Amor Rebelde Marido ¡Ríndete a Mí! novela completa

Capítulo 29 

Elisa habia bebido demasiado y, como en un sueño, levantó sus brazos y los alrededor del cuello de Benjamin, Tio, ¿volviste?” 

puso 

“Adularme no servirá de nada” Benjamín pensó que ella estaba intentando complacerle y con el rostro frio trató de despegarla. 

“Tio, no te vayas con otra.” Elisa se acurrucó en sus brazos, levantó su rostro, acercando mucho sus caras, “¿Acaso no soy suficiente para ti?” 

Sus ojos ligeramente ebrios lo miraban, con las esquinas enrojecidas, extendió su mano para acariciar su mejilla, “He sido bastante obediente, ¿aún así no es suficiente?” 

Sus dedos eran suaves y cálidos, y el aliento que exhalaba llevaba el aroma del alcohol… 

Los ojos de Benjamin se oscurecieron, “¿No fuiste tú quien quiso el divorcio?” 

“Me siento mal.” Ella puchereó al decirlo. 

Benjamin ya no quería soltarla, la abrazó y le preguntó suavemente, “¿En qué parte siente el dolor?” 

“Me duele el corazón.” Se cubrió el pecho y murmuro, “Siempre me digo a mí misma que fue mi padre quien te manipuló, que el error fue de mi familia, que no debería culparte y que tú eres inocente. En realidad nunca quisiste casarte conmigo, por lo que no debería forzarte, pero… te odio, tio, te he empezado a odiar…” 

Su mirada era confusa mientras lo miraba, y lentamente aparecieron lágrimas en sus ojos. 

Benjamín la observaba. 

Ella dijo, “Quizás no debería haberme casado contigo hace dos años, si pudiera empezar de nuevo, preferiría escoger a alguien más…” 

“¿Escoger a alguien más? ¿Estás pensando en Santiago?” Benjamín apretó su barbilla mientras preguntaba. 

“¿Santiago?” Ella lo miró con un poco de ingenuidad, borracha como estaba, como si intentara recordar quién era Santiago, y luego se le ocurrió y sonrió, “Santiago es bastante bueno, lástima que no lo conocí antes…” 

Benjamín frunció el ceño, apretando su barbilla con fuerza hasta que le dolió. 

“Duele.” Elisa arrugó el ceño y lo miró, como si recordara lo que Aitana había dicho esa 

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Capitulo 29 

noche, su mirada se volvió fria y llena de odio. 

“Benjamin, vete al infierno!” De repente, se lanzó sobre él y le mordió el cuello. 

Dejando una profunda marca de dientes. 

Benjamin se quedó rigido y empujándola por la cabeza trató de apartarla, “Elisa, sueltame.” 

Elisa no se soltó, sino que le mordió con más fuerza, hasta que su boca se llenó del sabor metálico de la sangre. Luego le empujó, limpiándose la sangre de la comisura de los labios y riendo con desdén,.“¡Mm! Eres un hombre inútil y una basura, deberías irte al infierno.” 

El rostro de Benjamin se ensombreció aún más, y cuando ella ya estaba deslizándose fuera de la cama para irse, salió tras ella y la arrastró de vuelta. 

“Elisa, ¿a dónde vas?” Benjamin estaba furioso al máximo, la atrajo de vuelta desde la puerta. 

“Este no es mi hogar, no quiero quedarme aquí.” Elisa, orgullosa y con un semblante fiero, tenía un aire de fascinación. 

Benjamín rara vez la veía tan desinhibida y, sorprendentemente, no le disgustaba, “Este es tu hogar, simplemente estás borracha, entra.” 

“No quiero ir.” Ella se agarró al pomo de la puerta, sus ojos destellaban con ira, “Esta es la casa de un desgraciado, no la mía, así que me voy, quiero volver a Villa del Horizonte.” 

“Villa del Horizonte ya no es tu hogar.” Benjamín soltó un resoplido. 

Elisa se detuvo, “¿Villa del Horizonte ya no es mi hogar?” 

“Así es.” 

“¿Y mi papá?” 

“Está en prisión.” 

“¿Mi papá está en prisión?” Sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato, “¿Ya no tengo familia?” 

Benjamín miró las lágrimas en sus ojos, “Te casaste conmigo.” 

“¿Me casé contigo?” Elisa se repetía a sí misma esas palabras, y luego se agachó, abrazándose y empezó a llorar, “Pero tú nunca has sido bueno conmigo…” 

Benjamín la miró por un momento y luego se agachó junto a ella, “Yo tampoco me casé 

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contigo por voluntad propia.”