante para él, lo que realmente le importaba era la actitud de esa mujer hacia el en ese momento.
Intentó varias veces encontrar en sus frios e indiferentes ojos aquel respeto que solia tener hacia él, pero descubrió que no quedaba ni rastro de