Chapter Capítulo 7
Capítulo 7
Valentina se sentia completamente disuelta bajo su atracción fatal, como si se hubiera convertido en agua.
Mordiéndose el labio para mantenerse consciente, sabia que no podia seguir perdiéndose en los brazos de alguien en un matrimonio donde imperaba la pasión pero no el amor.
No podia permitirlo!
De repente, el celular sond, cortando la tensión en el aire.
Alejandro no parecia dispuesto a parar, pero el insistente timbre termino por afectar su animo.
Miro el teléfono y rápidamente soltó a Valentina al ver el nombre en la pantalla
Era Nieve
Antes, si alguien llamaba mientras estaban juntos, Alejandro solia rechazar la llamada y poner su teléfono en silencio.
Solo cuando Nieve llamaba, él contestaba de inmediato
Valentina escuchó cómo el contestaba con voz suave. “Estoy en casa, ella no lo hizo a propósito, no te preocupes, voy para allá en un rato“.
Valentina se sentó y comenzó a abotonarse la camisa con manos temblorosas
Alejandro colgó, se giró hacia ella y, con una sonrisa traviesa, le comentó: “Tan apurada por vestirte? ¿Tienes miedo de que te devore?
Valentina no le respondió
Alejandro extendió la mano para ayudarla con los botones “Si no quieres que siga desabrochándolos, ven a cenar
conmigo”
Recordando lo cerca que estuvieron de un momento intimo, Valentina no se negó, después de todo, resistirse parecia
inutil
En el comedor, la empleada Carmen ya habia preparado una cena exquisita.
“Señora, ha adelgazado mucho, debe comer más“.
Alejandro miró a Valentina comiendo con elegancia frente a él,
Al
char a Carmen, se dio cuenta de que Valent ha habia perdido bastante peso.
Ya de por si era delgada, pero parecia aún más desde su regreso de la prisión, con el rostro más afilado que antes.
Aparte de estar más delgada, seguia siendo tan hermosa como siempre.
Sin embargo, Alejandro no podia precisar que, pero algo en ella habia cambiado.
Carmen sirvió un pedazo de carne en el plato de Valentina
Al percibir el aroma, Valentina de repente sintió náuseas y no pudo evitar vomitar.
“Señora, que le pasal” Carmen rapidamente le sirvió un vaso de agua. “¿Se siente mal?”
“Estoy bien“, le dijo Valentina, recuperandose con dificultad, y se levantó. “Ya comi suficiente“.
Alejandro observo como se alejaba y de repente perdió el apetito.
Dejo los cubiertos y se levanto para salir
“Serlor, aun no ha cenado“.
“Voy a salir un momento“, le dijo Alejandro, poniéndose el abrigo. “La comida en la prisión es muy ligera, ella no está acostumbrada a lo grasoso, prepara algo de sopa para ella“.
Carmen asintió “Entendido”
Valentina apenas habia subido las escaleras cuando oyó el sonido del motor de un auto.
Capitulo 7
Tiró de la comisura de sus labios en una sonrisa amarga, acababa de prometerle a Nieve que iría a verla y ni siquiera terminó de cenar antes de salir. Definitivamente, era amor verdadero.
De pie frente al ventanal, vio el auto alejarse de la villa y cerró los ojos, sintiéndose agotada.
De pronto, como si una idea le golpeara, abrió los ojos de golpe y se tomó el pulso con la mano derecha sobre la muñeca izquierda.
Su pulso era firme y robusto, era un claro indicio de que estaba embarazada.
Valentina estaba atónita, no necesitaba recordar mucho para saber que había sido hace un mes cuando regresó.
Alejandro siempre había rechazado usar protección, alegando que le incomodaba, así que solia ser ella quien tomara medidas después.
Ese día, habia planeado comprar algo después de visitar
de esta, sumida en el dolor, olvidó completamente ese asunto.
Con la mente en desorden, Valentina apenas podia pensar.
Cuando finalmente se calmó, salió de inmediato.
Quela en el hospital, pero tras el repentino fallecimiento
No estaba acostumbrada a diagnosticar embarazos, así que para evitar un error, decidió comprar una prueba de embarazo.
Las dos líneas claras de la prueba de embarazo confirmaron su diagnóstico.
¡No podía creer que una sola vez sin tomar precauciones resultara en embarazo!
Valentina se acarició el vientre suavemente..
Justo cuando había decidido divorciarse de Alejandro, descubrió que estaba embarazada de él.
¡Qué ridiculo!
Сарыев