EI Centímetro

Chapter EI Centímetro 230



Capítulo 230

“No, es que el presidente Moreno es más astuto, tú también lo has visto, yo solo Juego por diversión.” Dije con humildad.

“Los que juegan por diversión también han sido guiados por los mores, pero tu forma de jugar no parece que haya sido enseñada por Alex, ¿quién te instruyó?” A Pol le saltó la curiosidad sobre eso.

Aprendi a jugar al billar con Sergio, él nunca me enseñó formalmente, solo observaba cuando él jugaba y luego empecé a jugar por mi cuenta cuando me aburría, Miraba cómo jugaba Sergio, así que naturalmente adopté su estilo. Después, cuando se dio cuenta de que sabia jugar, me pedía que lo acompañaral frecuentemente.

“¿Desde cuándo Moreno se ha vuelto tan chismoso, interesándose por todo?” Una

voz sonó.

No me volteé, porque conocía esa voz más que a nada. Sergio también había ido. Ese día sí que estaba animado el lugar. Se paró a mi lado, sin hacer nada más, dejándole todo claro a Pol. 1

‘Ja, ja, ya sentía yo que esta chica juega como tú. Resulta que es…” Pol se detuvo, mirándonos a mi y a Sergio de ida y vuelta.

De repente, con una expresión de haber entendido todo dijo: “Esta chica no será tu prometida de la infancia, ¿verdad?”

Hacía tiempo que no escuchaba esas palabras. Poco después de unirme a la familia Vásquez, algunos compañeros supleron que eventualmente me casaria con Sergio, y empezaron a llamarme su pequeña esposa, o su prometida de la infancia. El que inició ese rumor terminó cambiándose de escuela poco después, y desde entonces nadie volvió a mencionar esos términos.

“No te hagas el mudo si nadie te ha dicho que lo seas, ¿quieres jugar? Hoy juego contigo.” Dijo Sergio, quitándose la chaqueta y lanzándomela.

El gesto fue tan natural, como en los viejos tiempos. Lanzó su chaqueta tan rápido. que ni siquiera tuve la oportunidad de rechazarla, pero ya no iba a comportarme como una sirvienta, sostenendo su ropa toda la noche.

Me acerqué a Pablo, poniendo la chaqueta de Sergio a un lado, señalándole que saliera a hablar conmigo. Apenas salimos, Pablo fue el primero en preguntar: “¿Para qué buscas al papá de Pol? Hay gente con la que es mejor no meterse,”

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Traque el nudo que tenía en mi garganta diciendo: “No es lo que quiera, pero tengo

mis razones

Pablo iba a decir algo más, pero no lo dejé y continué “Aún no me has dicho, ¿cuál fue el resultado de tu investigación?”

Pablo me miró, su mirada se tornó más profunda, pero no me dejó con la duda, en cambio me explicó: “Investigué, el dueño actual de tu empresa es el mismo Victor, en cuanto al gran jefe que mencionabas, simplemente no existe. Sin embargo, basándome en lo que dijiste, indagué más y encontré que, cuando se fundó tu empresa hace tres años, la cuenta de Victor recibió una suma de dinero de un amigo de apellido Olivera. Así que, si el gran jefe es esa persona, no pude encontrarlo.”

¿Olivera?

Debido a Jorge, ese apellido me resultaba especialmente sensible.

“Cami.” Pablo me llamó, sacándome de mis pensamientos: “Últimamente te noto distante, ¿estás haciendo algo a escondidas?”

Regrese a la realidad y traté de calmar sus sospechas: “No, solo estoy aburrida y tengo curiosidad por algunas cosas.”

Pablo percibió que no quería hablar más del tema y sonrió suavemente diciendo: “Si necesitas algo, aquí estoy. Y…

Miró hacia la sala de billar agregando: “Pol es un tipo salvaje, pero aquí no se atreve a tanto. Si se mete contigo, llámame

“Está bien.” Respondi, justo cuando se escuchó un fuerte golpe de las bolas en la sala.

Pablo frunció el ceño, probablemente preocupado por sus bolas de billar.

Contacto, le dije: “Pablo, mejor me voy.”

“Cuidado en el camino y mándame un mensaje cuando llegues.” Me aconsejó Pablo.

Asentí y me disponia a salir cuando Pablo preguntó: “Ahora que dejaste la familia Vásquez, ¿dónde vives? Espero que no te estés alquilando, tengo muchas propiedades, si necesitas dónde quedarte, solo dilo, es mejor estar en una casa propia.”

“No te preocupes. Dije antes de irme.

De

Camino a casa, no podia da

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Olivera, la persona que había invertido en la empresa de Victor. Aunque sabía que era imposible que fuera Jorge, cuando volv y me encontré cara a cara con Jorge en la entrada del edificio, aun así lo llamé: Señor Olivera?”


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