Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Evrie qued6 completamente sorprendida.

—TG...—

iClaramente la estaba humillando!

—Mi dinero tampoco es tan facil de ganar, ya te ofreci un precio justo, ; verdad?
— Farel dijo con las cejas alzadas.

Increiblemente, en ese momento él estaba empezando a preocuparse por los
detalles y el dinero.

El Farel que antes le soltaba cincuenta o cien mil de una vez ya no existia.
Evrie apret6 los dientes y, molesta, aceptd los 66 pesos en su teléfono.

Al fin y al cabo, dinero es dinero, y no habia razon para rechazarlo.

Después de comer, Farel se ofreci¢ a llevarla a casa, pero Evrie rechazo la
oferta.

Estaba tan enfadada que insistié en presionar el boton del primer piso del
ascensor, y en cuanto se abrieron las puertas, caminé tercamente hacia afuera
sin siquiera mirar atras.

Farel apoyado en el interior del ascensor, observé como se alejaba enfurecida y
sin querer, sus labios se curvaron en una sonrisa.

Sabia que esa gatita no seria tan sumisa, bastaba con un poco de provocacion
para que mostrara su temperamento fuerte.

Era bastante entretenido.

Evrie tomo el metro hasta la oficina y confirmé con Leandro Reyes los detalles
del viaje al extranjero. Luego, pidi6 un formulario al departamento administrativo
para llenar su solicitud de viaje de negocios.

Sus comparieros de trabajo la envidiaban mucho.

Después de todo, los beneficios de viajar al extranjero eran realmente buenos y
no todos tenian la oportunidad de ir. El Sr. Reyes seleccionaba a unos pocos
empleados destacados cada ario, a veces eran mas, a veces no habia ni uno
solo.

—Evi, no olvides a tus amigos cuando te hagas rica en el extranjero, haz un
buen trabajo en el extranjero y trata de llevarme contigo algtn dia—.

Blanca, una pasante que habia empezado con Evrie, se acerco a ella con
envidia—He oido que en Brasil hay muchos guapos y también espectaculos de
samba, tienes que ir a ver y grabar un video para mi, jquiero ver de cerca a los
bellezones y galanes extranjeros!—

Evrie se rio ante su comentario—\Voy a trabajar, no de turismo.—

—¢ Qué importa? Puedes considerarlo como unas vacaciones pagadas. No te
olvides de comprarme productos de belleza, que aqui son carisimos.copy right
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Hay que aprovechar estas gangas.—

Blanca le entregé una lista repleta de marcas de ténicos, limpiadores, sueros y
demas.

Evrie se mared solo de verla.

—¢ Vas a poder usar todo esto?—

—Hay cosas para otros comparieros también, todos saben que volveras en un
mes y me pidieron que te encargue compras.—

Evrig.. —

La generosidad de sus comparieros era abrumadora.

Doblé cuidadosamente el formulario y lo guardé, luego asintié con la cabeza—
Esta bien, os los llevaré de vuelta personalmente.—

—iQué grande eres!—

Blanca le dio una palmadita en el hombro, sonriendo contenta.

Evrie siempre habia sido amable y trabajadora, siempre dispuesta a ayudar, por
lo que era muy querida por sus comparieros.

Excepto Linda, que al principio no la queria mucho.

—Bueno, vamonos, nos espera el hospital. —

Evrie miré la hora y, recogiendo un montén de documentos, los abrazo contra su
pecho.

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Ese dia tenia que ir al hospital para
traspasar su trabajo a Blanca, quien

se haria cargo del proyecto en su
ausencia. The content is on
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Ambas eran pasantes y tenian las mismas responsabilidades laborales.

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En ese momento, Evrie estaba

cuidando su estémago y no podia

tomar café, pero tampoco queria
rechazar la amabilidad de Blanca.

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Un café de Starbucks era un lujo para ella y no queria desperdiciarlo.

Asi que, aprovechando la hora del almuerzo, se llevé su café al departamento de
medicina interna en el tercer piso.

—Adelante.—

Evrie abri6 la puerta y lo vio recostado en su silla de cuero detras de la mesa de
examen.

Era la hora del almuerzo y tenia las piernas cruzadas, jugando perezosamente
con su teléfono.

—Doctor Farel, jbuenas tardes!—

Evrie mostré una sonrisa inocente, con un tono que sugeria que buscaba caerle
bien.

—¢ Qué se te ofrece?—

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Farel le eché un vistazo rapido,

apago su celular y lo dejé en el

escritorio, pero no cambio su

postura, manteniéndose

comodamente apoyado en su silla.

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