Chapter Capítulo 30
Capítulo 30
Clara se sintió emocionada.
Sus largos dedos deslizaban suavemente por el móvil, dudó durante mucho tiempo, pero no respondió inmediatamente, sino que lo hizo media hora después
[Lo siento, abogado Bécquer, acabo de despertar]
Por otro lado, Flynn sostenia una copa de vino, sonrió ligeramente al ver el mensaje de Clara.
“La excusa de Clara es algo adorable, pensó. No volvió a responder, simplemente disfrutó lentamente del vino tinto en su copa.
Durante los siguientes dias, Flynn no apareció, pero a veces le enviaba un mensaje a Clara, a veces era una foto o unas pocas palabras, su tono era perezoso, pero con el aire de un hombre maduro.
Clara tampoco siempre le respondia.
Pero ambos eran conscientes de la delicada relación entre ellos.
Una mañana, ella estaba en camino al trabajo cuando recibió una llamada de Flynn Dudo un momento antes de contestar: “¿Abogado Bécquer?”
Flynn estaba sentado en su carro, con un expediente sobre su regazo, eran los documentos del caso de Antonio
Al recordar cómo se habia llevado esos documentos de abogado Villas la noche anterior, Villas habia sonreido sutilmente y habia dicho: “Flynn, ¿por que has cambiado de opinión? ¿Por Srta. Castillo? Pienso que ella es una chica muy bueña, Luka realmente la aprecia.
En ese momento, Flynn simplemente sonrió y le pidió a Rayan que no le dijera nada a Clara. Dijo que necesitaba pensar un poco más.
En ese momento. Flynn revisaba suavemente los documentos, hablando con ella al otro lado de la linea: “Tengo que hacer un viaje de negocios por una semana Cuando regrese, nos encontramos, ¿vale? Tengo algo que contarte”
Clara no podia adivinar sus intenciones, pero sabia que mantener una buena relación con Flynn no le haria daño.
Solo aceptó suavemente
Flynn sintió un toque de ternura en su corazón, habló en voz baja como si hablara con una amante: “¿Por qué eres tan obediente y suave? ¿Sabes que los hombres podrian aprovecharse de eso?”
Clara se sonrojo, incapaz de decirle nada durante un rato.
Flynn se rio, ya no la molestó, colgó el teléfono, y volvió a mirar los documentos por un buen rato, esa decisión no era sólo un negocio, también implicaba su simpatia por ella, decidió considerarlo como una compensación para ella.
Por otro lado, Clara colgó el teléfono, preguntándose que iba a decirle Flynn después de una semana. Estaba tan absorta en sus pensamientos que casi olvida de bajarse del autobús Rápidamente llego a Dancing Melodies, cuando llegó, sus compañeros la miraban de una manera diferente.
Clara estaba confundida, hasta que una compañera que se llevaba bien con ella le dijo: “Clara, el director se ha enterado de que estás trabajando en otro lugar, probablemente te llamará para hablar Escuche que fue Miriam Gómez quien te delato, ambas entraron en la empresa al mismo tiempo, enseñas bien, los estudiantes excelentes vienen a ti, ella ha estado molesta durante mucho tiempo por eso, finalmente tuvo la oportunidad”
Clara se quedo atonita.
La compañera continuo hablando en voz baja, básicamente entendia que ella estaba pasando por un momento dificil. En ese momento, la asistente de la directora Diaz vino y amablemente le pidió a Clara que fuera con ella.
Clara la siguio hasta la oficina del director en el segundo piso, la asistente llamó a la puerta y dijo: “Directora Diaz, la Srta. Castillo está aquí”
“Adelante“, una voz femenina respondió
Clara abrió la puerta y entró
La directora Diaz era una mujer de unos cuarenta años, inteligente y capaz, en ese momento estaba sentada detrás de su escritorio, examinando algunos documentos Cuando Clara entro, ella le indicó que se sentara.
Clara queria explicarse, pero ella la interrumpió con un gesto: “Si, fue Miriam quien me contó acerca de tus problemas, pero elegi hacer la vista gorda porque sé que tienes dificultades en casa Pero Clara, desde ayer, cada vez más padres se enteraron de que estás trabajando por fuera, exigen que te despidamos, recibo decenas de llamadas al dial Tu tambien lo sabes, los niños que estudian en nuestras Melodias Danzantes, sus famibas son muy ricas, yo, ni siquiera el presidente, podemos permitirnos ofenderlos
Al llegar a ese punto, Clara lo entendió todo. No queria poner en apuros a la directora Diaz, quien siempre la había cuidado, y mucho menos queria quedarse aqui con descaro, asi que se quitó suavemente suplaca de trabajo, la puso sobre la mesa y dijo en voz baja: “Gracias por cuidar de mi estos
años